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La historia de las ‘sargantanes’ que cazan serpientes en Ibiza

Merirxell Rius Montcusí y Paquita Marí Bonet presentan el cuento 'L'assemblea de les sargantanes'

Meritxell Rius Montcusí y Paquita Marí Boned, con un ejemplar del libro.

A las doce del mediodía, bajo un sol de justicia y a los pies de la torre de ses Portes. Allí se dan cita «las finas sargantanes de Vila, sus primas morenas de Sant Rafel, las de color esmeralda de s’Espartar, las turquesas de sa Conillera, las grandes lagartijas negras de ses Bledes, las discretas de la punta des Trucadors y las vistosas de es Vedrá, siempre tan atractivas», el gran consejo de las sargantanes de las Pitiusas, con un único objetivo: conseguir que las serpientes no se las coman. Así comienza ‘L’assemblea de les sargantanes’ (Balàfia Postals), escrito por Meritxell Rius Montcusí e ilustrado por Paquita Marí Boned que se presenta el próximo 6 de abril a las ocho de la tarde en Sa Nostra Sala.

Una de las ilustraciones del cuento

Una de las ilustraciones del cuento Paquita Marí Boned

«Lo empecé a escribir en 2016, mientras hacía un proyecto con alumnos de tercero de Secundaria sobre un pueblo sioux que se rebelaba contra un oleoducto que pasaba por tierras sagradas para ellos», recuerda la escritora. De aquel proyecto surgió una exposición en la que había un espacio sobre las sargantanes y la amenaza que sufren decidió que tenía que hacer «alguna cosa». En un trayecto en barco escribió todo el cuento, menos el final, que se le resistía. «Se quedó en un cajón y hasta el año pasado, en una de las olas fuertes de la pandemia, no lo acabé», señala. Eso sí, en aquel momento el final fluyó con la misma facilidad con la que cinco años antes había escrito el resto de la historia. En enero se lo envió a Neus Escandell, editora de Balàfia Postals, a la que dijo que quería que fuera Paquita Marí Bonet —«era perfecta para esto»— quien pusiera color y forma a sus lagartijas rebeldes. Color, forma y mochilas, hatillos, capells, flocs en la cola, colgantes con el símbolo de la paz y hasta un flotador. Imprescindible para desplazarse a la asamblea desde los islotes más alejados. Meritxell se documentó sobre las diferentes tonalidades de estos animales e incluso le pasó el texto a la experta Maria Antònia Cirer para asegurarse de que todo estaba correcto.

Antes de ponerse pinceles a la obra Paquita se leyó el cuento un par (payés) de veces. «Se te van ocurriendo cosas, vas viendo la personalidad de las protagonistas y dejas volar la imaginación», explica. «Me encantan los detalles», comenta Meritxell mientras pasa las páginas hasta llegar a una de las escenas claves del plan que elaboran los pequeños saurios para convencer a los ofidios de que no se las coman. «Están arreglando la piel de la serpiente y mira la que cose, que lleva las gafas de costura, o el trapo de una de las que limpian, que está sucio», destaca, admirada. «Estaba con un proyecto de un dibujo cada día y creo que cuanto más dibujas más fluye la creatividad», apunta la ilustradora, que señala que combinar el texto con las ilustraciones ha sido el momento «más complicado» del proceso.

Las ‘sargantanes’, llegando a la asamblea.

Las ‘sargantanes’, llegando a la asamblea. Paquita Marí Boned

El objetivo del cuento es concienciar a los más pequeños sobre el peligro que corren las sargantanes y animarles a aportar soluciones «imaginativas». Por eso, explica Meritxell, el final es «pretendidamente abierto». ‘L’assemblea de les sargantanes’ lleva ya unos días en las librerías. María, una de las primeras lectoras, le envió a Meritxell una nota de voz con su propuesta para solucionar el grave problema. «Dijo que por qué no embarcábamos a todas las serpientes en un avión, con comida y bien cuidadas, rumbo a Hawai. Me encantó. Se trata de que se impliquen, que aporten ideas creativas, luego ya las puliremos», indica la autora de la historia, que confía en que sean muchos los niños que hagan propuestas para evitar que las serpientes acaben con las sargantanes. «Es un problema grave. Hace poco estuve una semana paseando por Sant Llorenç, todos los días, por diferentes caminos. En siete días, no vi ninguna lagartija pero sí tres serpientes», indica la escritora. «Recuerdo que cuando íbamos a la playa y mi padre echaba la siesta a la sombra le corrían por encima de la barriga», apunta la ilustradora. Tal como está la situación actual, y con el miedo de que las próximas generaciones no conozcan tan de cerca las sargantanes, Meritxell no se planteó un final feliz para su cuento, en cuya presentación, en la que intervendrán, además de ellas, la editora y la actriz Neus Torres, habrá «sorpresas», apuntan misteriosas.

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