Sant Antoni vive el ocaso del tradicional periodo de ayuno del islam

En el municipio hay actualmente alrededor de 1.500 musulmanes, más trabajadores que han venido de manera temporal | Muchos de ellos han acudido durante este mes de «purificación» a la Mezquita El Fath para realizar los cinco rezos diarios

Ángela Torres Riera

Ángela Torres Riera

Abdelilah y Adil conversan en la puerta de la Mezquita El Fath, situada cerca de Caló des Moro. Llevan 36 días en la isla. Han venido desde Mataró para trabajar de pintores en la obra de un hotel que prepara su apertura para la temporada. «Trabajamos entre 10 y 11 horas cada día», explica Abdelilah, de unos 40 años. «Se nos hace un poco largo porque ahora llevamos sin comer desde las 5.30». Es martes 18 de abril y el reloj toca las 20.37, quedan dos días de Ramadán. Los tonos rosáceos y malvas del atardecer vislumbran que se acerca el iftar o momento de romper el ayuno. «Ahora me voy», exclama Adbelilah, «Yallah» (vamos) le dice a su compañero haciendo un gesto con la mano.

Uno de los musulmanes que frecuenta el centro de culto, leyendo en el interior

Uno de los fieles leyendo en el interior del lugar de culto / Á.T

Acaba de terminar el cuarto rezo del día, el Maghrib en árabe, que ha tenido lugar hoy a las 20.35 horas en esta zona concreta de la isla y del Mediterráneo. El ritmo de la gente que entra y sale de la mezquita aumenta. Frente al acceso al interior, una pila de zapatos se arremolina sobre una alfombra oriental descolocada a las faldas de una estantería que reúne pares perfectamente alineados. Muchos se calzan de manera torpe y apresurada. «Es mala hora para hablar porque todos queremos ir a comer», explica uno de ellos. Otros, degustan sentados sobre el suelo, tras largas horas, la harira que tradicionalmente quiebra el periodo de ayuno en Ramadán y que ofrece la comunidad islámica a todos los musulmanes del municipio.

Abdellatif Ben Ali, proveniente del norte de África y uno de los organizadores de la comunidad, invita a pasar. Informa de que en tres cuartos de hora se celebrará el Isha, el quinto rezo de la jornada y también el que más fieles reúne (alrededor de 300 hombres) en Sant Antoni, según añade el secretario de la comunidad islámica del municipio, Farid El Bouhdidi.

En cuanto a las mujeres, disponen de otra sala a la que se accede por una puerta situada en la parte trasera de la edificación y donde entre rezo y rezo no hay muchas personas. «Vamos a estar un buen rato», anuncia un niño sonriente y vestido con chilaba que las acompaña. Otra de las niñas, indica gestualmente que para entrar las mujeres tienen que llevar hiyab.

Momentos antes del quinto rezo del día durante el Ramadán

Momentos antes del quinto rezo del día durante el Ramadán / J.A.RIERA

Apps para rezar

Se escucha, en las inmediaciones del lugar de culto, un intercambiado «Salam» entre los musulmanes que se van y los que llegan, muchos cargados con botellas de agua que servirán para satisfacer la sed acumulada durante el ayuno que practican desde el pasado 23 de marzo cuando empezó el Ramadán. Desde entonces, durante todos los días los seguidores de Alá rezan cinco oraciones al día: el Fahr, al amanecer, el Dhuhr, a mediodía, el Asr, por la tarde, el Maghrib al atardecer y el Isha al anochecer.

Para no caer en la imprecisión, Mohamed cuenta con una app que le chiva cada día la hora y el minuto conciso del rezo en paralelo el minutero general de la mezquita, cuyo tic tac anuncia el principio de una de las últimas oraciones de hoy y también de Ramadán, que tocará a su fin, siguiendo el calendario lunar, la madrugada del 21 de abril.

