Tres años del estado de alarma en Ibiza: «El día 11 ya cancelamos todo»

Quienes estaban entonces al frente de asociaciones y organismos públicos recuerdan aquellas primeras jornadas frenéticas

La avenida de Ignasi Wallis, vacía, durante los primeros días del estado de alarma.

La avenida de Ignasi Wallis, vacía, durante los primeros días del estado de alarma. / César Navarro

Isaac Vaquer

Isaac Vaquer

Tenemos un recuerdo borroso de la declaración del estado de alarma por la epidemia mundial de covid. Nos acordamos de dónde estábamos cuando nos enteramos de los atentados del 11-S o del 11-M, pero muchos no de lo que hacían aquel sábado 14 de marzo de 2020 cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, explicó que al día siguiente se tenía que quedar todo el mundo en casa.

No fue un shock. Al menos no del todo. Aquella semana ya se venía hablando de aquella posibilidad, lo que faltaba por saber era cómo se articularía.

La presidenta del Consell de Formentera, Alejandra Ferrer, recuerda que ya el día 11 se suspendieron todas las actividades en la isla y se cerraron los clubes de mayores y el centro de día «en previsión de lo que iba a pasar».

El presidente del Consell de Eivissa, Vicent Marí, relata que en una reunión en Mallorca aquella semana abogó por cerrar puertos y aeropuertos, «porque eran momentos en que los contagios se estaban disparando y teníamos la suerte de poder controlar las entradas y salidas al estar en una isla».

Fue un 14 de marzo que marcaría nuestras vidas.

«Todo fue sobre ruedas porque la ciudadanía fue muy responsable»

Lo que más preocupaba al director insular de la Administración General del Estado en las Pitiüses, Enrique Sánchez, cuando se le informó de la declaración del estado de alarma, fue cómo iba a responder la ciudadanía ante una medida tan drástica. «En Eivissa vivimos una lección de civismo mayoritariamente», recuerda el representante del Estado en Eivissa y Formentera. No era para menos. «Las medidas se impulsaron para salvar vidas» y la gente lo asumió.

A toro pasado, Sánchez dice que se ve todo muy claro, «todo funcionó» el día 15. Pero insiste en que «todo fue sobre ruedas porque la ciudadanía fue muy responsable en España». Pero el día anterior rememora que había dudas sobre cómo montar un dispositivo que garantizase el cumplimiento de las medidas de seguridad sanitaria.

Sánchez rompe una lanza en este tema tanto por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado como por las policías locales. Recuerda una enorme coordinación entre todas ellas, «fluyó tanto la organización que permitió dar una cobertura global al territorio».

También pone el acento en la importancia de la sanidad pública, que asumió sobre sus hombros el enorme reto que supuso la pandemia.

Se queda con dos lecciones tras la pandemia: «cuanto más unidos estemos mejor» y que «es fundamental poner medidas para salvaguardar a los más vulnerables» en las crisis. «Se puso en marcha un paquete de medidas inédito, con ayudas en todos los ámbitos. Se buscó fundamentalmente salvar vidas, pero también salvaguardar la actividad económica».

«Todas las prioridades de antes de la pandemia quedaron en segundo plano»

«Desde el diálogo, la unión y el trabajo conjunto» es, para el presidente del Consell de Eivissa, como hay que afrontar los problemas. Así considera Marí que se hizo en la pandemia, «tanto en el sector público como en el privado».

Recuerda la situación «aterradora» que se produjo en ese momento ante una enfermedad con un índice de letalidad muy alto. Una época «inédita» de la que se queda con el recuerdo de la colaboración entre las administraciones y los agentes sociales, siempre en positivo. «Se buscaron espacios para la gente que no tenía una vivienda, si hacían falta camas por lo que fuera los hoteles las ofrecían y hay que recordar a los voluntarios que colaboraron en tantas iniciativas», menciona.

Unos momentos de tomar muchas decisiones de una manera muy rápida, «a veces te dabas cuenta al día siguiente de que no se había tomado la medida más adecuada. La situación era tan cambiante que nos teníamos que ir adaptando por días».

Marí pone la preocupación por la salud como lo principal aquellos días. Es por ello que indica que su mayor reto fue «blindar» las residencias de mayores, para lo que «se pusieron en marcha toda una serie de protocolos» en tiempo récord.

«Había conciencia de que nos teníamos que proteger en un territorio tan pequeño»

La expresidenta del Consell de Formentera, Alejandra Ferrer, recuerda con emoción el primer caso de covid en la isla. Fue el 28 de marzo, cuando un hombre de 43 años entró en la UCI en Eivissa. Estuvo ingresado un mes. «Su ingreso lo recuerdo como uno de los momentos más duros y su salida con aplausos y la llegada a la comunidad de vecinos fue muy emocionante», detalla Ferrer.

Antes de aquel ingreso, la isla permaneció dos semanas sin incidencia de covid. «Había una conciencia muy grande de que nos teníamos que proteger en un territorio tan pequeño, en el que tenemos un hospital pero no hay UCI».

Esa dependencia de Eivissa también supuso un gran reto. «Muchos servicios esenciales nos llegan por mar y no era cerrar y ya está. Las mercancías debían seguir llegando, también los trabajadores esenciales, como los del hospital». En esta materia se alcanzó un acuerdo con los hoteleros para que estos trabajadores pudieran quedarse en la isla y no se generase un riesgo de contagio.

Recuerda también las comparecencias ante la ciudadanía que, a pesar de ser a través de internet, generaron un espacio de comunicación muy activo «con preguntas en directo de los ciudadanos para que todo el mundo pudiera trasladar sus miedos e inquietudes».

