Medio Ambiente en Ibiza

Tras los pasos de Whak, el flamenco errante de Ibiza

El Parque Natural de ses Salines inicia la identificación de 20 flamencos gracias a las imágenes de sus anillas captadas por el naturalista Sebastián Candela. Whak ha sido el primero.

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

Apuntó con un objetivo 200-500 y disparó su cámara Nikon. De aquella toma, en la que Sebastián Candela retrató a una quincena de flamencos (Phoenicopterus roseus) que se alimentaban en uno de los estanques de ses Salines, destacaban dos aves que, con el largo cuello alzado, chocaban sus picos. Candela, exredactor jefe de Deportes de Es Diari y fotógrafo en sus ratos libres cuyas imágenes sobre lagartijas le han valido el Premi 8 d’Agost, no dio más importancia a aquellas imágenes que hizo el 31 de julio del pasado año. Era otra tanda de otras muchas capturas.

Pero Vicent Forteza, técnico del Parque Natural de ses Salines, sí se las dio un día que, hablando con Candela sobre anillamiento de flamencos, este le enseñó una de sus imágenes: «¿Tienes más como esta?», le preguntó Forteza. Y el periodista le envió casi una treintena un par de días después, todas con un denominador común: enganchadas a las largas patas de las aves retratadas había unas anillas con letras mayúsculas grabadas que, gracias a la calidad de la exposición, se podían leer nítidamente, una información «valiosísima», en palabras de Forteza.

Tras ser revisadas, desde el Parque Natural se enviaron la pasada semana correos a los diferentes centros de coordinación de anillamiento del Mediterráneo con los códigos que aparecen en esas anillas, por si alguno tenía información al respecto. El primer flamenco (y de momento único) en ser identificado ha sido Whak. En realidad, WHAK son las letras (en mayúscula) que aparecen en la anilla de PVC blanca prendida en su pata izquierda. Whak es el que en aquella foto tomada el 31 de julio de 2022 alza su cuello más alto que el otro flamenco con el que roza la punta de su pico (ver la imagen que hay a la derecha de esta columna).

Whak nació en las salinas de Macchiareddu en 2013. Fue anillado el 3 de agosto de aquel año, cuando aún era un pollo. Desde allí, Whak (cuyo sexo se desconoce) voló hasta el desierto del Sáhara argelino

El Instituto Superiore per la Protezione e la Ricerca Ambientale (Ispra) de Italia remitió raudo a Ibiza el historial de Whak: nació en las salinas de Macchiareddu (Cagliari, en la isla de Cerdeña) en 2013. Fue anillado el 3 de agosto de aquel año, cuando aún era un pollo. Desde allí, Whak (cuyo sexo se desconoce) voló, no se sabe cuando, hasta el lago salado El Goléa, en Sebkhet El-Maleh, situado en pleno desierto del Sáhara argelino. Entre Cerdeña y ese remoto paraje de Argelia hay 1.116 kilómetros en línea recta.

Whak tiene, además, otra anilla en el tobillo derecho. Es metálica, «su DNI básico, su referencia, pero no se puede leer a distancia, salvo si lo recapturas o se muere», señala el técnico de ses Salines. Las de PVC «son un avance brutal» en ese sentido, pues permiten su lectura a cientos de metros.

En el lago El Goléa, Whak fue visto en tres ocasiones. Abdelhakim Bouzid (investigador en Ornitología, principalmente de aves acuáticas, de la Universidad de Ouargla) lo avistó allí dos veces en 2015 (en marzo y en diciembre) y una en 2017 (en abril), esta última junto a Boudjéma Samraoui, otro reputado investigador de humedales argelino. Nada más se supo de Whak hasta que Candela fijó el objetivo de su Nikon en él y en su pata. Desde aquel remoto lago salado hasta Ibiza hay 940 kilómetros en línea recta.

