‘Bassetges’ para principiantes en Ibiza

El Museo Arqueológico acoge una actividad de tiro con honda para promover a cultura con motivo del Día de Baleares

Noemí Martínez

Noemí Martínez

Para un experto, trenzar una bassetja apenas le lleva 30 minutos; una persona que lo intenta por primera vez tardará algo más de una hora. Todo es cuestión de práctica y de que te enseñen a hacerlo como marca la tradición. Lo dice la artesana Mariana Viada, que ayer estuvo enseñando a pequeños y adultos a hacer sus propias hondas.

Con motivo de la celebración del Día de les Illes Balears, el Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera (MAEF) ha organizado actividades gratuitas relacionadas con aspectos culturales e históricos de la islas; ayer tocó en Ibiza y el martes será en el Molí Vell de la Mola, en Formentera.

Viada fue la encargada de llevar el esparto recogido previamente en el islote de s’Espartar y de enseñar a los asistentes a moldearlo. «Hay que tener mucha paciencia para obtener un buen resultado, pero este taller es de iniciación para que tengan contacto con el material. Parece sencillo trenzarlo, pero tiene su dificultad porque hay que ir añadiendo material donde toca y como toca», explicó. Una decena de personas, entre niños y mayores, atendían a sus explicaciones mientras entrelazaban el esparto.

Con este tipo de iniciativas no solo se consigue mantener las tradiciones en el tiempo, sino que desde pequeños las vivan. «Se te graba en la mente cuando lo experimentas, no es lo mismo que si te cuentan cómo se hacen o para qué se utilizan», señaló María Bofill, conservadora del MAEF. Además, como la actividad se realizó en el exterior del Museo, aprovecharon para sacar una bandeja con material arqueológico, donde había proyectiles de plomo que «probablemente son de época púnica», añadió Bofill, al tiempo que dijo que «sirve de enlace con el patrimonio arqueológico».

Y con las bassetges listas, solo faltaba aprender a usarlas. El encargado fue Pep Saliner que, como dijeron sus compañeras, «es un lujo contar con su experiencia». Y con su paciencia. La pequeña Luna no se despegó de él en el que fue su primer contacto con la bassetja. «Es muy divertido, solo que no tengo buena puntería», dijo entre risas. Aunque no era del todo cierto: de tres lanzamientos, uno lo clavó. «Está realmente bien», apuntó Pep, que le repitió que en este deporte, como en la vida en general, «todo es cuestión de práctica si queremos mejorar».

Antiguamente, era un arma de guerra. «Ahora usamos pelotas de tenis porque no hacen daño, pero antes esas pelotas eran o de plomo o directamente piedras», contó Pep, quien acercó su colección de hondas al MAEF. «Tengo de Alemania, Austria, Perú y de casi todos los sitios de la península. En cada país se tira de una manera; por ejemplo, aquí en Balears, se voltea a la altura de la cintura, primero, y, después, por encima de la cabeza». Si antes este trozo de esparto era parte del día a día, ahora ha pasado a ser un deporte que mantiene viva la tradición.

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