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Laboral

Alicia Reina, presidenta balear de AEDH: «¿Si son tan buenas las camas elevables, por qué Meliá sólo las tiene en el 15% de sus hoteles?»

Críticas de la Asociación Española de Directores de Hoteles al informe «sesgado y anecdótico» hecho a medias entre la cadena hotelera y un organismo del Govern. La CAEB indica que el estudio demuestra que el 73% de los accidentes se produce entre trabajadores que tienen como mucho seis meses de antigüedad

Francina Armengol y Gabriel Escarrer en el Meliá Palma Marina durante la presentación del estudio. | GOVERN BALEAR

El Govern presentó la pasada semana un informe, al que ha tenido acceso este periódico, sobre la instalación de camas elevables en hoteles elaborado a medias por el Ibassal (Instituto Balear de Seguridad y Salud Laboral, dependiente de la conselleria balear de Modelo Económico, Turismo y Trabajo) y Meliá Hotels International y su servicio de prevención de riesgos laborales. Fue redactado, según admite el gobierno de esta Comunitat Autònoma, para «constatar y dejar patentes los beneficios» que tiene ese tipo de mobiliario «para la salud del colectivo de camareras de piso (…) en lo que se refiere a la disminución de las lesiones y patologías dorsolumbares». Es decir, que se encargó para demostrar que es correcta (no para averiguar si lo es) la obligación de que los hoteles de las islas sustituyan las camas tradicionales por las elevables en seis años, según se señala en la futura Ley Turística.

La presidenta del Govern y el vicepresidente ejecutivo de Meliá ven cómo se trabaja con camas elevables. | GOVERN BALEAR

En ese informe se indica que el 27,25% del total de los accidentes laborales del año 2019 del sector de la hostelería balear «fueron padecidos por el colectivo de camareras de pisos», y que dentro de este, el 35,11% de los accidentes de trabajo «tuvieron como causa los sobreesfuerzos, siendo la zona dorsolumbar la lesionada con mayor frecuencia». El informe da por sentado que los 1.701 accidentes que hubo ese año por ese motivo (todos leves, por cierto, pero no se destaca) fueron por sobreesfuerzo físico, pero el código de ese tipo de lesión (el 70) es una especie de cajón de sastre que no sólo incluye este tipo de lesión, también abarca el trauma psíquico, la exposición a radiaciones, así como el ruido, la luz y la presión. Del total, 933 accidentes que aparecen en ese código 70 (54,85%) los sufrieron mujeres.

Escasa antigüedad

Llevado al caso de los hoteles de Meliá, el informe indica que «en los alojamientos con los sistemas de elevación, la media de la siniestralidad por sobreesfuerzos es del 34%, inferior a la media del sector, que se encuentra en el 35,11%». La diferencia es mínima, de 1,1 puntos porcentuales. También se señala que en los hoteles con elevadores no ha habido accidentes por «la tarea de hacer la cama», pero se registraron 17 en los que siguen «la sistemática tradicional» en el año 2019: en este caso sí se reconoce que ese volumen representó el 9,5% del total de accidentes por sobreesfuerzo, no la totalidad de ese tipo de incidentes laborales. La cadena hotelera admite, además, que en 21 años sólo ha implantado ese sistema en 97 de sus 648 centros, es decir, sólo en el 15% de su planta.

En el informe se recoge que en el 72,9% de los accidentes, los trabajadores no llevaban en la empresa más de seis meses

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Llama la atención que en el informe se recoja que en el 72,9% de los accidentes, los trabajadores no llevaban en la empresa más de seis meses: el 51,24% tenían de seis días a tres meses de antigüedad; el 21,66%, de cuatro a seis meses. A este dato también se le da escasa relevancia en el informe, pese a que, por ejemplo, «sea una de sus partes esenciales», según indica José Antonio Roselló, vicepresidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB): «Este es un punto crucial, que viene a indicar que puede haber más bien una parte muy relevante y esencial de falta de formación en los accidentes. La accidentalidad entre los trabajadores con más experiencia en la empresa es mucho menor, con diferencia». Roselló, señala, no obstante, que la discusión no debería centrarse «en la bondad de las camas elevadoras, sino en la tensión entre fines y medios: el fin es loable, pero los medios necesarios para ello pueden conllevar graves dificultades económicas y operativas a las empresas, que incluso pueden llevarse por delante la estructura productiva, especialmente en lo que hace referencia a hotelería independiente, cadenas intermedias y en general pequeñas y medianas empresas». El responsable de la CAEB recuerda que «la amortización del mobiliario se concibe entre 10 y 20 años», un periodo inferior en la hotelería pitiusa, mientras que la ley Turística establece un plazo de seis años.

