problema social de la vivienda u crece el número de personas sin hogar

El número de personas sin hogar atendidas por Cruz Roja en Ibiza crece un 41% en un año

La organización reclama acabar con los prejuicios y estigmas que rodean al sinhogarismo

Espacio preparado para dormir de una persona sin hogar en Eivissa.

Espacio preparado para dormir de una persona sin hogar en Eivissa. / J.A.Riera

La Cruz Roja ha atendido este año a 494 personas sin hogar en Ibiza. Unas cifras que suponen un incremento del 41% respecto al año pasado, cuando se atendieron a 350 personas sin techo. Que haya casi medio millar de personas que no tengan un hogar no significa que todas vivan en la calle, aclara Mary Castaño, coordinadora insular de Cruz Roja: «Hay una gran fluctuación. La gente se va moviendo y va de un espacio a otro. Además, el sinhogarismo es un concepto que va más allá del hecho puntual de dormir en la calle».

Según los datos que manejan los trabajadores y voluntarios de Cruz Roja en base a su experiencia personal a pie de calle, la furgoneta de la Unidad de Emergencia Social que diariamente ofrece comida a las personas que duermen en la calle en Ibiza ha atendido durante este año a una media diaria de 50 personas. Una cifra que se incrementa hasta 60 durante los meses de verano y con picos puntuales de hasta 80 personas. «Ha habido noches en las que no hemos tenido suficiente sopa para todos», admite Silvana Carrillo, trabajadora social de Cruz Roja Ibiza y técnica del área dedicada a la atención de personas sin hogar.

El sinhogarismo crece, pese a que no haya la percepción de que duerma más gente en la calle. «Ahora disponemos de las 56 plazas del centro de baja exigencia de Sa Joveria, a las que hay que añadir las otras 14 plazas de pernocta de la Zona de Primera Acogida que gestionamos en Cruz Roja. Eso son 70 personas que ya no pasan la noche al raso», explica Castaño.

Tener un techo donde dormir ya es una gran ayuda y supone un alivio para quien ha sufrido la demoledora experiencia de pasar la noche en la calle. No obstante, el objetivo es que las políticas vayan más allá y no sean solo un parche para solventar una situación límite.

Nuevos perfiles y realidades

Según los datos que maneja Castaño, el 10% de las personas atendidas por Cruz Roja son mujeres -«una cifra que crece año tras año»- y la principal novedad de 2023 ha sido la llegada de 150 saharauis para trabajar durante la temporada turística y que han sufrido la exclusión residencial. Contrariamente a lo que se suele pensar, que cuando aumenta la pobreza es durante los meses de invierno porque no hay trabajo, Castaño señala que es justo lo contrario: la pobreza y la exclusión residencial aumentan en verano.

«Hay más trabajo, pero hay menos viviendas porque muchas personas son expulsadas de sus casas para alojar a los turistas. La gente que se encuentra sin techo aumenta cuando empieza la temporada turística», explica la coordinadora insular de Cruz Roja.

Castaño pide también que se rompan las barreras y los prejuicios que todavía sufre la gente sin hogar. Así, señala que la solución que usualmente se les propone, y es que se busquen un trabajo para que luego puedan pagarse un lugar en el que dormir, hay que plantearla de una manera diametralmente opuesta.

«Primero viene el techo y luego el trabajo», explica: «¿Cómo puedes encontrar un trabajo si estás en la calle? ¿Cómo puedes pasar una entrevista laboral si no tienen un lugar donde ducharte, si no puedes limpiar tu ropa? Primero hay que tener techo, te dignificas, y luego eso te permite acceder al mercado laboral».

La coordinadora insular de Cruz Roja ofreció esta información a preguntas de Diario de Ibiza durante las primeras jornadas insulares de sinhogarismo que celebró ayer esta organización, y que se desarrollaron a lo largo de todo el día en el auditorio de la Escuela de Turismo de Ibiza.

«El sinhogarismo es la expresión más terrible de la pobreza. Sin recursos, sin una red social que les ampare, estas personas son la diana perfecta del odio y viven situaciones de violencia», explica Castaño, quien considera necesario que se considere el derecho a un techo como «un derecho humano más».

Un primer paso en la lucha contra este terrible realidad es despojar la mirada de tópicos y prejuicios: «Tenemos en la mente a ese señor en un banco con un tetra brick de vino, y se suele decir que quien está en la calle es porque quiere, o porque bebe. Esta es una visión contaminada de prejuicios». Y recalca una verdad inapelable: «Nadie quiere ser un sinhogar».

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