«Gracias a la lectura de anillas podemos saber la vida y milagros de algunas aves»

«Gracias a la lectura de anillas podemos saber la vida y milagros de algunas aves», cuenta Forteza: «En este caso, gracias a la fotografía de Sebastián Candela hemos identificado a Whak». Ses Salines alberga actualmente 1.400 flamencos en el momento de máxima presencia. «Ha ido aumentando su población muchísimo en los últimos años, pero nadie se dedicaba a la lectura de las anillas. Era algo que queríamos empezar», comenta Forteza. Y lo han hecho con las fotos de Candela, que, de momento, han aportado una información muy valiosa sobre una de las 20 anillas que aparecen en sus imágenes: «Tras conocer dónde ha vivido Whak te das cuenta de que las zonas húmedas están muy intercomunicadas. A veces no tenemos en cuenta eso, que nuestros flamencos están también en Italia y en otras zonas del Mediterráneo, y que entre ellos hay un ‘servicio de mensajería’ muy bueno. No somos una burbuja. Puede que en los bosques de Alaska las aves no interaccionen con las de otras zonas. Pero en los humedales habitan aves que se desplazan bastante, de zona húmeda a zona húmeda».

El objetivo del Parque Natural de ses Salines es, precisamente, «reforzar esa información que aportan las anillas, para saber así de dónde vienen y adónde van las aves que viven en los estanques». Se conforma con que de cada 200 flamencos se logre el código de un par de anillas de lectura. Por eso, subraya, «es importante promover esa afición naturalista», como la de Candela, «y aprovecharla». Y para eso es muy importante motivar a los fotógrafos, por ejemplo, remitiéndoles la información que consigan a partir de sus imágenes: «Así se darán cuenta de que esto tiene sentido, de que su trabajo es importante porque nos aporta mucha información». Para Candela sí lo es: «Me encanta que mis fotos sirvan para hacer estos estudios. Prefiero estas investigaciones a que me paguen dinero por las fotografías. Lo digo de verdad. Para mí es muy emocionante».

«Me encanta que mis fotos sirvan para hacer estos estudios. Prefiero estas investigaciones a que me paguen dinero por las fotografías. Lo digo de verdad. Para mí es muy emocionante»

De los 50 flamencos detectados en Ibiza hace años se ha pasado a los 1.400 actuales: «En ese núcleo de población algunos son residentes. Ahora podremos saber si Whak permanece aquí todo el año o desaparece», indica Forteza, para quien «lo extraño» es que no críen en la isla pese a la cantidad que hay: «Ese incremento también se está dando en Mallorca y en Menorca, pero en Mallorca ya han criado, aun cuando allí hay muchísimos menos individuos que aquí. Algo pasa en Ibiza. Alguna molestia hay que les impide criar. Tenemos constancia de que en 2021 y 2022 hicieron nidos, pero sin éxito. Sin embargo hay comida suficiente para ellos, pues ses Salines puede albergar millar y medio de flamencos. Evidentemente, hay algo que les molesta».

Precisamente, Bouzid y Samraoui participaron en el estudio ‘Tentatives de reproduction du flamant rose Phoenicopterus roseus dans le Sahara Algerian’, realizado entre 2007 y 2017. Descubrieron que los flamencos se habían reproducido en tres parajes del Sáhara argelino: en Sebkhet El Maleh (El Goléa), justo donde vivió Whak; en Sebkhet Safioune (Ouargla) y en Chott Merouane (El Meghaier). Registraron 13 intentos de reproducción, seis de los cuales dieron como resultado polluelos eclosionados, la mayor parte en Chott Merouane con 2.400 polluelos. En ocho ocasiones intentaron criar en El Goléa, «seis de las cuales fracasaron», posiblemente por «las intrusiones humanas y de cánidos (chacal y zorro) y el secado temprano [de la laguna] debido al aumento de las temperaturas coincidiendo con la puesta de huevos y la eclosión».

En El Goléa, «seis de los intentos de reproducción fracasaron», posiblemente por «las intrusiones humanas y de cánidos (chacal y zorro) y el secado temprano [de la laguna] debido al aumento de las temperaturas»

Forteza explica que los flamencos no son migrantes, sino nómadas: «Aquí podemos tener 400 hoy y no quedar ni uno mañana. Desaparecen. Son muy suyos. Y no tienen un patrón de migración como los virots». Como nómadas, «cuando no están a gusto en un sitio, se van a otro lugar». Su capacidad de vuelo es «enorme», incluso por la noche, y migran en grupo: «Tienen un funcionamiento muy social. Aquí siempre hay un par de adultos que tutelan a los jóvenes. Funcionan como un clan. Si detectan que no hay alimento, se van». ¿Y por qué viajan hasta una laguna salada en medio del desierto? «Quizás porque alguno ya estuvo allí». Whak ya sabe cómo ir.

Suscríbete para seguir leyendo