Baile

El Ballet Nacional de España deja huella en el Conservatorio de Ibiza

Elna Matamoros y Sergio García, una de las maestras y uno de los primeros bailarines de la compañía, imparten en el centro una formación sobre la técnica Bournonville y la escuela bolera

Elna Matomoros y Sergio García, el día 18 en Palma.

Elna Matomoros y Sergio García, el día 18 en Palma. / FOTO CEDIDA POR E.M.

Maite Alvite

Maite Alvite

En el departamento de danza del Conservatorio de Ibiza están revolucionados, no tienen la oportunidad todos los días de recibir en el centro a dos figuras del Ballet Nacional de España como Elna Matamoros y Sergio García para que les transmitan sus conocimientos. La maestra y el primer bailarín están desde hace unos días en Palma impartiendo formación desde el Conservatorio Profesional de Música y Danza de Mallorca y hoy y mañana estarán en el de Ibiza para dar clases al alumnado de primero y segundo de enseñanzas profesionales y de tercero y cuarto de enseñanzas elementales. «Es un lujazo tener con nosotros a dos referentes de la danza», asegura Mabel Ribas, la jefe de estudios adjunta del conservatorio Catalina Bufí. Ella y el resto del profesorado de danza clásica y española y los músicos acompañantes están siguiendo online la formación teórica sobre la técnica Bournonville y la escuela bolera que estos dos expertos están impartiendo desde el pasado lunes en Palma. La aplicación práctica de estas metodologías la podrán contemplar en vivo y en directo en las lecciones que darán in situ al alumnado hoy y mañana.

La profesora del Ballet Nacional de España es hija de Carmina Ocaña, una prestigiosa maestra de danza clásica que durante años se encargó de preservar el legado de la Escuela Danesa de Ballet establecida por August Bournonville, uno de los coreógrafos estrella del siglo XIX, transmitiéndoselo, entre otras personas, a su hija, que fue quien le cogió el relevo. «Me siento afortunada de preservar el patrimonio de la escuela Bournonville que pervive en España. Hay muy poca gente que siga esta técnica, pero lo hace de forma muy pura, sin contaminación ninguna», asegura.

Matamoros considera importante que «el alumnado de danza tenga referencias de estilos diferentes a los que practican a diario, que conozcan cómo se bailaba en otras épocas, en este caso en el siglo XIX, y que comprueben qué nos hemos dejado por el camino en la evolución de la danza clásica en los últimos siglos». «El ballet se ha vuelto muy acrobático y se ha perdido el gusto por el detalle, la expresividad y la musicalidad, valores que promueve la escuela Bournonville que no se deberían olvidar», subraya.

En la formación que están impartiendo, la maestra de danza se centra en esta técnica y Sergio García en la escuela bolera. «Ambos estilos coinciden en el tiempo y tienen muchos elementos técnicos en común que pueden ser muy interesantes para los bailarines y enriquecen muchísimo», aseguran los dos expertos después de finalizar la tercera jornada teórica.

«Los docentes tenemos que encontrar nuevas herramientas para llegar a los jóvenes porque hay ganas, pero hay muchas distracciones»

Matamoros habla también de lo que hace falta para llegar al Ballet Nacional de España, donde ella trabaja desde hace 21 años. «Hay que tomárselo en serio. Si de verdad te interesa no hay que distraerse ni dejarse contaminar por otras opciones. Creo que a la juventud cada vez le cuesta más hacer esfuerzos por una recompensa a largo plazo, pero la danza es así, es una carrera de fondo. Sé que las ganas están, pero es más fácil distraerse del objetivo, por eso pienso que los docentes tenemos que encontrar nuevas herramientas para llegar a los jóvenes», reflexiona.

Aunque al principio es reticente, Matamoros también se lanza a hacer un diagnóstico del estado de salud de la danza en España: «Desigual. El ballet está de capa caída porque hay poco apoyo institucional y no parece que los proyectos que hay tengan rumbo».

Sin embargo, añade, en la actualidad florece el interés por otros estilos: «Un ejemplo es el de la escuela bolera, que llevaba mucho tiempo en el olvido. Ahora parece que se está despertando el interés por su repertorio y por ponerlo en escena, algo que me llena de alegría porque había estado abandonada mucho tiempo». «Ha habido una crisis por la dificultad que conlleva a la hora de interpretarla o enseñarla, pero esta técnica nunca se ha dejado de estudiar en las escuelas y los conservatorios», puntualiza Sergio García.

Elna Matamoros detalla que la iniciativa del seminario que se está impartiendo en Balears se fraguó antes de la pandemia, pero no ha sido hasta ahora que se han podido cuadrar todas las agendas. Es la Dirección General de Primera Infancia, Innovación y Comunidad Educativa del Govern quien financia la formación. La propuesta, explica, partió del conservatorio de Mallorca y luego se sumó Ibiza. La acogida por parte del alumnado y profesorado ha sido, asegura, estupenda. «Están demostrando un interés tremendo por las materias y se nota que hay muchísimas ganas. Es encuentro con colegas y los diálogos que surgen son muy inspiradores y enriquecedores», afirma satisfecha.

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