Hablar de la muerte tomando un café

El centro de salud de Santa Eulària acoge el primer ‘Death cafe’, un encuentro para hablar «sin juicios» sobre el final de la vida

Paola Carolina Guerrero, Verónica Berkovich y Esther Serra, tomándose un café antes de la primera sesión.

Paola Carolina Guerrero, Verónica Berkovich y Esther Serra, tomándose un café antes de la primera sesión. / asef

Sentarse, con una taza de café en las manos, a hablar sobre la muerte. Una tertulia para dejar salir, para expresar, aquellos pensamientos que en el día a día no encuentran salida. Comentar con desconocidos aquellas ideas que en casa, con los amigos, siempre encuentran un freno. Un «no hables de esto», un «déjalo, que trae mala suerte», un «para eso falta mucho», un «no quiero ni pensar en que eso pase»... Ideas, pensamientos, sobre el final de la vida que andan dando vueltas en la cabeza, tantas, que al final se enturbian y se enredan. Dejarlas fluir, compartirlas, normalizarlas es el objetivo de los ‘Death cafe’ (Cafés de la muerte) que acaba de poner en marcha un grupo de profesionales del Área de Salud de Ibiza y Formentera.

Ayer, el centro de salud de Santa Eulària acogió el primero. «La idea es organizar uno al mes», explica Esther Serra, gestora de casos de los centros de salud de Santa Eulària y Formentera e impulsora de la iniciativa, cuyo equipo, completamente femenino, completan Verónica Berkovich, Paola Carolina Guerrero, Karen Montilla y Paula Oliver, todas ellas médicas residentes de medicina familiar y comunitaria del ambulatorio de Santa Eulària.

La idea de estos cafés de la muerte, que nacieron en Reino Unido en 2004, le rondaba a Serra desde hace tiempo. «Es un movimiento social que impulsó el sociólogo suizo Bernard Crettaz. En 2010 se retomó a través de las tertulas informales que organizaban en su casa Jon Underwood y su madre, Sue Barshy», continúa Serra, que añade que en Balears la pionera de estos cafés es Glynis German. «Es una mujer increíble», apunta antes de señalar que en Ibiza la única iniciativa similar es la de Abi Bright, con quien se puso en contacto antes de ponerlo en marcha.

«Nunca se había hecho en un entorno sanitario», destaca Esther Serra unas horas antes del primer encuentro, al que asistió cerca de una docena de personas, parte de ellas sanitarias. Teniendo en cuenta que es pleno verano y que estamos en Ibiza el equipo de los Cafés de la Muerte está muy contento con la acogida del encuentro, que quieren repetir una vez al mes. En el caso de que hubiera demanda, los ‘Death Cafe’ podrían extenderse a otros centros de salud.

La dinámica es sencilla. Cualquier persona interesada puede participar en estas reuniones, en las que la conversación fluye siguiendo las reflexiones de los asistentes. Los sanitarios no son más que moderadores, matiza Serra, que insiste en que no se trata de grupos de apoyo ni se hace terapia. Simplemente se habla. Simplemente. O no tan simplemente, porque el mero hecho de poder verbalizar ciertos pensamientos, opiniones y reflexiones es un beneficio. Sana. Cura. Despeja. Aligera.

Perder miedos

«Es como si te hubieras quitado un peso de encima, como si soltaras miedos», comenta Paola Carolina Guerrero, residente de segundo año de medicina de familia de Santa Eulària. «La muerte no es un tema del que hables en tu día a día, con tus familiares o amigos, pero nosotras, como sanitarias, sí que es algo que vemos todos los días», apunta la médica. «Compartir es terapéutico, la comunicación es terapéutica», apunta Serra, que insiste en que las personas que asistan a estos encuentros no se van a encontrar con un ambiente de terapia. «Pero simplemente hablar ya es beneficioso», recalca la impulsora de la iniciativa, que detalla que las reuniones comienzan, siempre, con una ronda de presentaciones. A partir de ahí, ellos mandan. «No hay guión», insiste.

