El canto al optimismo de Neus Planells Molina tras sobrevivir al covid

Cuesta creer que Neus Planells Molina haya decidido, a sus 80 años, dejar de lado muchos de los compromisos que asumía para dedicarse más tiempo y disfrutar de la vida. Ella misma bromea con este cambio de rumbo cuando repasa su agenda para los próximos días. Ofrece charlas en institutos sobre cómo se vivían las fiestas de Navidad cuando era niña, este sábado participa en un recital colectivo de poesía, debe elaborar la salsa de Nadal en la Llar Ibiza, asiste a la Universitat Oberta per a Majors (UOM), está enfrascada en un nuevo libro y en pocos días presenta otro, ‘Diario de mis avatares con ese bicho’.

La presentación de este último trabajo, editado por Sonya Torres, se llevará a cabo el próximo 21 de diciembre en Can Ventosa, a partir de las siete de la tarde. Además, solo una hora después, será una de las autoras homenajeadas en el recital ‘Poesia per acabar l’any’, junto a Julio Herranz y Josep Marí. Una vez más, parece que la hiperactividad es inherente a ella.

«He aprendido que debo tomarme la vida con más calma, pero no sé si sabré después de tantos años con tantas cosas a la vez», confiesa. De momento, ya ha sabido renunciar a seguir siendo presidenta del centro de mayores de Can Ventosa y vicepresidenta de la UOM, aunque sigue en la directiva de la Llar Ibiza («no me dejan ir», bromea).

Incomunicada y entubada

La razón de su giro vital se debe a un par de achaques, de los que se ha recuperado satisfactoriamente, como un derrame o un covid que la dejó ingresada casi dos semanas en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Policlínica Nuestra Señora del Rosario y del que, en los días más graves, temía que no saldría. «Estaba incomunicada y entubada, ni siquiera podía hablar por teléfono ni con las enfermeras porque me ahogaba», recuerda. Cuando superó los momentos más graves, le pasaron a una sala, también en la UCI, donde ya podía moverse para lavarse, «pero fueron unos días durísimos».

"He recibido muchos golpes a lo largo de la vida y siempre he sabido salir adelante"

Postrada en la camilla, su única vía de escape era el papel y el bolígrafo con los que pudo escribir su diario. A pesar del drama que sufría, su relato escapa del victimismo y está enfocado en clave de humor, salpicado de recuerdos, evocando muchos otros tropiezos de los que salió bien erguida y cargado de una optimista vitalidad. Además de la crónica del ingreso, el libro cuenta con la aportación de la ilustradora mallorquina Ángela González.

«He recibido muchos golpes a lo largo de la vida y siempre he sabido salir adelante. He ayudado a mucha gente que, en esos momentos, se hunde aún más y no sabe levantarse por sí misma. Este mismo objetivo es el que pretendo con el libro, sobre todo ahora que los jóvenes parece que con cualquier cosa ya dicen que no pueden más», destaca.

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