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Palabras secretas en el tapiz del cáncer en Ibiza

El reverso del ‘patchwork’ realizado hace seis años por las voluntarias de Ibiza y Formentera Contra el Cáncer esconde sentidos y cariñosos mensajes escritos por personas que han perdido a alguien muy cercano tras sufrir esta enfermedad

Julia Wilson, Helen Watson, Berno Kiberd, Reneé Konickx, Jill Hamlin, Beryl Jones y Christine Reynolds sujetan el tapiz antes de volver a colgarlo.

Julia Wilson, Helen Watson, Berno Kiberd, Reneé Konickx, Jill Hamlin, Beryl Jones y Christine Reynolds sujetan el tapiz antes de volver a colgarlo. / Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

Una estampa de Dalt Vila formada por 88 cuadrados compuestos por una decena de tiras de tela. Es lo que se ve del tapiz de ‘patchwork’ de Ibiza y Formentera Contra el Cáncer que cuelga de la entrada de Can Misses. Lo que no se ve son los 26 mensajes que han dejado, manuscritos, en su reverso, personas a las que esta enfermedad les arrebató a alguien querido. Palabras de amor y recuerdo que sólo pueden leerse una vez al año, cuando con motivo del Día Mundial de Lucha Contra el Cáncer, la asociación lo descuelga. 

«Buenas noches, papá», escribe Helen Watson en la parte trasera del enorme patchwork que, desde mayo de 2016, preside la entrada del Hospital Can Misses. Un mensaje escrito con rotulador indeleble negro. Sobre tela color lavanda. Tres palabras dictadas por su corazón que la emocionan casi hasta las lágrimas. Julia, Berno, Renée, Beryl, Jill y Christine la miran. Saben bien lo que duelen las palabras secretas del tapiz del cáncer.

Palabras secretas en el tapiz del cáncer |

Integrantes de Ibiza y Formentera Contra el Cáncer releen las dedicatorias. / Marta Torres Molina

El de Watson, presidenta de Ibiza y Formentera Contra el Cáncer (IFCC), es el último mensaje estampado en el reverso del puzle de telas. En total, hay 26. Todos ellos escritos en la franja malva que, bordea la parte de atrás, la que nunca se ve. La que esconde las palabras dedicadas a las personas queridas que murieron de cáncer.

Palabras secretas en el tapiz del cáncer | JUAN A. RIERA

El mensaje que Beryl Jones dedicó a su marido en el reverso del tapiz. / Marta Torres Molina

«Siempre en mi corazón», escribió hace un tiempo ya Beryl Jones, pensando en su marido Juan Roig, pescador de Cala Llonga, fallecido en 2017. «Nos cogió el monstruo, porque el cáncer es un monstruo, por sorpresa y se nos fue», explica Beryl, que rechaza la idea de olvidar a Juan: «Mucha gente me dice que pase página, que olvide. Siempre les respondo que no quiero, que lo quiero tener siempre conmigo, que no quiero olvidarle». Confiesa, de hecho, que tiene a su marido como fondo de pantalla del ordenador. Hace unos años que Beryl escribió su mensaje. Hacerlo la ayudó. «Te hace sentir que somos muchos los que sentimos lo mismo, que formamos parte de algo», justifica. «Todos tenemos o hemos tenido a alguien con cáncer», comentan las voluntarias de la asociación.

Palabras secretas en el tapiz del cáncer

Las voluntarias, en la entrada del hospital. / Marta Torres Molina

Todas ellas participaron en la elaboración del mural de telas, diseñado por el artista Gerry Clark. A la vista de todos, los 88 cuadrados que, con una decena de tiras de tejido cada uno, componen la estampa de Dalt Vila: la Catedral, las murallas, las casitas, las palmeras, las tiendas de primera línea, los banquitos del puerto... Por detrás, las palabras dictadas por la pérdida y el dolor. «Maravillosa memoria de un amado marido», escribió la mujer de Jack Paul, fallecido en junio de 2015. «Con cariño», y un par de besos, escribieron a José Antonio, que se marchó en 2016. Un corazón. Y su nombre y la fecha de su último día. Es lo único que pudieron estampar quienes querían a Pedro M. Mariano. «Querida Maureen. En tu memoria», escribieron Barbara y John.

