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Alojamientos cutres en Ibiza para turistas "espirituales"

Chabolas, chozas y hasta furgonetas escondidas en el bosque se ofrecen como alojamiento turístico en Airbnb un verano más

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Alojamientos cutres en Ibiza para turistas "espirituales"

Están algo más escondidos que otros veranos, pero están. Chabolas, cabañas, tiendas de campaña o furgonetas en mitad del bosque resisten como alojamientos turísticos en Airbnb. La plataforma ha cambiado sus filtros de búsqueda y ahora localizar estas estancias alternativas no es tan fácil, pero estos infraalojamientos turísticos se mantienen, inasequibles al desaliento y sin que las autoridades de la isla ni la propia plataforma hagan nada a pesar de que hace años que se ofrecen. Algunas de ellas es evidente que no cumplen ninguna medida de seguridad, pero en Ibiza, ya se sabe, la palabra natural, magia o auténtica sirven para disimular auténticas cutreces.

Es el caso de la chabola de Donn, un clásico. Él la vende como «casa de cristal», pero en realidad es una choza compuesta por diferentes puertas (dos de ellas de cristal) procedentes de otras viviendas y que tiene como techo una sombrilla. Las fotos en las que la cutrez era más evidente han desaparecido de la página de este alojamiento, para el que se exige un mínimo de tres noches a razón de 44 euros cada una, más los gastos de servicio, que son un mínimo de 23 euros. Donn ofrece otros dos alojamientos turísticos una «casita remota» que califica de «ecofinca» y advierte de que puede estar «polvorienta». Es una construcción de piedra cuyo techo, aunque no se aprecia bien, parece estar compuesto por un plástico: 66 euros la noche (más 34 de comisión de servicio). Y una «cabaña en el árbol» que también es una chabola y que vende para viajeros «independientes mental y espiritualmente»: 35 euros más gastos de servicio.

Los tres alojamientos se encuentran en un punto indeterminado entre Vila y el aeropuerto, en mitad del campo, sin cobertura y las dos chozas comparten ducha fría y váter de compost. Las tres están ocupadas todo el mes de agosto y parte de septiembre. El anfitrión apela a lo natural y lo espiritual, pero también al vil metal. Entre las tres viviendas gana al día 145 euros que, teniendo en cuenta la ocupación que muestra la plataforma, son cerca de 4.500 al mes.

Algo parecido le pasa a Petrus, otro conocido de otros años. Bueno, él no, su tienda de campaña «escondida a la sombra de un gran pino» en la que «vivir la Ibiza de hace 30 años» con ducha fría, váter de compost y no apta para quienes no gusten del canto del gallo al amanecer. Dormir en esta tienda de campaña cuesta 76 euros por noche: 60 del alojamiento, diez de la limpieza y seis de comisión de servicios. Además, este anfitrión ofrece un segundo alojamiento, una habitación en la casa principal, cuya cocina sólo se puede usar con permiso, y cuyo precio es de 93 euros la noche: 70 más diez por limpieza y 13 por comisión de servicios. Es decir, entre las dos, 4.500 euros mensuales de beneficio.

La furgoneta de Sebastiaan es una de las novedades de este año. «Camper fija», define antes de especificar que la furgoneta no se puede conducir. Basta una mirada a las fotos que cuelga en la plataforma para entender por qué. El vehículo se encuentra «en una montaña muy privada» en el norte de la isla, cerca de Benirràs. La ducha es al aire libre y el baño se encuentra un poco más arriba de la colina. El anfitrión, Sebastiaan, afirma que tiene luz y agua y que se puede cocinar. El precio del alojamiento es de 88 euros por noche. Un mínimo de dos. Agosto, como todos los demás, completo. Y septiembre, casi.

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