El secretario de la comunidad explica cómo estas fechas varían cada año y cómo hay, en el periodo de ayunas, tres etapas significativas. «Ahora estamos en los últimos diez días, los de la salvación y la oportunidad», detalla. «Esta recta final se caracteriza porque el Corán establece en ella la noche del decreto o del destino que cae en una fecha indeterminada dentro de los días impares de la última decena», específica. «En esa noche, que se puede advertir por algunas señales (que haya luna llena, por ejemplo), la recompensa de los creyentes es mucho mayor», continúa, «por lo que la adoración y la intensidad de las costumbres dictadas por la religión islámica se acentúan».

La puerta de madera diseñada siguiendo la arquitectura árabe sobre un marco de piedra al estilo ibicenco, deja escapar el sonido de los primeros versos coránicos, pronunciados en una mezcla de árabe clásico y darija, el dialecto magrebí de la lengua. «En España, la mayoría de musulmanes son de origen marroquí, aunque también hay muchos argelinos y algunos mauritanos», dice El Bouhdidi. «Desde la comunidad intentamos crear un ambiente de acogida, para que todo el mundo se sienta en su hogar», indica. También explica que el Corán, libro sagrado del islam, se lee de manera lineal y de modo que el principio y el final coincidan con el inicio y el fin de Ramadán. «Si se termina antes, como ahora, volvemos a empezar».

Los musulmanes durante una de las oraciones en la mezquita de Sant Antoni

Una de las oraciones en la mezquita de Sant Antoni / J.A.RIERA

"En Marruecos se pasa mucho peor"

En Sant Antoni, hay alrededor de 1.500 musulmanes, de los que el 60% son hombres y un 40% mujeres, según datos del 1 de enero de 2022 del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Aunque muchos de los que frecuentan la mezquita han nacido en la isla y otros llevan aquí años, algunos de los que celebran la costumbre en Ibiza han venido a trabajar o están de paso. Javier Jabir, de la región de Casablanca, ha venido a ocupar un puesto en la obra, algo «duro» durante el ayuno. Aunque considera que en Marruecos, por el calor, «se pasa mucho peor». Sidi Mohammed, del Sáhara, comenta que hay varios días en que se puede continuar con un ayuno voluntario que él no va a hacer porque aquí también lo pasa mal en ese sentido, aunque en «abril mucho mejor que en agosto», valora.

Mohamed Boujattouy, habitante en la isla desde hace años, dice que la experiencia de hacer Ramadán en Ibiza para él es más gratificante. «Es más difícil porque el entorno no tiene las normas del islam, entonces te da la sensación de estar haciéndolo mejor», y agrega que este mes no es para él ningún «sacrificio», sólo que le faltan horas de sueño. «Es algo que se hace con alegría, sirve para estar más cerca de Dios y de la familia, para darse paz y celebrar -continúa-, además, el Ramadán deja a todo el mundo al mismo nivel de privilegios».

El viernes, esta práctica será un recuerdo inmediato de un periodo de «purificación» que se repetirá el año que viene. El Ramadán es uno de los preceptos básicos del islam, junto con el testimonio de la fe (shahada), la práctica de la oración (salat), la peregrinación (hajj) a la Meca, que se realiza, al menos, una vez en la vida y la limosna a los más desfavorecidos (zakat), que es otra de las acciones características de estas últimas jornadas. «Cuando quedan dos o tres días, recaudamos dinero para que el viernes, en la fiesta de fin de Ramadán, todo el mundo pueda comer y llevar ropa nueva», explica Mohamed.

Luna, un marroquí que llegó a Ibiza en la década de los 90 y que desde entonces ha trabajado en muchos negocios de Sant Antoni, acaba de celebrar la victoria del Real Madrid, su equipo, y se va hacia casa dando un paseo. «Necesito andar porque después de tantas horas sin comer me lleno rápido», y muestra una foto en su móvil de la comida ingerida en las horas previas: dátiles, legumbres y dulces árabes descansando sobre la mesa de su vivienda ibicenca.

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