Aunque dice que es patente la necesidad de trabajar juntos y ser solidarios para afrontar los problemas tras la pandemia, Ferrer asegura ser consciente de que entre la gente hay quien ha asumido esa actitud y quien no. «Como Administración creo que hemos aprendido que existen situaciones delicadas, hay familias que viven día a día y que si se da un problema se quedan en una situación muy precaria en la que hay que actuar», explica.

«Ya en abril se hablaba de no abrir las discotecas»

Al sector del ocio, la declaración del estado de alarma le pilló en plena preparación de la temporada. «En bragas», resume José Luis Benítez, gerente de Ocio de Ibiza, que cuenta que, de todos modos, ya veía venir algo muy grande y complicado. «Amigos italianos que vivían en Asia se vinieron a Eivissa y ya asumían que era para encerrarse ante una pandemia. Mientras, otros desde Italia me enseñaban páginas y páginas de esquelas en la prensa», recuerda.

En el sector del ocio nocturno en Eivissa recuerda que había una clara conciencia de que no se podía abrir si las cosas no se aclaraban. «Dijimos públicamente que era una barbaridad lo que algunos proponían de bailar en un recuadro para abrir las discotecas». En Eivissa estuvieron cerradas casi dos años por decisión propia del sector.

Repasando las actas de las reuniones por Zoom que mantuvieron aquellos meses, apunta que en el mes de abril ya se barajaba la posibilidad de cerrar el verano de 2020. «Cuando anunciamos que el ocio no abriría, empresarios de la Península nos criticaron mucho». Benítez, en aquel momento, era el presidente de Spain Nightlife, la principal asociación de ocio.

«No nos jugábamos el nombre de una discoteca, estaba en juego la marca Ibiza», por lo que se muestra satisfecho con la decisión que tomó el sector.

«Al día siguiente, ¿quién iba a hacer el suministro de alimentos?»

Alfonso Rojo, presidente de la Petita i Mitjana Empresa d’Eivissa iFormentera (Pimeef), tiene un recuerdo muy claro del 14 de marzo de 2020. Ese mismo día falleció su madre por un cáncer. Fue un día muy difícil. «Éramos conscientes de que teníamos que seguir las directrices, pero a nivel empresarial no teníamos las cosas claras. ¿Al día siguiente nos quedábamos en casa? ¿Quién iba a hacer el suministro de alimentos?». Recuerda que tanto ese día como el siguiente hubo mucha incertidumbre.

El asunto se abordó con muchísima comunicación entre toda la cadena de suministro y las empresas y también con los trabajadores. Recuerda el problema que supuso para las empresas que podían trabajar que todos sus empleados llegasen, «porque tenían que desplazarse solos en el vehículo, no podían compartir coche y eso fue un quebradero de cabeza».

Y también que las propias fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado llamaban a las asociaciones empresariales con cada nueva medida «para ver cómo se pensaba hacer para cumplirla y colaborar para que se pudiera cumplir».

La comunicación fue la clave aquellos primeros días, muy complejos en materia de gestión. Las empresas debían contar con mascarillas, guantes, gel hidroalcohólico... en un momento en el que el suministro no era tan fluido como lo fue más tarde.

Para Rojo, aunque la sociedad no sea consciente, ha quedado un poso de conciencia de aquellos días. «¿Qué lección hemos aprendido? A trabajar juntos, saber que si tú ibas bien el que iba a tu lado iba a ir bien y así sucesivamente».

«Lo mejor de nuestras vidas puede que lo diéramos durante la pandemia»

«Antes de ese fin de semana ya estábamos con la mosca detrás de la oreja porque veíamos lo que pasaba en Italia». Consuelo López, secretaria general de CCOO en Eivissa, recuerda que para ella fue «un alivio» que se decretase el estado de alarma. A nivel laboral fue una vorágine.

Desde el sindicato decidieron que se volcarían en facilitar información a cualquier trabajador. «Llegamos a hacer jornadas de 14 horas al teléfono», recuerda. En un par de meses resolvieron cerca de 40.000 consultas.

Los famosos Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) se convirtieron en una prioridad y recibían un decreto detrás de otro: «Fueron días de mucha confusión y de muchas dudas» en las que además trabajaban en «calmar a la gente y hacer de psicólogos».

Recuerda con cariño el gran esfuerzo en equipo que se hizo aquellos días: «Creo que lo mejor lo dimos durante la pandemia», zanja convencida.

«Preveíamos que la de 2020 iba a ser una gran temporada»

El secretario general de UGT, Fernando Fernández, recuerda que tras los buenos resultados de la temporada en 2019, desde el sindicato «se preveía que en 2020 íbamos a tener una gran temporada, también en materia laboral».

Es por ello que, ante esas expectativas, la noticia del confinamiento cayó como un jarro de agua fría. «En un principio ni siquiera pensamos que la cosa fuera a más». Pero de dos semanas en dos semanas el estado de alarma se prolongó durante casi tres meses. «Fue triste, porque de un plumazo se paralizó todo y hubo gente que lo pasó muy mal».

Comenta que el teléfono «echaba humo», pero se muestra orgulloso de que fueron capaces de ir dando la información que necesitaba la gente de la isla.

Fernández destaca de ese momento la gran cantidad de medidas que se pusieron en marcha para proteger a los trabajadores y también a las empresas. «Si me tengo que quedar con algo es con el gran avance que se ha hecho en materia de teletrabajo y la importancia del otro extremo, de vivir al aire libre y evitar las aglomeraciones».

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