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Patrimonio en Ibiza: Nuevo paso para recuperar la Xanga

La segunda campaña arqueológica en la vieja industria salinera y atunera saca a la superficie 600 metros cuadrados de la plaza empedrada

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Imágenes de la Xanga Vicent Marí

El investigador Josep Maria Garí asegura con rotundidad que el conjunto patrimonial de la Xanga, donde se inició la industria salinera de la isla, «es el más importante de Ibiza después del recinto amurallado». Es más, «no hay ninguna estructura salinera como esta en toda Balears», sentencia.

Aunque se infiere que los cercanos estanques de sa Sal Rossa ya se explotaban en época fenicio- púnica, los restos que quedan visibles en la Xanga se erigieron en el siglo XVI. A esa época pertenece la Torre des Carregador, que protegía a salineros y atuneros, y los aljibes para proveerlos de agua.

El conjunto patrimonial se completa con la antigua casa pagesa, las ruinas del muelle para cargar la sal y la plaza empedrada que se empezó a recuperar a finales de 2020. Precisamente, el equipo de arqueólogos que dirige Garí acaba de finalizar la segunda campaña para destapar y restaurar este espacio y que se irá completando, de manera progresiva, en próximas intervenciones.

Ni es camino ni es romano

Este suelo cubierto de còdols [cantos rodados] se ha conocido popularmente como camino romano, aunque no es ninguna de ambas cosas. Como la parte que quedaba a la vista era un tramo longitudinal entre los muros de dos fincas, parecía que era la antigua vía para llegar a la Xanga.

La plaza original ocupaba 6.000 metros cuadrados, pero la mayor parte queda dentro de las muros de las casas colindantes y cubiertas por jardines

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En verdad, se trata de la plaza donde se amontonaba la sal para embarcarla o para salar los atunes de la almadraba documentada en esta zona. De hecho, el topónimo la Xanga deriva del italiano chianca, el nombre que designa una tabla de madera para preparar las carnes, según un estudio del filólogo Francesc Xavier Llorca.

La plaza original ocupaba 6.000 metros cuadrados, según detalla Garí, pero la mayor parte queda dentro de las muros de las casas colindantes y cubiertas por jardines. De la parte que queda en el dominio público, se han descubierto unos 600 metros cuadrados entre las dos campañas de trabajos arqueológicos.

«Prácticamente estaba cubierta por medio metro de tierra y de escombros que se habían ido tirando [para tapar los baches] y acumulando por el paso de coches», recuerda Garí. Además, se ha llevado a cabo la restauración de otro tramo de la plaza, de unos 150 metros cuadrados, que se destapó a finales de 2020.

Un puzle orgánico

Para ello, los arqueólogos han seguido un proceso similar a un puzle: recogían los còdols que habían formado el pavimento original, esparcidos por los alrededores o que habían acabado en el mar por la erosión de las olas. Incluso a pleno sol de agosto, preparaban la argamasa con tierra del lugar y tapaban los huecos del pavimento con esas piedras. Todo ello a mano. Algunos de esos boquetes estaban formados por los viejos puntales que sostuvieron un chiringuito a principios de los años 80.

Durante la siguiente campaña, prevista para otoño, seguirán estas labores de reconstrucción en la parte que ahora ha quedado de nuevo en la superficie, que tiene como principal amenaza el paso de vehículos. Por ello, el Ayuntamiento ha restringido el acceso a la Xanga [ver noticia adjunta].

Los arqueólogos confían en que el trabajo de documentación del muelle sirva para pedir la protección del conjunto como Bien de Interés Cultural

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Además, los arqueólogos han llevado a cabo la documentación «exhaustiva» de las ruinas del muelle, donde «nunca se ha realizado un estudio histórico y gráfico». Ahora confían en que todo este informe sirva para pedir la protección del conjunto como Bien de Interés Cultural al Consell. Los trabajos también han servido para encontrar los cimientos de dos casetas varadero donde se excavaron dos monedas del siglo XIX, de Isabel II y Alfonso XII, una de ellas de plata -«es curioso que la tuviera un pescador»-.

Cada una de las dos fases de trabajos arqueológicos de la Xanga ha tenido un coste de 18.000 euros, financiados por el Ayuntamiento de Sant Josep. El alcalde, Ángel Luis Guerrero, aprovecha la presentación de los trabajos para reclamar «el apoyo de más administraciones» para seguir con la recuperación progresiva del complejo patrimonial. De hecho, no descarta llegar a restaurar en un futuro el muelle salinero si la Demarcación de Costas concediera los permisos.

Cerrado el acceso a la Torre des Carregador

El paso de vehículos a motor hasta la Xanga quedará vetado a partir de unos 400 metros antes de la torre des Carregador, donde quedará cerrada la barrera automática que instaló el Ayuntamiento de Sant Josep el año pasado. Tan solo podrán acceder en coche o moto los propietarios de 45 varadores y de las nueve casas que hay en la zona, además del personal del Parque Natural, de los servicios de Emergencias o de Limpieza, a los que se ha entregado los mandos a distancioa para abrir el paso.

Según ha detallado este jueves la concejala de Medio Ambiente, Mónica Fernández, la valla quedará cerrada de manera inminente, una vez que se hayan retirado todos los vehículos que quedaban estacionados junto a la torre. De esta manera, se quiere evitar la presión de coches y caravanas en la Xanga, así como el deterioro de la plaza empedrada por el paso del tráfico rodado.

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