Diplomada en Magisterio por la Universidad de Valencia, Maribel Ferrer (Ibiza, 1976) explica cómo afrontar un cáncer le ha hecho dar un giro de 180 grados a su vida. Después de dos décadas dedicada a la docencia, hace unas semanas entró a formar parte de la plantilla de la Asociación Pitiusa de Ayuda a Afectados/as de Cáncer como coordinadora de voluntariado y de Campañas de Prevención.

¿En qué consiste su trabajo?

Durante más de 20 años mi pasión ha sido la docencia, pero tras pasar por un cáncer hematológico en 2019, y vivir de cerca la enfermedad en familiares muy queridos, sentí que mi lugar era otro. Ese sentimiento me trajo hasta Apaac, donde primero participé como voluntaria y donde actualmente trabajo, ejerciendo mis funciones como coordinadora de Voluntariado y de Campañas de Prevención. Trabajar en una asociación, que dedica el 100% de sus recursos a las personas afectadas de cáncer de Ibiza y Formentera, me pareció la forma más real y certera de hacer lo que realmente quería hacer. Principalmente, mi labor consiste en atender las necesidades de nuestro equipo de voluntariado para que puedan detectar qué precisan los/as pacientes afectados/as de cáncer y sus familiares y, así, ofrecer nuestros servicios de la manera más óptima posible. Para ello, se realiza un acompañamiento del voluntario/a, desde su acogida en la asociación y durante toda su participación. También se enmarca, dentro de mi trabajo, coordinar la participación del voluntariado en campañas de prevención y eventos diversos, realizar la formación de nuevas personas que desean ser voluntarias, mantener las reuniones precisas con los/as profesionales del servicio de Oncología...

¿Con qué situaciones se encuentra?

Al actuar con diferentes grupos de personas (profesionales, pacientes y voluntariado) las situaciones son diversas, aunque todas ellas se tiñen del mismo espíritu: facilitar al paciente y a su familia el proceso de adaptación a la enfermedad, contribuyendo a que tenga una mejor calidad de vida. Hay pacientes que llegan al despacho tras pedir una sesión de oncoestética y, al entrar, nos transmiten sus preocupaciones, cómo se sienten, sus miedos, se muestran angustiados... y al acabar la sesión, se miran al espejo y sonríen, recobran la esperanza. En momentos así siento lo mucho que se puede lograr con tan poco.

¿Qué es lo mejor de su trabajo? ¿Y lo peor?

A pesar de que algunas de mis amistades me preguntan sobre la dureza de mi trabajo, yo no puedo más que estar agradecida de todo lo que vivo gracias a él. Tengo la fortuna de formar parte de un equipo humanamente maravilloso, colaborativo, en el que se comparte un mismo objetivo y nos apoyamos unos a otros para poder llevarlo adelante. Además, el grupo de voluntarios/as con los que contamos es como una gran familia, son personas sumamente comprometidas, válidas, altruistas y con mucho que aportar. Hacen que todo sea más fácil. Otro de los aspectos que valoro es el gran compromiso y profesionalidad que he podido ver en el servicio de Oncología. En su momento lo valoré como paciente y ahora lo hago desde mi lugar en la Asociación. Y cómo no, hacer mención a los/las pacientes, que tienen esa capacidad de agradecer cualquier pequeño gesto o acción. Me emociona su gratitud y me llena enormemente cualquier pequeña ayuda que podamos dar y que haga que su proceso sea algo más amable. ¿Lo peor? Como es obvio, se hace difícil compartir determinados procesos con algunos pacientes, que no obtienen los resultados deseados. Pero aparte de este aspecto, que es sin duda el más doloroso, me causa gran disgusto todo aquello que sí se puede solucionar y no se soluciona como, por ejemplo, la falta de estabilidad de los oncólogos/as, situación que incrementa la ansiedad, inseguridad y malestar en los/las pacientes, que de por sí ya están pasando un proceso difícil de gestionar.

Están llevando a cabo una campaña para movilizar nuevo voluntariado, ¿por qué estas personas son tan importantes en la Asociación?

El equipo de voluntariado es un pilar imprescindible para Apaac. Ellos y ellas, con su altruismo, son las personas que hacen posible llegar al gran número de pacientes a los que atiende la Asociación. Están en el Hospital de Día acompañando, cada mañana, a los/las pacientes que reciben su tratamiento, atendiendo a sus necesidades y derivando estas al equipo de trabajo, principalmente a nuestra trabajadora social, Nadia, y a nuestra psicooncóloga, Beatriz. También atienden a pacientes en su domicilio, dan su testimonio si han vivido el cáncer en primera persona, acompañan a pacientes del servicio de Paliativos, participan en las campañas de prevención y en los eventos que organiza la Asociación. En el equipo de voluntariado se percibe un precioso sentimiento de comunidad, se hace visible esa unión que provoca el saber que se está haciendo algo que va mucho más allá de una misma o uno mismo. Además, ser voluntario/a es una posibilidad para adquirir nuevas habilidades, para conocer personas con nuestras mismas inquietudes, potencia el sentimiento de utilidad y pertenencia, ofreciendo un beneficio a la comunidad.

¿Qué recursos les ofrecen para que desempeñen su papel con garantía?

En primer lugar, el futuro voluntario/a tiene una entrevista con la coordinadora, en esta entrevista se valora qué tipo de voluntariado puede adaptarse mejor a las características de la persona y a las necesidades de la Asociación. Seguidamente, se ofrece formación general y específica, según el tipo de voluntariado a realizar. Cuando el nuevo voluntario/a empieza a ejercer sus funciones, dispone de la tutela de otro voluntario/a experimentado/a o de la propia coordinadora, que se encargarán de dar respuesta a cualquier inquietud que pueda tener. Se realiza un acompañamiento continuo y se generan espacios mensuales para compartir dudas y seguir formándose. Cada uno dispone de su identificación de Apaac y de una camiseta de la Asociación, como indumentaria de referencia.

¿Cuántos voluntarios/as hay y cuántos hacen falta?

Apaac cuenta con un registro de unos 40 voluntarios/as, pero muchos de ellos solo pueden participar de forma puntual. Por tanto, se hace difícil cubrir las necesidades de todos. Es por ello que aprovecho para hacer un llamamiento a todas aquellas personas que puedan dedicar un poquito de tiempo a los demás. Ser voluntario/a cambia vidas, para empezar, la nuestra.

¿Qué puede hacer un voluntario/a en Apaac?

Hay dos tipos de voluntariado, por una parte el voluntariado con pacientes y familiares y, por otra, aquel que no desarrolla la actividad con pacientes. El primero se puede llevar a cabo en el Hospital de Día, en planta, domicilio, de forma testimonial o telefónica. En el caso del voluntariado que no desarrolla su actividad con pacientes, su ámbito de actuación puede ser diverso: apoyando en campañas de prevención, en la obtención de recursos, a nivel administrativo...

¿Qué debe hacer una persona que desee formar parte del equipo de voluntariado de Apaac? ¿Dónde debe dirigirse?

Puede contactar en el teléfono 628 219 175, preferiblemente por WhatsApp o directamente conmigo a través de voluntariado@apaac.es. Ser voluntario/a es una manera de estar en la vida que te recuerda que tus acciones cuentan y que puedes contribuir a hacer mejor la vida de los demás.

Maribel Ferrer es coordinadora de Voluntariado de APAAC.