Profesores de Ibiza: «Es una vergüenza que quitar el móvil tenga que ser una ley»

Consideran «exagerados» los castigos

Varios jóvenes usan su teléfono móvil a la salida de la jornada escolar. | TONI ESCOBAR

Varios jóvenes usan su teléfono móvil a la salida de la jornada escolar. | TONI ESCOBAR / Miguel González

El Govern Balear limitará al máximo el uso de los teléfonos móviles en los centros escolares públicos y concertados. El conseller de Educación, Antoni Vera, anunció esta medida hace dos días después de reunirse con la Mesa del Alumnado, en la que se encuentran estudiantes de los consejos escolares de diferentes centros educativos de Balears. La idea es que la medida entre en vigor durante este curso escolar después de publicar el borrador en febrero. En los institutos no se habla de otra cosa.

«La mayor parte de centros públicos ya hace tiempo que estamos aplicando medidas, cada uno dentro de su reglamento», explica Pere Prieto, jefe de estudios adjunto del instituto Sa Serra de Sant Antoni. Los alumnos tampoco creen que la nueva normativa vaya a suponer un gran cambio. «Será siempre lo mismo: te lo quitarán si te lo ven y a las 14 horas, cuando salgas de clase, podrás recogerlo», reflexiona el estudiante Manuel F.

Prieto recuerda que la primera medida que tomó el actual equipo directivo, hace tres años, fue prohibir el uso de los móviles dentro del centro: «Lo pedían muchos profesores», dice. El también profesor de Música reconoce que la aplicación de la norma es compleja porque algunos chicos van al lavabo para encender sus teléfonos. Naiara F., otra alumna asegura que los jóvenes «van a seguir utilizándolos fuera de la vista del profesor», por lo que opina que, en este punto, la norma balear «no es demasiado útil».

Uno de los profesores del centro, que prefiere no identificarse, se muestra tajante: «Es una vergüenza que quitarle el móvil a un alumno tenga que ser una ley». El jefe de estudios adjunto asegura que esta normativa «viene a reforzar lo que hacemos desde siempre, que el teléfono se use con autorización de los docentes».

Una chica se acerca el móvil al oído. | M.G.

Una chica se acerca el móvil al oído. | M.G. / Miguel González

Jaume Vidal, jefe del departamento de Catalán se muestra conciliador con los dispositivos móviles: «Se puede hacer un uso supervisado por parte del profesor. No tiene por qué prohibirse». Apunta que los chromebooks también pueden causar distracciones y que, si los alumnos no tienen ningún contacto con la tecnología, también puede distraerse: «Es imposible que un alumno esté 50 minutos atento». Acerca de estos dispositivos, el profesor de Biología y Geología Toni Ribas defiende que están demasiado presentes y que «es lo siguiente que limitarán».

Estefan B., estudiante del instituto, argumenta que la iniciativa puede ser positiva, pero destaca que los castigos por la infracción son «muy exagerados». Propone que los profesores «se queden los teléfonos durante la hora en la que están dando la clase y que lo devuelvan después». Manel T. apunta que la norma autonómica «no sirve, porque si no nos entretenemos con el móvil, será con cualquier otra cosa». Sin embargo, Prieto opina que la atención y concentración del alumnado «han mejorado sustancialmente» desde la aplicación de la norma interna del centro.

El alumno Mateo F. señala un efecto negativo de retirar el dispositivo a quienes lo usen durante las clases: «Si el alumno no está con el móvil en el aula, hablará con el compañero. Será más molesto para el profesor porque oirá voces mientras explica».

Ella, otra alumna, recuerda que, en una ocasión, necesitó contactar con sus familiares: «Es verdad que podrían llamar los de secretaría a casa, pero si no hay nadie, me hubiese quedado aquí sin poder volver». Entonces, razona que los alumnos deberían poder llevar teléfonos, aunque «sin sacarlo en las clases» y añade que deberían notificar a los profesores si deben contestar alguna llamada durante la jornada escolar.

Un adolescente habla por el teléfono. | T.E.

Un adolescente habla por el teléfono. | T.E. / Miguel González

Estefan B. añade que no todos los usos de los dispositivos electrónicos deberían sancionarse como el caso de que se consulte la hora: «La idea de hacer que nos concentremos está bien, pero se debe hacer de otra manera». Prieto indica que otros centros obligan a los padres o tutores del alumno al que se le ha retirado el móvil a que lo recojan y que les avisan si un mismo estudiante comete en reiteradas ocasiones la misma infracción.

Ciberacoso

Además, una de las malas prácticas que esta medida pretende evitar es el ciberacoso. Prieto destaca que, en muchas ocasiones «son cosas que pasan fuera, pero que afectan a la vida de aquí» y que, en la mayoría de las casos, lo solucionan con conversaciones con los implicados: «Le hacemos ver al alumno lo que ha hecho mal». El jefe de estudios adjunto comenta que los estudiantes cada vez están más concienciados «de la responsabilidad de interactuar en estas plataformas», aunque reconoce que siempre hay casos: «Al final, son adolescentes y se equivocan, pero lo intentamos resolver de la manera más educativa posible».

Manuel F. subraya que no se ha encontrado ningún caso de este tipo hasta el momento: «No creo que ocurra en este centro por lo menos». Estefan B. opina: «Es cuestión de tener una buena actitud, que la mayoría la tiene. Tenemos suficiente edad para ayudarnos a través de un grupo de whatsapp enviando información o ayudando con los deberes».

Otro punto que se pretende paliar con esta medida del Govern es el uso de la Inteligencia Artificial en las pruebas escolares. «Es una herramienta que está disponible. Aunque los chicos no usen el móvil, pueden acceder por el chromebook y otros dispositivos», comenta Prieto. Sofía C. también señala que «se puede usar con el chromebook, que tiene cosas desbloqueadas porque no podíamos hacer ciertas actividades que necesitan investigación». «Se usa bastante y cada vez más», añade.

Algunos docentes en la sala de profesores del instituto Sa Serra de Sant Antoni. | M.G.

Algunos docentes en la sala de profesores del instituto Sa Serra de Sant Antoni. | M.G. / Miguel González

El jefe de estudios adjunto destaca que, por el momento, «se detecta fácil. Se ve cuando un nivel de redacción no se corresponde con un alumno de cierto nivel». Matiza que anteriormente ocurría lo mismo con la información que los estudiantes plagiaban de Google o Wikipedia. Lamenta que los jóvenes «no pueden citar las fuentes porque no saben de dónde viene la información que usan ni si es fiable».

Por último, está la cuestión de que la limitación del uso de estos dispositivos es un tema más social que educativo, ya que pueden intervenir otros factores, como el ambiente familiar. Naiara F. opina que esta normativa autonómica puede ayudar en este punto, porque «en el aula el profesor te da la explicación buena. En casa, si no estudias porque estás con el móvil, es tu problema». Prieto afirma que las familias «saben cómo funcionan sus hijos y qué medidas tienen que tomar con ellos. Queremos que el tiempo de clase sea lo más aprovechable posible».

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