Entrevista |

Ana Urruticoechea Arana: «En Ibiza no hay más enfermedad reumática, pero duele más»

«Antiguamente, en las consultas de Reumatología había muchos enfermos en silla de ruedas, con los nuevos tratamientos esto ya no es así»

Ana Urruticoechea,en una de sus últimas visitas a Ibiza.

Ana Urruticoechea,en una de sus últimas visitas a Ibiza. / Vicent Marí

En agosto de 2003 la reumatóloga Ana Urruticoechea Arana llegó al Hospital Can Misses con un reto: crear el servicio de Reumatología. Nacida en Bilbao y nieta e hija de médicos, optó por seguir la tradición familiar, aunque cambiando de especialidad. Tras estudiar Medicina en Leioa, hizo la especialidad en el Hospital Clínico Universitario de Zaragoza. Tras casi veinte años en Can Misses —«19 y medio», matiza— recientemente se ha marchado al Hospital Son Espases.

¿Siempre tuvo claro que quería estudiar Medicina?

De pequeña tenía muchas inquietudes. Y las sigo teniendo. Vengo de una familia de médicos, mi padre y mi abuelo paterno eran especialistas de digestivo. Durante la carrera me encantaba la inmunología y las enfermedades reumáticas. Me gustaba llegar al fondo de por qué pasaban las cosas y en inmunología se estudian mucho los mecanismos y las enfermedades autoinmunes. Me interesaba mucho y por eso estudié Reumatología en Zaragoza.

Así que lo de la reumatología también lo tenía claro.

Sí, me gustaba mucho la medicina interna y las enfermedades del aparato locomotor. Las enfermedades reumáticas que afectan a todos los órganos: corazón, pulmón, piel, intestino… Son multiorgánicas. Multisistémicas.

Cada vez que se marcha un especialista, entre los motivos se mencionan la vivienda, la lengua, la falta de profesionales... ¿Por qué se marchó usted?

Pues por ninguno de estos motivos. Me marcho tras casi 20 años trabajando Can Misses y ha sido un honor haber iniciado y creado la especialidad de Reumatología en Can Misses. Ha sido un reto. Eso, y la difusión de estas enfermedades en el área de salud. Me voy muy contenta porque tras casi veinte años luchando por los pacientes reumáticos dejo tres plazas aprobadas y un gran equipo, con una enfermera especializada. Hemos formado unidades multidisciplinares, pioneras en Balears y España, con servicios como Dermatología, Oftalmología y Digestiva. Han sido unos años muy gratificantes.

Los motivos de su marcha…

Son motivos familiares, irme no tiene nada que ver con todo eso que muchas veces se comenta. De hecho, sigo yendo a Ibiza porque tengo grandes amigos y compañeros. Surgió un concurso de traslados del Ib-Salut y por convocatoria y currículum lo gané y aquí estoy, en el hospital de referencia. Pero el motivo del cambio fue estrictamente familiar.

¿Y por qué en 2003 decidió venir a Can Misses?

Acabé la especialidad, llevábamos unos años en Zaragoza y salió un anuncio de la plaza en la Sociedad Española de Reumatología, que hace una labor fabulosa y en cuya página los pacientes pueden informarse de todo. Vi el anuncio, en el que se explicaba que no había servicio de Reumatología, había que crearlo. Era un reto. Lo afronté con muchas ganas y con mucha ilusión. Y con mucho trabajo.

Ana Urruticoechea, en 2010, en su consulta del Hospital Can Misses.

Ana Urruticoechea, en 2010, en su consulta del Hospital Can Misses. / M. C.

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¿Qué se encontró al llegar?

Unos compañeros con muchas ganas de trabajar. Estuve con mis compañeros de Medicina Interna, organizándonos con las guardias, que hacía con ellos. Y también encontré un muy buen nivel científico.

¿Por dónde empezó a crear el servicio?

Pues lo primero fue conocer un poco el hospital. El día que llegué me presentaron a todo el mundo y luego ya me puse a trabajar, conociendo un poco las inquietudes y necesidades del área de salud pitiusa. Tras conocer a los compañeros de Can Misses me presenté también a los centros de salud, a los compañeros de Atención Primaria, y me dediqué a hacer difusión de las enfermedades reumáticas, que son un conjunto de enfermedades muy complejas y muy frecuentes. De hecho, son unas enfermedades muy prevalentes en la población. En España afectan a uno de cada cuatro personas mayores de veinte años. Las más frecuentes son la artrosis, la osteoporosis, la artritis reumatoide, la artritis psoriásica, el lupus, la vasculitis, la espondiloartristis, la fibromialgia… Vemos todo tipo de enfermedades del aparato locomotor, pero también sistémicas. Y la mayoría, con dolor.