A Alicia Reina, presidenta balear de la Asociación Española de Directores de Hoteles (AEDH), le resulta «curioso» que primero se anunciara la medida y posteriormente «se intente justificar su procedencia», cuando, «normalmente, se hace al revés: tras comprobar, con datos objetivos, que una medida es la adecuada, se recoge en una norma. Se trata pues de una reforma que no se está llevando a cabo con datos a priori contrastados».

Informe «anecdótico»

De hecho, tras analizar el informe del Ibassal-Meliá, Reina apunta a la existencia en él de varios datos sesgados y de afirmaciones que carecen de rigor. Por ejemplo, destaca que «no se aísle la causa ‘sobreesfuerzo’» del resto de las causas que se enumeran en el código 70 (trauma psíquico, exposición a radiaciones, ruido, luz o presión). «No es correcto afirmar que el 35,11% de los accidentes se deban exclusivamente a sobreesfuerzos físicos», ni tampoco, añade, que se diga que, por sobreesfuerzo, «la zona dorsolumbar sea la lesionada con mayor frecuencia. No se sabe de dónde extrae el informe que la mayoría de los accidentes de las camareras de piso se dan en la zona dorsolumbar», afirma.

«Representan, sin lugar a dudas, un estudio sesgado, anecdótico y aislado de la realidad. No son una muestra representativa. Por tanto, manifiestan un sesgo importante que invalida sus conclusiones»

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Respecto a las conclusiones que el informe recoge a partir de las experiencias de Melià Hotels, Reina es contundente: «Representan, sin lugar a dudas, un estudio sesgado, anecdótico y aislado de la realidad. No son una muestra representativa. Por tanto, manifiestan un sesgo importante que invalida sus conclusiones». Y se pregunta: «¿Si tan maravillosa es esta medida (incorporar sistemas elevadores en las camas para facilitar el trabajo a las camareras de pisos) cómo es que Meliá Hotels, que tanto aprecia y cuida a sus colaboradores, solo la ha aplicado, en 21 años que lleva con este tipo de sistemas, a un 15% de todos sus hoteles?».

La presidenta balear de AEDH apunta que esos sobreesfuerzos a los que alude el informe «se dan en todas las labores que realizan las camareras de pisos, como agacharse a limpiar el váter o el desagüe de la ducha o la bañera, al limpiar manualmente los cristales, al barrer en determinadas zonas, al recoger y llevar a peso transportando la basura o la bolsa de la ropa sucia». El estudio, insiste, no lo concreta: «Por ello, sorprende que se ponga el foco solo en la tarea de hacer las camas».

«No es la panacea»

A su juicio, «es relevante destacar que el informe reconoce la necesidad de establecer un procedimiento de trabajo para evitar posturas inadecuadas durante el uso del sistema elevador», lo cual «demuestra que el elevador no supone de por sí una solución al problema de la siniestralidad de las camareras de piso en su labor de hacer las camas». Si la persona que lo maneja sigue utilizando posturas inadecuadas, «continuará el mismo problema que ya existe», alerta. También señala que, «tal como reconoce Melià Hotels», tanto los sistemas elevadores de muelle y el hidráulico «requieren de un accionamiento manual, que no elimina la intervención y el esfuerzo en su manipulación, y que, por ello, no está exento de ser objeto de accidente laboral».

"Se demuestra que el elevador no supone de por sí una solución al problema de la siniestralidad de las camareras de piso en su labor de hacer las camas»

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Precisamente, José Antonio Roselló considera que la experiencia de Meliá incluye «dos grandes enseñanzas». Por una parte, que «ya hay mecanismos que se pueden considerar obsoletos y que, no por ser elevadores, no dejan de requerir esfuerzo físico de las camareras». Se refiere a lo que el informe denomina «sistema de muelle». El vicepresidente de la CAEB subraya al respecto que en el borrador del anteproyecto de Ley Turística se habla, indistintamente, de cualquier mecanismo elevable, «sea mecánico o eléctrico, con lo cual cualquier cosa cabe y puede requerir un esfuerzo que en principio se debería evitar».

«Ya hay mecanismos que se pueden considerar obsoletos y que, no por ser elevadores, no dejan de requerir esfuerzo físico de las camareras»

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Además, la propia cadena Meliá «advierte de la necesidad de establecer un procedimiento de trabajo adecuado para evitar posturas inadecuadas durante el uso del elevador», apunta también Roselló. Es decir, «la cama elevadora de por sí no es la panacea, aunque obviamente, cómo la propia Meliá demuestra, baja mucho la siniestralidad». La formación de las camareras, pues, «es muy relevante».

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