Es la palabra de moda: sostenibilidad. Sobre todo tras la aprobación del decreto ley el 11 de febrero por el Consell de Govern, que lo contiene en su título (Medidas urgentes para la sostenibilidad y la circularidad del turismo). Todo el mundo, incluida la Administración, quiere ser sostenible, hasta que ve la factura de lo que cuesta serlo, según la presidenta de la Asociación de Construcción de la Pimeef, Consuelo Antúnez, que ayer fue clara al respecto durante la mesa redonda titulada ‘Construcción sostenible y turismo en Ibiza y Formentera’, celebrada en el Club Diario de Ibiza en el marco de la ‘V Jornada Caminos hacia la Sostenibilidad’ y moderada por la presidenta de la demarcación pitiusa del Colegio de Arquitectos de Balears, Carmen Navas-Parejo: «¿Los empresarios hoteleros están concienciados con el uso de materiales sostenibles? ¿Se piden? En general prima la economía. La inversión en sostenibilidad la ven como un gasto, no como una inversión».

Les pasa a los hoteleros y a todo el mundo, dijo Antúnez. Ahora hay más instalaciones fotovoltaicas «porque ha subido el precio de la luz», pero antes de la reciente subida desorbitada pocos invertían en esa mejora. Contó Antúnez al respecto el caso de un promotor que despreció un control térmico en las ventanas porque le pareció caro, pero que al ver la posterior factura del aire acondicionado se dio cuenta de que le habría compensado. En el ámbito de la construcción «no hay, pues, una tendencia clara» hacia la sostenibilidad «porque la gente no está concienciada», asegura Antúnez: «Desde la Pimeef hemos hecho convenios sobre esa materia, pero al final la gente mira el presupuesto. Si la obra resulta más cara, no se hace así».

«Todos valoramos la sostenibilidad como algo imprescindible. Pero hay que intentar un equilibrio entre la sostenibilidad y el coste que pueda tener. Necesitamos la colaboración publica».

En cuanto a si el sector turístico apuesta por hacer reformas encaminadas a la sostenibilidad, la presidenta en Balears de la Asociación Española de Directores de Hoteles, Alicia Reina, respondió que sí, aunque puso algunos peros: «Todos valoramos la sostenibilidad como algo imprescindible. Pero hay que intentar un equilibrio entre la sostenibilidad y el coste que pueda tener. Necesitamos la colaboración publica», señaló. En ese sentido, dijo que existe un «clamor en el sector para que el impuesto turístico se destine a que los hoteles sean sostenibles», tal como ha pedido, por ejemplo, la Federación Empresarial Hotelera pitiusa.

En busca del arca perdida

Según el empresario Daniel de Busturia, la mesa redonda tendría que haber sido titulada de otra manera: «En busca del arca perdida, de esa Ibiza perdida hace años. Hay que tomar medidas para corregir la insostenibilidad a la que ha sido abocada durante tantos años la isla», dijo. Cree, en ese sentido, que apostar por la sostenibilidad dará réditos: «Los viajeros se decantan más por ir adonde se tiene eso en cuenta. Hay que reflexionar sobre eso en la isla». A su juicio, es simple «marketing, pues la gente viajará adonde se respete la sensibilidad ecológica».

«Los viajeros se decantan más por ir adonde se tiene eso en cuenta. Hay que reflexionar sobre eso en la isla».

«Está muy de moda la sostenibilidad. Y nos encontramos en un intento de volver a los orígenes. Pero nos prima el cortoplacismo de la factura. No vemos más allá. Somos cortos de miras en ese aspecto», apuntó Reina, quien, no obstante, insistió en que el sector hotelero pitiuso lleva años inmerso en ese cambio: «Siempre ha ido un paso por delante en eso. Intentamos reducir al máximo la huella de carbono, incluso los pequeños empresarios. Queremos la isla y nuestro sueño es tener un hotel con cero emisiones, pero eso requiere hacer equilibrios para que la empresa también sea sostenible económicamente».

En ese sentido, la presidenta de la Asociación de Directores de Hoteles señaló que la Ley Turística «desincentiva», porque «crear edificaciones más sostenibles supondrá una reducción del 5% de las plazas hoteleras. Nos penalizan en vez de incentivar. Y por hacer lo correcto». «Eso es un mensaje confuso del Govern -prosiguió- que nos desorienta». Es entonces cuando ese sueño de tener un hotel de cero emisiones «se viene abajo».

«Deben pensar en el Govern si serían capaces de cumplir lo que ellos mismos piden y, sobre todo, si así todo será más sostenible. Ejemplaridad es lo que falta. Sólo se lo exigen a nuestro sector por decreto».

Reina apuesta por «incentivar, no obligar», pues por este último camino «te llevan al precipicio», dijo en referencia al decreto ley turístico recién aprobado: «El plan de circularidad que contiene conduce a la frustración. El Govern quiere que hagamos un camino en un tiempo récord. Con mucha burocracia. Ya hacíamos ese camino antes a nuestro ritmo, con nuestras planificaciones. Pero las planificaciones a las que ahora quieren obligar son inviables para las pequeñas y medianas empresas». Se queja, en ese sentido, de que los plazos establecidos «son muy reducidos», así como que los responsables del Ejecutivo balear «prometen fondos europeos, pero creerles es un acto de fe». El Govern, por ejemplo, prometió 60 millones de euros: «Con todos los que somos en estas islas tocaremos a 10 euros por establecimiento». Pidió a los responsables de la Administración balear que se «pongan en la mente» de los hoteleros: «Deben pensar si serían capaces de cumplir lo que ellos mismos piden y, sobre todo, si así todo será más sostenible. Ejemplaridad es lo que falta. Sólo se lo exigen a nuestro sector por decreto».