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Una bióloga al frente de la Virgen de los Dolores

La cofradía tiene nueva presidenta, una mujer que empezó a procesionar a los cinco años de edad

María Antonia Serra Cardona, ayer delante del estandarte de su cofradía. | VICENT MARÍ

María Antonia Serra Cardona es la nueva presidenta de la cofradía Nuestra Señora de los Dolores. Fue elegida en diciembre del pasado año, si bien tomó posesión del cargo hace un mes. Los próximos cuatro años estará al frente de los «80 o 90» miembros de su cofradía, que visten túnica blanca y capirote azul claro y portan en Semana Santa la Virgen de los Dolores, la que viste de luto y lleva un puñal clavado en el corazón, así como una corona de espinas en la mano derecha.

Serra es joven. Tiene 30 años y es profesora en la escuela de adultos del instituto Santa Maria de Ibiza. Es bióloga, materia que imparte en ese centro. Antes de convertirse en presidenta era «una cofrade más». Su padre, Bartolo, lleva en la cofradía desde que era joven. Cuando su madre, Cati, le conoció, se sumó a ella. Luego su hermano, Joan. Y ella: «Fue por inercia. Mis padres me empezaron a llevar a las procesiones desde muy pequeña. En cuanto tuve la edad para ir en procesión, ahí estaba yo. Tenía unos cinco años. Era muy pequeñita. En la fila vamos colocados por orden de altura. Los que van delante con el estandarte son los más pequeños». Allí iba ella cuando se sumó a sus primeras procesiones: «He pasado por todas las posiciones: de delante a atrás, incluso llevando a la Virgen».

Con ‘xacoters’

«Somos bastante sencillos», cuenta Serra sobre sus componentes. De hecho, no tienen banda, sólo llevan delante unos xacoters. Ella también es sencilla: «Cada vez que digo que soy la presidenta pienso que esto me queda muy grande», dice.

Hacía tiempo que no tenían a nadie al frente de la cofradía: «Llevábamos como un año sin presidente, y varios casi sin poder reunirnos debido al covid. El anterior presidente, Óscar Tur Planells, lo dejó porque vive fuera, en Barcelona. Cada vez se le hacía más difícil venir».

Para optar a ese cargo, «alguien se tenía que presentar voluntario». Su padre y el amigo de este, Mariano, insistieron «bastante» a Serra para que optara: «Sobre todo, me decían, por ser joven, para así renovar la directiva. Me convencieron, aunque avisé a mi padre de que tendría que pensarlo. El día de la elección, cuando preguntaron si había alguien que se presentaba a la presidencia, levanté la mano». En la directiva «entrarán varias personas más» de su edad, asegura.

Dos años sin Semana Santa

Uno de sus retos para los próximos cuatro años será aumentar el número de cofrades: «Somos los mismos de siempre, apenas hay renovación».

Tras dos años de pandemia, María Antonia Serra teme lo que pueda pasar este año: «Estamos todas las cofradías un poco a la expectativa. Hay que tener en cuenta que la Semana Santa es algo que sólo se celebra una vez al año y, además, sólo un par de días. Cuesta bastante que la gente mantenga la continuidad. Quienes forman parte de la cofradía es porque sienten un cariño especial por la imagen, es un sentimiento real. Siguen pese a lo difícil que es continuar año tras año para procesionar sólo un par de días. Y este año, después de dos que llevamos sin salir, a ver qué pasa. Nos da un poco de miedo que la gente se haya desenganchado. O lo mismo pasa eso, pero con la gente que solía ir a la procesión».

Nueva estructura

Esta Semana Santa estrenan estructura. El trono es más ligero, de aluminio y de madera, y las baterías, más pequeñas: «Los brazos para los costaleros están más preparados para que sean más cómodos», cuenta Serra. Saldrán el Viernes de Dolores (tras la misa en la catedral, a las 20 horas del 8 de abril, que saldrán en procesión hasta el patio de Armas, donde el coro de Puig d’en Valls cantará el miserere y habrá un encuentro con la cofradía del Convent) y el Viernes Santo (15 de abril). No ensayan, no entrenan: «Llega el Viernes de Dolores y para adelante. Intentamos tener un par de relevos para la docena de costaleros, por si acaso».

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