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Cuando los lirones acabaron con las serpientes en Ibiza

El hallazgo se produjo revisando restos en el yacimiento de es Pouàs

Una serpiente atrapada recientemente en Eivissa. MCM

Lirones. El lirón careto, exactamente. Es lo que acabó, hace más o menos 4.000 años, con la primera serpiente que habitó Ibiza. Es lo que explica un estudio publicado hace ahora unos dos años sobre la víbora enana ebusitana (Vipera latastei ebusitana) a raíz del descubrimiento hecho por el paleontólogo ibicenco Enric Torres-Roig para su tesis. Es lo que explica una publicación del Institut Mediterrani d’Estudis Avançats (Imedea) sobre la desaparición de los ofidios.

«Se piensa que la víbora enana de Ibiza (y su fauna asociada) vivió en la isla hasta que llegaron los humanos hace poco más de 4000 años. Se cree que se extinguió debido a la introducción involuntaria por los humanos del lirón careto, una especie depredadora de pequeños vertebrados y que es la única especie introducida que pudo acabar con ella», indica detalla el Imedea en los últimos párrafos de la publicación, dedicada, en realidad, al descubrimiento de Torres-Roig, que derribaba el extendido mito de que en las Pitiusas no habían vivido nunca los ofidios.

En el estudio hecho a raíz de la investigación del ibicenco participaron, además de Torres-Roig, investigadores del Imedea (CSIC-UIB), de la Fundación Agencia Aragonesa para la Investigación y el Desarrollo (Araid) en la Universidad de Zaragoza, la universidad australiana de Adelaida, el Museo de Australia del Sur en esta misma ciudad, la Universidad de Oporto y del museo nacional de Historia Natural de parís. Unos resultados que en 2020 se publicaron en el Zoological Journal of the Linnean Society.

Este texto pone de manifiesto que la que se vive en estos momentos no es la primera lucha entre serpientes y sargantanes que se ha librado en la isla: «La víbora enana de Ibiza forma parte de la singular fauna endémica prehumana de las Pitiusas. Antes de la llegada de los humanos convivía con la lagartija pitiusa, a la que muy probablemente depredaba». Hasta ese momento, detalla el Imedea, la víbora enana y las lagartijas convivían «con una fauna totalmente carente de mamíferos terrestres». El ofidio, además, es, por lo que se conoce hasta el momento, el que más tarde se extinguió de las islas que ahora forman Balears: «Es la única víbora endémica de las grandes islas del Mediterráneo occidental que sobrevivió hasta la colonización humana de estas islas (otras víboras vivieron durante el Plioceno en Mallorca, Menorca y Cerdeña)».

Enric Torres-Roig descubrió la antigua existencia de esta víbora en Ibiza mientras realizaba su tesis doctoral, revisando materiales que procedían del yacimiento de es Pouàs, en Sant Antoni, donde se combinan restos paleontológicos y arqueológicos y que forman parte de las colecciones que conserva el Imedea. «El paleontólogo ibicenco comenzó a encontrar las vértebras pequeñas, milimétricas, de una serpiente, junto con decenas de miles de huesos de lagartija», detalla el instituto, que recuerda que el descubrimiento supuso «una especie nueva para la ciencia» que bautizaron como víbora enana ebusitana, Vipera latastei ebusitana.

El hallazgo

El Imedea reconoce que el hallazgo del paleontólogo de Ibiza fue una «sorpresa». «De repente, modificaba la creencia de que no había habido serpientes en las Pitiusas», relata el instituto. Así, entre los restos que revisó Torres-Roig se identificaron «más de 6.000 vértebras de esta serpiente, así como unos pocos restos craneanos».

Así, a raíz de esto se hizo un estudio morfológico en el que se identificó a este animal «como una víbora muy modificada y de pequeño tamaño». El Imedea detalla que los ejemplares adultos no llegaban al medio metro: «Los ejemplares adultos mayores que se han encontrado no miden más de 45 centímetros». Al análisis morfológico siguió uno genético que se llevó a cabo a partir de las vértebras identificadas. Este estudio permitió «relacionarla con la víbora hocicuda, Vipera latastei, presente en la Península Ibérica y norte de África» y una especie de mayor tamaño que la extinta víbora ebusitana, ya que los ejemplares «llegan a medir 70 centímetros». «Los datos moleculares apuntan a que la población ibicenca se habría separado de las poblaciones del nordeste de la Península Ibérica hace menos de un millón y medio de años», explica el Imedea, que señala que la llegada de este animal a la isla debió producirse «por vía ultramarina, ya que Ibiza es una isla desde hace más de cinco millones de años». El instituto asegura en su publicación que este animal es «el único vertebrado terrestre no volador que habría colonizado Balears por esta vía».

Quienes piensen en los lirones caretos como solución para la actual invasión de serpientes en Ibiza y evitar que esquilmen a las queridas sargantanes, que vayan olvidándose de la idea: «Actualmente no viven lirones caretos en Ibiza, se dispone de testimonios de su presencia en la isla en el pasado», zanja el Imedea en la publicación colgada en su web.

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