El veto británico es un «varapalo tremendo» para el turismo ibicenco
Critica que el Gobierno de Boris Johnson tome decisiones en base a criterios políticos
La patronal hotelera y empresarial de Ibiza ha recibido con decepción el anuncio del Gobierno de Boris Johnson de aplazar la desescalada del 21 de junio al 19 de julio, cuando se volverá a actualizar el listado de países en semáforo verde para los británicos.
Y además, Ana Gordillo, presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Ibiza y Formentera (FEHIF), cree que en la próxima revisión tampoco se abrirá la puerta a viajar a España, y que para esta temporada ya no puede haber un plan alternativo por «falta de tiempo». «Es todo muy precipitado y aunque otros mercados funcionan muy bien, no llenan la cuota del británico», lamenta. Concluye que esta decisión supone un «varapalo tremendo» para el turismo en la isla.
Juanjo Planells, vicepresidente de la Asociación Empresarial Hotelera de Sant Antoni, asegura que el anuncio no les ha sorprendido y que los motivos «son claramente geopolíticos». «Cabe recordar que el 56,9% de su población está vacunada, están cerca de conseguir la inmunidad de rebaño», señala. Recomienda trabajar con otros países y turoperadores para amortiguar el golpe. Aún así, admite que a pesar del repunte del mercado nacional y del de Europa continental, «no hay capacidad de respuesta» para paliar las cifras que ofrecía el mercado británico, que «proporcionó 960.000 turistas a Ibiza en 2019».
También alerta de que la decisión «condiciona la reactivación de muchas empresas, quedando especialmente perjudicadas determinadas zonas de la isla», al tiempo que prevé que algunos negocios optarán por no abrir. Aunque da por perdido julio, propone que se establezcan corredores seguros entre las Pitiusas y Reino Unido.
Juan Miguel Costa, director insular de Turismo, interpreta que Johnson busca mover la economía interna: «Sorprende que no se haga distinción entre la Península y las islas, tenemos una situación sanitaria óptima».
Desde el Consell aseguran que trabajan con mercados como el francés, alemán, holandés, suizo y belga, además de con el nacional. «El problema grave será para zonas ‘británico dependientes’, como es Canar, Cala Llonga y parte de Sant Antoni», advierte el director insular.
Alfonso Rojo, presidente de la Pimeef, coincide con Planells en que la decisión no tiene una justificación sanitaria, ya que las islas «cumplen con los criterios sanitarios que se han utilizado durante toda la pandemia». «Estamos recibiendo un trato injusto, hay un profundo malestar», lamenta.
El cambio de modelo
Explica que aquellas zonas de la isla que están especialmente destinadas a los británicos, normalmente dedicadas al ocio, no son tan atractivas para otros mercados, pero que «el año pasado quedó patente que Ibiza puede ofrecer más cosas». Reconoce, eso sí, que «el cambio de modelo del que tanto se habla no se dará de un día para otro».
Rojo defiende que permitir la movilidad de los turistas de todos los países con una PCR negativa en la ida y otra en la vuelta sería perfectamente viable.
Por su parte, el vicepresidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB) en las Pitiusas, José Antonio Roselló, valora el ritmo de otros mercados emisores turísticos, pero también cree que no será suficiente para revertir la situación.
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