Dieciséis años después de la traumática y polémica construcción de la autovía del aeropuerto, el municipio de Sant Josep al fin consigue la titularidad de la travesía de Sant Jordi, lo cual permitirá convertir ese transitado vial en un bulevar «más amable». El presidente del Consell, Vicent Marí, y el alcalde de Sant Josep, Ángel Luis Guerrero, firmaron ayer, en las oficinas municipales de Sant Jordi (debido al tiempo tormentoso se descartó a última hora hacerlo al aire libre), el protocolo de cesión de la titularidad de esa vía pública a la administración local.
«Un día muy importante», calificó el alcalde, al tratarse de «una reivindicación muy antigua». Esta, recordó, se remonta a la construcción de la autovía en 2006, «cuando se prometió que pasaría a ser de titularidad municipal». Es «importante», explicó el alcalde, para poder convertirla en una avenida «bien estructurada», en la que se reduzca la velocidad de los vehículos. Guerrero quiere que sea «más amable» y esté más «ajardinada». Imagina la entrada del pueblo «más humana», con «más espacio para las personas». Dejará de ser «una carretera de polígono industrial, tal como quedó a causa de las obras de la autovía», señaló el alcalde, que considera que la firma de ayer supone un paso esencial para «la transformación de Sant Jordi». Además, «cierra una herida abierta» en plena urbe. Ya se sabe hasta cómo rebautizarán a la actual carretera del aeropuerto: será la avenida dels Saliners.
Dejará de ser «una carretera de polígono industrial, tal como quedó a causa de las obras de la autovía», señaló el alcalde, que considera que la firma de ayer supone un paso esencial para «la transformación de Sant Jordi»
Guerrero agradeció los esfuerzos tanto del presidente insular como del conseller de Infraestructuras Viarias, Mariano Juan, a la hora de facilitar el traspaso, e hizo público «el compromiso» del Consell «de dotar económicamente» la futura reforma de la vía. Vicent Marí confirmó la apuesta «firme del Consell de financiar» ese proyecto, que Sant Josep se encargará de diseñar cómo desea que sea.
Del proyecto de intervención en los 800 metros (de rotonda a rotonda) que ocupa el tramo traspasado no hay nada aún. El Consistorio redactará un anteproyecto para saber, entre otras cosas, a cuánto puede ascender la intervención. Será «un proceso participativo», es decir, intervendrán los habitantes de la zona. Lo más problemático, avisa Guerrero, será el subsuelo, tanto los restos arqueológicos que se encuentren como el estado de las canalizaciones. El alcalde desea «mejorar y desviar» las pluviales hacia la balsa situada junto a la autovía.
Vicent Marí señaló que esta cesión demuestra el «carácter municipalista» de la institución que preside, y se congratuló de que se dé el primer paso para transformar la carretera en una vía «más pacífica». «El modelo debe ser recuperar los pueblos», apuntó. Es lo que ya ha hecho en Sant Carles y lo que la institución también quiere para zonas como Ca na Negreta y la E-10 de Vila, el primer cinturón de ronda. Precisamente, el Consell, según manifestó en una nota de prensa, «espera poder aplicar ese modelo próximamente» a esa vía, «para la que ya se tenía un proyecto aprobado y listo para licitar su ejecución», pero que fue suspendido porque «el Ayuntamiento de Ibiza quiere ejecutar otro más ambicioso».
