Otro verano con obras en el aeropuerto de Ibiza

Usuarios del aeropuerto se quejan de la mala señalización a la entrada del ‘parking’

David Ventura

David Ventura

Por tercer verano consecutivo, las obras serán las protagonistas en los accesos al aeropuerto de Ibiza. Según ha confirmado AENA a Diario de Ibiza, los actuales trabajos que se están desarrollando en el párking del aeropuerto continuarán durante la temporada estival y no hay previsión de que se reduzca el ritmo de la actividad, que a día de hoy es frenética.

Las obras empezaron en el aeropuerto en diciembre de 2020 con el objetivo de derribar las estructuras existentes en el aparcamiento de viajeros y construir dos edificios -planta principal y primera planta- con capacidad para 997 plazas; la habilitación de una zona de aparcamiento exprés con 33 plazas y la construcción de un segundo edificio de aparcamiento para los vehículos de alquiler.

Otro verano con obras en el aeropuerto |

Explanada donde se levantará el edificio sur del ‘parking’. / J.A. Riera

Dos años y medio más tarde, solo se ha terminado uno de los dos edificios del aparcamiento para viajeros -el situado en el lado norte para 526 vehículos- y la zona del aparcamiento exprés. Las obras del edificio sur justo empiezan ahora. El hallazgo de restos arqueológicos, primero, y la crisis de suministros después, ha propiciado una acumulación de retrasos en las previsiones iniciales que ha provocado que se desistiera de la intención de detener las obras en verano para evitar molestias . Mantener las obras en pleno verano ya ha provocado críticas y en julio de 2021 la conselleria de Movilidad del Govern anunció que se reuniría con AENA para «minimizar el impacto visual» de los trabajos.

A causa de todos los retrasos acumulados, AENA prefiere no poner fechas para no pillarse los dedos. Así, según ha explicado un portavoz de la empresa pública que gestiona los aeropuertos, la previsión es que «las obras durarán todo el año, incluyendo los meses de verano». Los trabajos continuarán como hasta ahora «dependiendo de si se encuentran o no restos arqueológicos». Si se tiene en cuenta que en las dos parcelas adyacentes -las del edificio norte y la del aparcamiento exprés- ya se encontraron zanjas de cultivo romanas, todo indica que en la parcela donde ahora se está empezando a mover tierras también aparecerán.

Otro verano con obras en el aeropuerto | FOTOS DE J.A.RIERA

La entrada al ‘parking’ está flanqueada por vallas metálicas y maquinaria que dificulta la visibilidad de los conductores. / J.A. Riera

¿Hay aparcamiento o no?

Lo hay, pero hay que saber encontrarlo. Los actuales trabajos de la construcción del edificio sur se desarrollan en el espacio central del antiguo aparcamiento y junto a la barrera de entrada de vehículos. La abundancia de vallas metálicas, cintas que cortan el paso y maquinaria pesada entorno a la entrada, está provocando la confusión de muchos usuarios del aparcamiento que, erróneamente, creen que éste está cerrado y dejan su vehículo en la zona de párking exprés, conocida como kiss & fly.

«Cuando llegas y te encuentras las obras no te queda claro por dónde se entra. Cuando es el momento de girar, hay tanta cosa y la entrada es tan estrecha, que no parece la entrada», explica Laura González, una usuaria que acaba de dejar su vehículo y que paga la estancia en unos cajeros que, en principio, están fuera de servicio y cuyo acceso está prohibido por estar dentro de la zona de obras: «Tampoco está clara la zona vallada porque los plásticos están mal puestos. Me acabo de enterar ahora de que por aquí no se puede pasar».

Otro verano con obras en el aeropuerto | FOTO DE DAVID VENTURA

Un vehículo junto a la barrera de entrada del aparcamiento. / J.A. Riera

El hecho de que algunos vehículos entren en la zona del párking exprés por error, propicia atascos junto a la barrera de salida y la siguiente situación que narra Ángel Icardi, usuario del aparcamiento: «Tenemos diez minutos para aparcar gratis. He validado el billete pero al intentar salir me he encontrado un atasco, y al volver a pasar el tique por la barrera no me lo ha aceptado porque ya habían pasado los diez minutos y entonces tenía que pagar. He tenido que bajar del coche y volver a la máquina, provocando más atasco todavía».

Desde AENA aseguran que es «imprescindible tener en cuenta que ésta es una obra larga y compleja, y el aeropuerto, consciente de ello, ha trabajado para minimizar en todo lo posible el impacto que pudiera tener». Un trabajo de minimización que ha sido recibido con diversidad de opiniones.

«Yo no lo veo mal señalizado», comenta Pedro Soto, que ha llegado al aeropuerto a recoger a un amigo. «Me dedico a la construcción y las indicaciones que veo me parecen correctas. Lo que sucede es que a la gente la sacas de su rutina y se aturulla un poco».

«No se ve bien. Yo soy de aquí y ya me meto por inercia, pero si es la primera vez que vienes, entiendo que esto es un poco de lío», señala Luis del Barrio, otro usuario del aparcamiento. Opinión que no coincide con la de José Maestro, para quien el acceso no supone ningún problema: «Yo he llegado directo hasta aquí, no veo el problema», explica.

Las confusiones dependen también de la intensidad de la obra que se ejecuta junto a la barrera de entrada del aparcamiento. Así, ayer por la mañana, sobre las 11.30 de la mañana, cuando una máquina pesada se situó junto a la entrada, durante quince minutos solo un vehículo entró en el aparcamiento y el resto se dirigió hacia la zona del kiss & fly. Posteriormente, cuando la máquina se movió hacia el interior de la parcela, la entrada de vehículos en el aparcamiento de pago aumentó. «Es una mierda», exclama Sara Arroyo, otra usuaria, «mal señalizado, todo levantado, ¿tú crees que es normal que esto esté así cuando la temporada empieza dentro de nada?».

Sara Bosch, que está esperando la salida de pasajeros, también tiene una queja: «Hace unos días, al llegar, me encontré que la barrera estaba subida y la máquina rota. Como no había ninguna otra indicación, entré y dejé el coche. Luego, al salir, estaba la barrera bajada y no me reconocía el vehículo y tampoco tenía tique para poder salir. Al final, no tuve más remedio que pagar un día entero. Cosas que pasan», explica con resignación.

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