Piedra a piedra. Con «paciencia y sin prisas», como apunta un operario sin perder de vista el bloque que sobrevuela su cabeza. Así se han iniciado los trabajos para desmontar la base del mausoleo de época romana que salió a la luz en otoño del año pasado durante las obras de reforma de la avenida de Isidor Macabich de Ibiza, a la altura del parque de la Paz.
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Un grúa instalada en un camión se encarga de retirar cada uno de los sillares de marés (arenisca o roca sedimentaria detrítica) y depositarlos con mimo sobre dos planchas de madera. Una vez en el suelo, se identifica cada una de estas moles de piedra con un número y su ubicación en la estructura original, dibujada en una etiqueta de color naranja.
A escasos quince metros, entre la avenida y la charca del parque de la Paz, en una zona sembrada con césped, un topógrafo ha delimitado con estacas azules el espacio donde se recompondrá este rompecabezas cuya historia están empezando a ensamblar desde el departamento de Patrimonio del Ayuntamiento de Ibiza. Y lo hace respetando al milímetro su tamaño y orientación, un detalle este último clave porque, originariamente, este monumento funerario fue levantado en el borde de un camino, de nombre de es Pou y documentado en el siglo XVIII, que en época romana unía el núcleo urbano de Ebusus (Ibiza) con la zona de Can Misses.
Varios días para retirar 43 sillares
Desde el Consistorio prevén que la retirada de los 43 sillares ocupe entre «tres y cuatro días de trabajo» a los operarios, porque al tener alrededor de dos mil años (se estima que este monumento torriforme, esto es, con forma de torre, fue erigido entre finales del siglo I y principios del II d.C.) y tratarse del «hallazgo arqueológico de Ibiza más importante de los últimos 50 años», según destacó el alcalde, Rafa Ruiz, merecen un trato delicado.
Por este motivo, la responsable del equipo arqueológico que supervisa estos trabajos, Rosa Gurrea, no pierde detalle de cada traslado de cada piedra en la primera jornada de los trabajos. Mañana y tarde.