Palabras secretas en el tapiz del cáncer

Algunas de las voluntarias repasan los detalles de la obra diseñada por Gerry Clark. / Marta Torres Molina

Palabras secretas en el tapiz del cáncer

Uno de los primeros mensajes que se escribieron sobre la tela malva / Marta Torres Molina

Algunos de quienes han escrito estos 26 mensajes de recuerdo a quienes mató el cáncer han cosido también el tapiz. Beryl, por ejemplo, hizo su rompecabezas de tela azul antes de que su marido enfermara, cuando ya era voluntaria de la asociación. Algunas de las personas que se embarcaron en la tarea de encajar al milímetro las tiras de tejido o que escribieron luego un mensaje en su reverso luchan ahora contra el cáncer, explican algunas de las voluntarias.

26 Mensajes para recordar a víctimas del cáncer

La parte trasera del tapiz de Ibiza y Formentera Contra el Cáncer tiene un total de 26 mensajes en los que otras tantas personas recuerdan a sus seres queridos víctimas del cáncer.

«Esto no está pensado para dejar mensajes de ánimo. Esto es para recordar a quienes nos dejaron», explica Helen Watson segundos antes de matizar que, de momento, únicamente hay una excepción en la parte trasera del tapiz: el mensaje de Susana Ribas, de la Asociación de Cáncer Metastásico. «Sí se puede», escribió ella misma, junto a una carita sonriente el 4 de febrero de 2018. Estos mensajes únicamente se pueden escribir unos pocos días al año. En febrero. Cuando, con motivo del 4 de febrero, el Día Mundial de la Lucha Contra el Cáncer, la asociación descuelga el enorme tapiz de la entrada del Hospital Can Misses para llevárselo a Sant Josep. «Es donde se concentran las actividades», justifica la presidenta de IFCC mientras algunas de las voluntarias buscan los cuadrados que ellas mismas hicieron. Allí, quienes han perdido a alguien por el cáncer pueden escribir en su recuerdo. En la franja malva que rodea la tela central, fondo blanco con un estampado de lazos de colores, de los que simbolizan diferentes tipos de tumores. El morado, que simboliza el cáncer. El dorado, del cáncer infantil. El azul, del de colon. Y el más popular, el rosa, del cáncer de mama. La adecuada tela la encontró una de las impulsoras y coordinadoras del proyecto. Barbara Gregory, recuerdan las aficionadas al patchwork, que confiesan que están preocupadas y algo molestas con el Ayuntamiento de Santa Eulària por la forma en la que está gestionando los cambios en el local de la asociación de vecinos de Siesta, donde llevan ocho años cosiendo. No sólo patchwork sino también cojines en forma de corazón para evitar el dolor en la recuperación de las mujeres tras una mastectomía.

«Para que no se pierda, si pasara algo, todo está escrito en un libro», explica la presidenta de IFCC, que muestra una de las postales que se entregan a estas personas. Reproduce el tapiz y en su reverso detalla el nombre de quien ha volcado su corazón en la tela y el de la persona que le arrebató el cáncer. «¡Mira! ¡El gato!», comentan las voluntarias señalando al minino bordado en una calle del puerto. Es uno de los muchísimos detalles que, cuando el tapiz está colgado, pasan desapercibidos. El gato, el hombre leyendo, el vestido de flamenca de un escaparate, las botellas de uno de los bares, el salvavidas colgado en el muro, la gaviota en la proa de un velero, las cuentas de una cortina, la maceta en un balcón... También reparan en que, tras seis años, las telas más claritas están un poco sucias. El polvo. El roce. El trasiego de colgarlo y descolgarlo cada año. Una pregunta recorre la sala: ¿Cómo se lava un tapiz acolchado de dimensiones mastodónticas? Sin que se mezclen los colores ni se borren los mensajes, claro.

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