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Tecnología

Cartas desde Affares a los ayuntamientos de Ibiza ante el despliegue de 5G

La asociación reclama que se tenga en cuenta a los EHS y se creen «zonas blancas»

Elena Martínez-Esparza y María, de espaldas.

Cuando a mediados de este mes, en la Asociación de Fibromialgia, Síndrome de Fatiga Crónica, Enfermedades Reumáticas y Sensibilidad Química y Electromagnética de Eivissa y Formentera ( Affares ) conocieron la noticia de que Telefónica había escogido Sant Josep y Sant Joan para comenzar el encendido del 5G en la banda de 700 MHz, que penetra mejor en interiores, se echaron las manos a la cabeza y decidieron tomar inmediatamente medidas, enviar cartas a los ayuntamientos. En estas misivas, que mandarán las socias a sus respectivas administraciones municipales, explican pormenorizadamente «la situación vital especial de los ciudadanos que presentan un síndrome de electrosensibilidad» y solicitan a los ayuntamientos que «atiendan las necesidades mínimas básicas para la inclusión de estas personas». «Estamos seguros de que, con voluntad, es posible tomar medidas técnicas, en muchos casos sencillas, que minimicen el impacto que sobre estas personas tiene la extensión masiva de la tecnología inalámbrica, para posibilitar que esta minoría de ciudadanos pueda seguir viviendo en sus domicilios», señalan. «Esto es una invitación para sentarnos a hablar y que se nos tenga en cuenta», explica la educadora social de Affares.«El mayor miedo con el 5G es que empieza a peligrar el poder controlar el entorno en tu casa», detalla María. Tanto ella como Elena Martínez-Esparza sugieren que se creen ‘zonas blancas’ no cubiertas por redes inalámbricas. En las cartas se propone a los consistorios como «acto de inclusión, habilitar zonas u horarios de baja radiación en espacios públicos como parques o bibliotecas y preservar al máximo posible la vivienda de las personas con electrohipersensibilidad».

De las aproximadamente 120 personas socias de Affares hay una decena, al menos, con electrohipersensibilidad. «Seguramente hay más en Eivissa porque es muy difícil llegar al diagnóstico de EHS», señala Elena Martínez. «Trabajo desde 2013 en Affares y hasta 2015 no tuvimos el primer caso de electrohipersensibilidad, después fueron apareciendo más», afirma.

«Es una enfermedad que te cuesta aceptar», reconoce María. Ella y la educadora social de Affares se refieren al rechazo y a la incomprensión que hay en general en la sociedad ante esta patología, que en países como Suecia, Austria o Canadá, al contrario que en España, sí está reconocida como enfermedad ambiental. «A la gente de a pie le cuesta creer a alguien cuando dice que tiene electrohipersensibilidad, muchas veces les toman por locos, porque no tienen síntomas que salten a la vista», afirma Elena Martínez.

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