Llama la atención

Que la socialista Carmen Boned, tras derogarse en el Ayuntamiento de Ibiza la ordenanza del alcohol «porque no funcionaba», asegurara que Vila se había convertido en «el primer municipio de la isla libre de alcohol» en 2018 con esta normativa. No parece que Boned pateara mucho la ciudad porque las excepciones a la ordenanza eran constantes: en las ferias medievales, en conciertos multitudinarios... incluso en un pleno municipal de la sobrasada, donde también se sirvió vino. La ordenanza tuvo más excepciones que cumplimientos mientras estuvo en vigor. Ahora falta conocer qué normativa impondrá el nuevo equipo de gobierno sobre este tema.

Que el Ayuntamiento de Sant Antoni, pese a admitir la desorganización que provocó las quejas de los vecinos de Can Bonet en la inauguración de un local de ocio, justifique el interés general que concedió a la fiesta en «la promoción» que a su juicio supone este local para el municipio y a que una parte de la entrada se donaba a una ONG. No son argumentos muy convincentes.