Siempre se dice que aquí las enfermedades reumáticas tienen mucha prevalencia. ¿Verdad o mito?

Las enfermedades reumáticas son muy frecuentes, pero en toda la geografía española. Por cada 45.000 habitantes hace falta un reumatólogo, nosotros ahora tenemos tres plazas asignadas, estamos en un nivel bueno, aunque siempre se puede mejorar, claro. En Ibiza lo que pasa es que hay mucha humedad, yo soy de Bilbao, del norte, donde también la hay. No es que haya más prevalencia de las enfermedades reumáticas cuando hay más humedad, pero aumenta la percepción del dolor porque aumenta la presión atmosférica al nivel de las articulaciones. Muchas veces los pacientes nos dicen que se han marchado a Castilla-La Mancha, Madrid o una zona seca y que allí les dolía menos. La percepción del dolor se modifica, pero es una cuestión de presión atmosférica, que es uno de los factores. Porque hay otros. El estrés es importantísimo, y el tabaco. Pueden desencadenar las crisis y las enfermedades.

Antes de que usted llegara, ¿quién atendía a estos pacientes?

Todo tipo de especialistas, pero fundamentalmente los de Medicina Interna y Rehabilitación o Traumatología cuando hacía falta. También hemos trabajado mucho con los endocrinos. Pero quien llevaba el eje era Medicina Interna. Así se atendía a gran parte de los pacientes y otros iban a Mallorca, al hospital de referencia, o a Barcelona. Era un abordaje como el de pacientes de otras especialidades que tampoco existían en Can Misses. Con la creación de la especialidad ya pasaron a nosotros.

¿Tuvo que pescar pacientes de esas otras especialidades?

Bueno, cuando se crea el servicio empiezan a venir muchísimos pacientes. La fuente principal fue Medicina Interna, con el doctor Gallego, que era quien llevaba básicamente estas enfermedades. Y también a través de Atención Primaria, al presentar la especialidad a los centros de salud también llegaron muchos pacientes. Hubo mucha colaboración. Además, se fueron creando grupos de trabajo multidisciplinares para estudiar los casos. Con Dermatología para la artritis psoriásica, con Oftalmología para enfermedades de inflamación ocular como la uveítis, o con Digestivo para las enfermedades inflamatorias. Muchas de ellas están relacionadas con enfermedades reumáticas, como la espondiloartritis y otras.

La reumatóloga, en 2013, en la presentación de un simposio en Ibiza de la Sociedad Española de Reumatología

La reumatóloga, en 2013, en la presentación de un simposio en Ibiza de la Sociedad Española de Reumatología / Juan A. Riera

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¿Todos los pacientes con enfermedades reumáticas pasan por Reumatología o hay casos que se controlan desde Primaria?

Bueno, existe un abanico de multitud de enfermedades. La reumatología es una especialidad relativamente joven, comparada con el resto, hasta el siglo XX no se comenzaron a definir y diferenciar las diferentes enfermedades reumáticas. Y hasta 1940 no se introdujo el término reumatólogo como especialista de estas enfermedades. Existen muchísimas, más de 200 enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas. Entre ellas las reumáticas inflamatorias, como la artritis reumatoide, la artritis psoriásica; las autoinmunes sistémicas, como el lupus, la esclerodermia… Estas enfermedades requieren un diagnóstico y un tratamiento precoz, que las vea un especialista lo más temprano posible. Existen otras, como la artrosis, que muchas veces te remiten a los pacientes para un diagnóstico preciso, para saber qué le pasa, pero que se pueden seguir desde Atención Primaria. Y luego están las osteoporosis, algunas pueden ser complicadas y otras las puede llevar el médico de familia. Las enfermedades reumáticas inflamatorias son las importantes por su enfoque. De hecho, la Sociedad Española de Reumatología ha organizado dos simpósiums y ahora va a hacer otro sobre estas enfermedades (espondiloartritis, espondilitis anquilosante, artritis reumatoide y artritis psoriásica) en las que es muy importante un diagnóstico precoz para aplicar un tratamiento precoz.

¿Cuál es la diferencia entre un tratamiento y diagnóstico precoz o uno tardío?

Antiguamente no existían los tratamientos innovadores inmunomoduladores y el diagnóstico que se hacía antes no tiene nada que ver con el de la actualidad. En las consultas había muchas incapacidades, enfermos que iban en silla de ruedas. Esto, con los tratamientos que hay ahora, ya no es así. Se consigue controlar el proceso inflamatorio y la enfermedad se sitúa en remisión, está dormida. Ése es el objetivo de los tratamientos. Que el paciente tenga una calidad de vida perfecta.

Porque no se curan, ¿no?

