Abril, a la última fila del musical sobre 'Coco’ en Ibiza por tener movilidad reducida

La madre de la pequeña y portavoz de la asociación Ibiza In denuncia las trabas con las que se topan las personas en esta situación a la hora de acudir a espectáculos y actividades deportivas

Sillas en las que ubicaron a Abril en la sesión de la mañana del musical ‘Recuérdame’.

Sillas en las que ubicaron a Abril en la sesión de la mañana del musical ‘Recuérdame’. / Ibiza in

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

«No llegamos de los últimos, ni mucho menos, pero nos dijeron que debíamos ocupar las sillas de las últimas filas», explica Susana Ribas portavoz de la asociación por la inclusión Ibiza In y madre de Abril, una niña con movilidad reducida, sobre la mañana del domingo, cuando asistieron al Recinto Ferial para ver ‘Recuérdame’, el musical tributo a la popular película de Disney ‘Coco’.

No se le olvida, de hecho, la cara «resignada» de la pequeña al comprobar que, una vez más, no podía ocupar el asiento que quería. «En un espacio con butacas atornilladas al suelo lo puedo entender, no debería ser así, pero se puede entender. Pero en un lugar en el que han puesto sillas de plástico no tiene explicación», comenta Ribas, que detalla en una carta (ver la sección de opinión de este mismo diario) cómo una tarde de ilusión se transformó en una decepción más para la niña.

Por desgracia, explica, en la familia están ya acostumbrados, como la mayoría de las personas con movilidad reducida de la isla, a darse de bruces con la realidad cada vez que intentan disfrutar de un espectáculo o asistir a una competición deportiva. Pero esa mañana se toparon con tantísimos obstáculos, que ha decidido explicarlo. El primer problema, señala, es el acceso al recinto, donde el controlador, como el aparcamiento estaba lleno, les pidió que dejaran el coche en el parking de tierra.

La tarjeta de movilidad en el salpicadero del coche

«No se dio cuenta de que en el salpicadero llevábamos la tarjeta de movilidad reducida», indica la madre, que señala que tuvo que insistirle en que la pequeña no puede caminar. «Seguramente, si hubiéramos utilizado la palabra minusválida nos hubiera entendido mejor, pero ese término tiene connotaciones peyorativas y, en el siglo XXI, ya debería estar desterrado de nuestro vocabulario», reflexiona la portavoz de Ibiza In, que señala que una vez dentro del aparcamiento quedaban plazas reservadas para estas personas. Eso sí, critica la falta de mantenimiento -«están totalmente despintadas»- y de señalización: «La vertical brilla por su ausencia y la horizontal ya no se ve por el desgaste».

El problema más grave, sin embargo, se lo encuentran al entrar en el recinto, donde se celebraba el espectáculo: «Preguntamos al personal si había algún espacio reservado para personas con movilidad reducida y nos dijeron que no, que ocupáramos los asientos de las últimas filas». En ese momento, relata, vio la «decepción» en la mirada de su hija. «Veía sillas libres en las filas más cerca del escenario, pero nos decían que ocupáramos las últimas», critica Ribas, que en su carta relata, además, el mal estado en el que se encontraban estas sillas, algunas de las cuales se rompieron al sentarse.

Ribas recuerda que para esa función, como para otros espectáculos, su hija había pagado la misma entrada que cualquier otra persona. «Sin embargo, llega allí y no puede escoger dónde sentarse», indica la portavoz de la asociación, que relata que esta no es la primera vez que se encuentran con esta situación. Les pasa también, por ejemplo, en Can Ventosa, donde los únicos espacios que pueden ocupar están «completamente esquinados» e, incluso, «con alguna columna por en medio».

«Una butaca centrada, como le gusta a todo el mundo»

«No puedes, siquiera, pensar en una butaca centrada, como le gusta a todo el mundo», señala. «El último día que fuimos, además, nos encontramos con que el cuarto de baño para personas con movilidad reducida estaba cerrado, tenías que pedir la llave, esto también es algo que nos pasa reiteradamente», narra antes de hacer un llamamiento a quien dé este tipo de órdenes: «Si hay que cerrar un baño para evitar que estén todos abiertos porque no hacen falta y así limpiar menos después, que cierren uno de los normales. Cualquiera puede usar el de movilidad reducida, pero nosotros no podemos usar los otros».

La madre de Abril critica que la mayoría de las veces las únicas opciones que les dan cuando van a un recinto cultural es ocupar las últimas filas o, en algunos espacios, las primeras, pero no pueden escoger. La situación es complicada, indica, en algunas salas de cine de la isla que carecen de rampas en el acceso o que tienen el bar en la primera planta, sin ascensor, lo que les obliga, indica, «a ir siempre tres: Abril, alguien que suba a comprar las palomitas y otra persona que se quede con ella mientras».

En los pabellones deportivos de la isla la situación no es mucho mejor. Están resignados a ver los partidos «apartados» del resto del público, en un rincón de la cancha o entrando por puertas de emergencia. «No puedes estar con el resto de la afición, animando», comenta Susana Ribas, que aún apunta una complicación más, en este caso, en las fiestas al aire libre: la mayoría de las veces entre los baños portátiles no hay ninguno para movilidad reducida. Lo han solicitado a los ayuntamientos, aunque, de momento, sólo suelen encontrarlos en los actos más multitudinarios, lamenta.

«Todos fueron atendidos»

Desde el Consell de Ibiza negaron ayer que se hubiera dado esta situación el domingo en alguno de los dos pases de ‘Recuérdame’ en el Recinto Ferial. «No consta ningún incidente en este sentido, de hecho, el personal de control de acceso de coches no sólo tenía orden de dejar pasar a todos los vehículos que acreditasen movilidad reducida sino que incluso se habilitó un espacio extra que no fue necesario utilizar», afirma un portavoz de la institución, que continúa: «Respecto al interior de la sala, todas las personas con movilidad reducida fueron atendidas una por una con el objetivo de buscar la mejor opción para que estuvieran cómodas y vieran bien el espectáculo». «Todo el mundo que fue atendido manifestó estar satisfecho con el trato recibido», abunda este portavoz, cuyo relato es completamente opuesto al de la portavoz de la asociación.

El Consell asegura que coinciden las versiones del personal de Fecoev, de los trabajadores del control de acceso y de la empresa encargada de la coordinación. Sin embargo, la realidad es que Abril vio el espectáculo inspirado en la película ‘Coco’, que le encanta, desde las últimas filas. «Aunque tanto en casa como en la asociación no cejamos en el empeño de explicarle el concepto de inclusión, a pesar de su corta edad Abril conoce mejor el significado de la palabra resignación», lamenta su madre. «Es triste, pero es así», concluye.

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