Los comerciantes aplauden el regreso de la Fira d’Estocs a Vara de Rey

La feria celebra su undécima edición en el céntrico paseo de Vila con actuaciones musicales, actividades infantiles y veintidós puestos de distintos comercios con todo tipo de chollos

Un euro por una gorra, cinco por una camiseta o doce por prendas que habitualmente costarían mucho más en cualquiera de los comercios de Vila que ayer participaron en la undécima edición de la fira d’estocs en una alegre jornada en Vara de Rey.

La migración del evento, que en las ediciones anteriores se había celebrado en la plaza Antoni Albert i Nieto, fue aplaudida tanto por comerciantes como por los clientes, que se acercaron con curiosidad a los 22 puestos participantes desde las 11, cuando arrancó la venta de gangas, hasta las 18 horas.

«Nosotras alargaremos todo lo que podamos», comentaba Irene ya desde por la mañana al otro lado de la mesa de su puesto, llena de artículos de decoración, complementos artesanales y prendas de su antigua tienda de ropa vintage ‘La chica de ayer’. Un grupo de música amenizaba el ambiente e invitaba a acercarse a todo aquel que pasara por allí. Irene atendía a los clientes junto a su madre, también expropietaria de un comercio en Vila que ya echó el cerrojo. «Como participábamos en la feria cada año, el Ayuntamiento nos ha dejado un puesto para poder liquidar todo el stock sobrante que teníamos», explicó.

Deshacerse del stock sobrante o parado en el almacén fue uno de los principales motivos por los que los comerciantes acudieron ayer a Vara de Rey a ofrecer chollos a los paseantes o turistas. Ana, dueña de la tienda Pictro de moda y calzado, con 35 años de historia, asistió con esa intención: «Es una oportunidad para vender, rentabilizar y comprar cosas nuevas», aseguraba la dependienta, que lleva acudiendo a la feria unos «cinco o seis años».

Muchos otros, en cambio, casi todos propietarios de comercios abiertos durante todo el año, vieron en la convocatoria una oportunidad para «darse a conocer» como negocio y conseguir captar a la clientela. Es el caso de Cristina, que regenta una tienda ubicada en Dalt Vila con precios «bastante elevados», por lo que ayer quiso rebajar un poco las cifras de sus etiquetas y ver si atraía a alguien interesado en las prendas importadas de la India o hechas a mano que vende.

Por el momento, la cosa va por buen camino. «Son las once y cuarto de la mañana y ya ha venido bastante gente». No es la única que lo piensa. Ana confiesa que al principio estaba «un poco reacia en cuanto al tema organizativo» porque en el espacio del bulevar la gente iba «a propósito para comprar». Sin embargo, al poco rato de que arrancara la feria ya podía asegurar que el cambio de emplazamiento había sido «positivo». «Está bien porque hay más gente de paso, mucha viene a mirar, pero al final hay algunos que pican», comentaba la comerciante.

Tanto residentes como turistas se apuntaron ayer al plan de la feria, algunos premeditadamente y otros de forma improvisada, como Ruena, una alemana que se bajó por la mañana del crucero ‘Queen Elizabeth II’, que atracó ayer en Ibiza, y camino a visitar el castillo pasó por delante de los puestos. «Si veo algo bonito me lo compro, ¡Claro que sí!», aseguró. Manuel, un joven que reside desde hace poco en la isla, tampoco sabía hasta ayer de la existencia de la feria: «De momento no he comprado nada pero hasta las seis tengo tiempo de sobra, quiero ver si encuentro una camisa estilo africano de esas anchas», comentaba. «Hay buenos precios, sobre todo si los comparas con los que tienen normalmente las tiendas en Dalt Vila», añadía.

Afluencia de gente

María, encargada de una tienda de textiles situada en la calle bisbe Abad i Lasierra, era la primera vez que participaba en la feria y se animó, en esta edición, «porque se celebraba en el paseo de Vara de Rey». Los clientes también se mostraban contentos ayer con el traslado del evento. Rosario y Rafael, una pareja de ibicencos que siempre intenta visitar la fira, son de la opinión de que se trata de un lugar «más alegre»

Laura Planells, concejala Comercio y Mercados de Vila que asistió a la jornada, comentó que desde el equipo de gobierno decidieron celebrar este año en Vara de Rey porque en el otro enclave «faltaba un poco de vida».

«Las ferias de mi infancia se hacían todas en Vara de Rey y era una manera de volver a recuperar esa tradición», añadió. No obstante, la concejala informó de que esta ubicación no es fija, sino que existe la posibilidad de que de cara a las ediciones venideras se vuelva a celebrar en el bulevar o en cualquier otro sitio.

Por otro lado, ayer se celebró, simultáneamente y con el objetivo de «retroalimentar» ambas zonas, la Fira d’Ocasió en el marco del 150 aniversario del Mercat Vell, con el propósito de que los comercios de la Marina con stock por liquidar tras la temporada turística se pudieran adherir a la iniciativa desde sus propios negocios.

Para que los clientes interesados pudieran encontrar, en este caso, las tiendas con descuentos, el Consistorio dispuso carteles informativos con un QR que redirigía a un mapa con los comercios participantes señalados.

Para los más analógicos, dos miembros del equipo Acrobatic ataviados con zancos, se encargaron de acompañar a los interesados hasta la Marina durante la jornada, que también incluyó una degustación gratuita de productos locales a mediodía, actividades infantiles y los conciertos de los grupos Bluesmàfia Acoustic Trio y The Groovy Brothers.

Una temporada «buena y rara»

La feria fue también una oportunidad para dar salida al inventario que no se ha vendido a lo largo de una temporada turística «un poco más larga de lo habitual» y a juicio de algunos «buena» pero de otros, «rara».

Cristina, por su parte, valoró que en su tienda de Dalt Vila había tenido «un verano bueno» y lo mismo juzgó Ana. Aunque en su caso, puntualizó, trabajan con más gente local por lo que ahora también están «trabajando bastante». «La temporada ha ido bien, se nota que los turistas gastan menos, en ropa como mínimo», opinó’ Maria, por otro lado, confesó que la temporada no ha sido como la esperaban. «Ha sido una temporada floja, los clientes que venían siempre no han comprado las mismas cantidades. Luego hubo un parón en agosto y ahora ha habido una remontada, una cosa muy rara», terminaba esta comerciante.

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