Bueno, con tratamiento algunas sí. Como la gota, que se ve en Atención Primaria, que es la artritis más frecuente que existe. Con un control y viendo nosotros los casos complicados, sí que se cura, pero manteniendo el ácido úrico a raya. Lo mismo pasa con las enfermedades reumáticas inflamatorias, aunque más que curarse, remiten. Luego hay otras enfermedades que progresan a brotes y entre uno y otro no llevan tratamiento. No se puede generalizar, hay que personalizar cada caso. Como se dice, no hay enfermedades sino enfermos. Son enfermedades que conseguimos controlar con tratamientos y por eso hay que hacer un seguimiento del paciente.

¿Cuesta que estos enfermos vayan al médico?

A todos nos cuesta ir al médico. Reconocer que tienes que ir, vaya. Además, hemos tenido unos años difíciles con la pandemia. Pero es muy importante identificar el problema, que si alguien tiene alguna dolencia vaya al médico de Atención Primaria, que es el eje principal de la sanidad. Una vez en la consulta es básico identificar ahí el problema del paciente. Y una vez que ya le lleva el especialista, pues pasa como con todas las enfermedades, hay que tomar conciencia de ella porque el entorno sanitario nos ayuda, pero el último y principal responsable de nuestra salud somos nosotros. Me incluyo porque todos somos pacientes en algún momento. El sistema sanitario es muy importante, pero para la sostenibilidad del sistema es importante la conciencia de cada uno de ser responsables como pacientes.

¿Qué pueden hacer estos pacientes por su propia enfermedad?

En las enfermedades reumáticas inflamatorias crónicas una vez que el paciente ha tenido la cita con el especialista es muy importante la colaboración médico-paciente. Es muy importante el empoderamiento del paciente a la hora de aplicar un tratamiento, intentar explicarle la enfermedad y los tratamientos para que sea consciente de lo que tiene. Y hay que tener muy en cuenta las preferencias del paciente a la hora de los tratamientos. El paciente, a fin de cuentas, es el que va a llevar el tratamiento y tiene que estar de acuerdo con él.

Eso favorece la adherencia del paciente al tratamiento.

Sí, eso influye. Debe haber una colaboración mutua entre médico y paciente. Y luego están las asociaciones de enfermos reumáticos, que son muy importantes. Siempre se les apoya estamos con ellas.

Ana Urruticoechea, en 2015, en una conferencia en el Club Diario de Ibiza.

Ana Urruticoechea, en 2015, en una conferencia en el Club Diario de Ibiza. / Vicent Marí

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¿En qué situación queda el servicio con su marcha?

Pues se han aprobado tres plazas de reumatólogo y tenemos una enfermera especializada de reumatología y luego están las unidades multidisciplinares, que son pioneras y que son muy importantes para el paciente. Hicimos un trabajo sobre la satisfacción de los pacientes con estas unidades y estaban muy satisfechos. El abordaje conjunto es muy importante porque es una especialidad en continuo avance y el Hospital Can Misses está avanzando mucho.

Pasó mucho tiempo sola reclamando un segundo reumatólogo. ¿Cómo se lo hacía para atender a los pacientes?

Pues como he dicho antes, con mucho entusiasmo y con mucha ayuda por parte de los compañeros de otras especialidades. Trabajo y corazón, en mi caso, van unidos. Y aunque me haya ido me llevo a Ibiza y Formentera, a los pacientes, a los compañeros y a los amigos en el corazón.

¿Le ha dado pena marcharse?

Sí. Ibiza siempre está conmigo. Es mi casa. No tengo palabras para expresar la pena. Siempre volveré.

¿Se le quedó algún proyecto a medias al irse?

En realidad hemos hecho muchas más cosas de las que imaginaba cuando llegué. Han sido años de luchar mucho, pero muy gratificantes. Me marcho muy contenta. Conseguimos, incluso, ir a Formentera. Al principio los pacientes venían a Ibiza y nos costó mucho poder ir nosotros allí, pero hace más de ocho años que vamos. Era algo que queríamos desde el principio. Es que, imagínate, los pacientes reumáticos, algunos con dolor, tenían que venir a Ibiza a veces en unos ferris con escaleras de gran altura. Les costaba venir. Hemos conseguido muchas cosas. Y todo por y para el paciente reumático.

Estando en Son Espases ¿ha visto a algún paciente de Ibiza?

Estoy recién llegada, pero algún paciente ya ha venido a saludar.

¿Ha visto muchas diferencias entre los dos hospitales?

Acabo de aterrizar. Son diferentes hospitales y diferentes áreas sanitarias, pero los pacientes reumáticos son los mismos en Ibiza, en Mallorca y en todos los sitios. Estoy muy contenta aquí y estuve también muy contenta en Ibiza.

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