Cuando la falta de vivienda obliga a salir de Ibiza a uno de los progenitores tras una separación

La abogada matrimonialista Vicenta Orquín Roig alerta de que el precio de la vivienda en la isla imposibilita que cónyuges separados con hijos a su cargo, y sin ayuda familiar, puedan mantener dos alquileres, lo que causa que uno de ellos se marche y se rompa la relación familiar

La abogada matrimonialista Vicenta Orquín Roig, en su despacho.  | TONI ESCOBAR

La abogada matrimonialista Vicenta Orquín Roig, en su despacho. | TONI ESCOBAR / bea roselló. eivissa

«Es muy delicado emparejarse o casarse en Ibiza si no eres de aquí». Son palabras, tajantes, de la abogada matrimonialista ibicenca Vicenta Orquín Roig (Ibiza, 1972), con varias décadas de trabajo en la isla a su espalda. La letrada alerta de que el precio de la vivienda en la isla de Ibiza está dificultando no sólo la llegada de profesionales de todos los ámbitos laborales, sino que obliga a huir a aquellos que deciden separarse con hijos menores a su cargo y con consecuencias mucho más graves: romper familias.

La abogada matrimonialista, que además es mediadora familiar, asegura que en los últimos años, «especialmente tras la pandemia» provocada por el coronavirus en 2020, precisa, las separaciones con menores en la isla de Ibiza suponen un «problema social» porque se quiebra la unidad familiar y se «destrozan familias».

La mayoría de casos que llega a manos de Vicenta Orquín son parejas, con hijos menores, procedentes de otros lugares de origen. Parejas que se han asentado en la isla y que, tras algunos años, han formado una familia. Una vez que deciden separarse o divorciarse, uno de los dos cónyuges se ve obligado a abandonar la isla porque es imposible soportar dos alquileres, con la duplicación de gastos -suministro de agua, luz y otros- que supone tener dos viviendas. «Y es gente que cobra buenos sueldos, algunos son funcionarios públicos», detalla.

Dos sueldos de 2.000 euros

Se trata de parejas, insiste Orquín, que tienen recursos económicos garantizados. De hecho, calcula que una pareja con dos hijos, con dos sueldos de 2.000 euros, no puede vivir en la isla separados y manteniendo dos viviendas. Y aquí, la letrada hace una precisión: «Da igual si se han juntado o se han casado porque en el momento en que hay hijos, el procedimiento es exactamente el mismo. En caso de no estar casados, al proceso se le llama adopción de medidas entorno a los hijos menores, pero es igual de delicado que contraer matrimonio», insiste.

Orquín asegura que en la mayoría de los casos de separación en los que ha trabajado es la madre la que abandona la isla junto a los menores para iniciar una nueva vida en su lugar de origen o donde se encuentre su familia. Aun así, señala que también tiene casos de madres que se van de la isla, mientras los hijos se quedan a cargo del padre porque son conscientes de que la vida que tendrán en Ibiza será «mucho mejor para ellos».

Después, en los periodos vacacionales, que coinciden con la temporada alta de la isla, estos niños se trasladan con la madre y sus familiares, mientras el progenitor se queda en la isla para trabajar.

Las separaciones con menores suponen «un problema social» en Eivissa. | L.W.

Las separaciones con menores suponen «un problema social» en Eivissa. | L.W. / bea roselló. eivissa

El peor, el que se queda

Orquín señala que cuando uno de los dos se marcha de la isla, quien peor lo pasa es el que permanece en Ibiza «porque se queda solo y en una habitación, en una casa compartida, porque si no los números no salen». Quien se va, suele regresar a su ciudad de origen, donde puede contar con ayuda familiar y donde los precios de la vivienda o los costes de vida no son los de la isla.

«Eso supone que el que se queda aquí, si quiere ver a su hijo, debe hacer un desembolso de 500 euros», como mínimo, para un desplazamiento de poco más de 24 horas, relata la letrada. El menor, por contra, si se desplaza a la isla para ver a su progenitor lo hace en ocasiones contadas, si lo hace, al haber perdido la bonificación de residente, por un lado, y, por otro, por disponer únicamente de una habitación y no de una vivienda.

Pero su experiencia como abogada matrimonialista no queda solo en aquellas situaciones en las que uno de los cónyuges se va de la isla. Hay otros casos en los que las parejas han decidido dividir la vivienda, tabique mediante, para poder mantener la residencia en la isla. Son casos puntuales y después de que las medidas fueran aceptadas en sede judicial.

Coches a medias

En otros casos, y dentro del ámbito del régimen de separación, la letrada incluye el uso del vehículo familiar. Es decir, el coche familiar también es disfrutado según los días estipulados y así se evita el tener que duplicar gastos con la compra de un segundo vehículo.

La abogada se muestra pesimista ante la situación que se vive en la isla de Ibiza y por la subida constante del precio de la vivienda, y advierte de que la situación imposibilita mantener un núcleo familiar unido. «Con estas situaciones en las que uno de los cónyuges reduce la visitas al menor, al final lo que queda son relaciones distanciadas y difíciles de mantener», apostilla.

Para la abogada Vicenta Orquín, se deben buscar soluciones para que las familias asentadas en la isla puedan seguir viviendo, aunque separadas, con sus vástagos y «sin tener que ir ahogados por los precios».

La mediación familiar como pilar para buscar lo mejor para todas las partes

La letrada Vicenta Orquín habla de forma apasionada de su trabajo, pero lo hace con disgusto y frustración cuando explica algunos de los casos que tiene sobre la mesa y en los que uno de los integrantes de la pareja se ve obligado a abandonar la isla. Orquín se indigna cuando se refiere al alto coste de vida en Ibiza y Formentera y los alquileres que se ofertan. Aun así y tras tantos años de trabajo y de casos vistos, siempre apuesta por llegar a acuerdos y buscar la mejor solución para todas las partes, aunque asegura que, a veces, es «muy cansado» porque es mucha la energía que requiere para entender todos los puntos de vista. Con el tiempo se ha adaptado a las nuevas casuísticas de sus clientes para encontrar una salida óptima en una situación desagradable como es una separación. Asegura, sin ningún tipo de alarde, que llega a acuerdos en un 90% de casos. Su vocación por la abogacía debe llevarlo en la sangre y es que su abuelo, Antonio Roig, fue el primer fiscal de Ibiza, además de ser hija de procuradora y sobrina de letrados.

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