Hablar de la muerte tomando un café

Hablar de la muerte tomando un café / Marta Torres Molina

Precisamente para facilitar la asistencia, de momento no es necesaria inscripción previa. Para participar en las sesiones no es necesario estar en un momento complicado. No hace falta estar enfrentándose a ella o estar pasando un duelo. Los ‘Death Cafe’ están abiertos a cualquier usuario del centro de salud que necesite o quiera hablar de forma informal o que sienta dudas sobre el final de la vida.

Entre los temas habituales de estos cafés —«no sólo hay café, hay té, pastas...»— se encuentran el miedo a la muerte, el camino hacia ese momento, las voluntades anticipadas, dejarlo todo preparado, el dolor por la pérdida de un ser querido, la eutanasia... «La muerte sigue siendo un tabú en nuestra sociedad. Es un tema del que no se habla. Para mucha gente, hablar de ello da mala suerte», comenta Guerrero que, como varias de las residentes que participan en el proyecto, comenzaron a interesarse realmente por este tema durante un encuentro de Atención Primaria celebrado en Menorca que trataba sobre la muerte. Allí se hablaba de la importancia de crear un «espacio tranquilo» en el que la gente pudiera hablar libremente sobre el final de la vida «sin sentirse juzgada». «El simple hecho de plantearle a tu pareja, por ejemplo, que tú puedas fallecer es tabú, no puedes expresarlo», indica la residente.

«Es algo más de la sociedad actual que de antes», reflexiona Verónica Berkovich, residente de tercer año, que continúa: «Antiguamente era un tema que se trataba de forma más natural, se velaba en casa y los niños asistían a los funerales». «Ese no hablar de la muerte es algo reciente y de la sociedad occidental. Un antropólogo seguro que lo explicaría mejor, pero está relacionado con la sociedad de consumo y con el hecho de que no interesa aquello que no es productivo. Las sanitarias destacan la importancia de planificar ese momento: «Dejar claras las voluntades anticipadas, tener en cuenta cómo quieres que sea ese proceso, tus deseos para ese momento, no dejar las cosas al azar».

Preparar la muerte

La sanitaria explica que mucha gente siente inquietud al pensar en la muerte que, recuerda, «no siempre sucede de un día para otro», sino que es un proceso sobre el que hay que tomar decisiones. «Los estudios dicen que un tercio de las consultas de Atención Primaria son por cuestiones psicológicas, y de éstas, una cuarta parte están relacionadas con la pérdida y con el duelo», destaca la enfermera gestora de casos, que alerta de que un duelo puede convertirse en patológico.

«Existe un miedo a la muerte», repite Guerrero, que recuerda que «todos» vamos a llegar a ella. Antes de esta primera sesión, el equipo de los Cafés de la Muerte organizó «un encuentro piloto» con sanitarios y uno de los temas que surgió fue cómo algunas mujeres, al ser madres, es cuando sienten realmente ese miedo a la muerte. «A morir ellas o a que les pase algo a sus hijos. Pero es un miedo que no pueden exteriorizar», apunta. En esta misma situación se encuentran personas jóvenes cuando plantean esta posibilidad a su familia: «Les dicen que no hablen de eso, que aún les quedan muchos años de vida por delante como para hablar de la muerte».

Aunque las tres sanitarias repiten en varias ocasiones que no se trata de encuentros de terapia, como pueda ser un grupo de apoyo, sí reconocen que, con sus conocimientos, pueden detectar si alguno de los asistentes se encuentra mal y necesita ayuda. «En ese caso intentaríamos reconducir la situación y derivarle al recurso o el profesional más apropiado para que le ayude.

Además de ayudar a los usuarios, otro de los objetivos de estos Cafés de la Muerte que acaban de ponerse en marcha es seguir profundizando en la «humanización» de la atención sanitaria, en romper la barrera que existe entre los profesionales y los usuarios, continúa la impulsora de esta iniciativa. Las integrantes del equipo reconocen que ellas mismas, que están en contacto con la muerte en su día a día, se quedaron «impactadas» en aquel encuentro en Menorca en el que fueron realmente conscientes de la importancia de hablar de la muerte.

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