Educación le niega a Luca el auxiliar diario en la escuela de Ibiza que reclama la madre

La conselleria de Educación se ratifica en su decisión y niega el auxiliar técnico administrativo (ATE) diario a Luca, un niño de siete años con trastorno del espectro autista escolarizado en Sant Rafel. En una carta remitida a la familia del pequeño, Educación reconoce que Luca está «baremado» como un niño que requiere el apoyo de un ATE durante dos horas al día, pero que «el personal ATE no puede ir por horas al centro y la dotación que le corresponde al centro educativo es de dos días por semana».

Es decir, admite tácitamente que no ofrecerán lo que a Luca le correspondería por su nivel de dependencia, que es de grado dos y con un 39% de discapacidad. Actualmente, Luca solo recibe la asistencia de un auxiliar en la escuela dos días a la semana.

En la misma misiva, Educación le pasa la pelota al centro educativo y asegura que «la atención del alumnado con necesidades especiales del centro es responsabilidad de todo el equipo docente, desde tutores, equipo de apoyo y maestros especialistas como PT (maestro de pedagogía terapéutica) y AL (logopedas), y el CEIP Sant Rafel dispone de la mayoría de estos especialistas».

Tras ser preguntado por este diario, un portavoz de Educación negó incluso que Luca necesitara un ATE: «Las características de Luca requieren la atención de un profesor especialista PT y AL. El apoyo de un ATE es para necesidades motoras, de higiene, control de esfínteres y alimentación», y concluye que «las necesidades de Luca están cubiertas por el profesorado especialista y, además, cuenta con el apoyo puntual de una ATE».

Jarro de agua fría

Un criterio que no coincide con la instrucción 26/2022 de la Dirección General de Primera Infancia, Innovación y Comunidad Educativa del Govern, y que indica que las funciones de un ATE son, entre otras, guiar y ayudar al alumno en las «dificultades derivadas de su diversidad funcional: entradas, patios, comedor, salidas, excursiones, y a su integración en el contexto educativo», así como «facilitar el acceso a las actividades que le presenten especiales dificultades», entre muchas otras.

«La finalidad del ATE es el desarrollo de la autonomía personal del niño con necesidades especiales», recuerda Irene Moreno, la madre de Luca, que admite estar «cansada de estar luchando siempre por todo. Es agotador».

«Es siempre la misma pelea para que le den lo que le pertenece. A mi hijo los cambios le generan crisis. Necesita una persona de referencia, necesita a alguien que esté junto a él en cada momento», recuerda, y lamenta que los niños con necesidades especiales son tratados por la conselleria «como números». «Si vieran a Luca en persona y vieran las crisis que tiene, sabrían lo que realmente necesita», dice.

«Deben respetar la decisión de familias que elegimos una educación ordinaria para nuestros hijos"

La madre se reafirma en su decisión de que Luca no acuda a un centro especial ya que insiste en que tiene derecho a una educación inclusiva, como sostienen también desde la asociación IbizaIn: «Deben respetar la decisión de las familias que hemos elegido que queremos una educación ordinaria para nuestros hijos, queremos que nos escuchen». Asegura también que Educación «se está saltando la ley, que establece que hay que valorar de manera individual, caso por caso, y dotar de los recursos necesarios a cada individuo».

Un argumento en el que coincide Susana Ribas, portavoz de la asociación IbizaIn: «Me parece surrealista. E·ducación reconoce que faltan dos horas diarias de ATE, pero como no se puede desplazar al centro, porque se tiene que repartir entre varias escuelas… pues te fastidias», e insiste en que se necesitan «más recursos humanos y económicos para que se respete el derecho de estos niños a una educación en igualdad».

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