Un grupo de hosteleros de la ciudad de Ibiza ha emprendido una campaña de recogida de firmas para protestar contra «las drásticas» medidas adoptadas por el Govern balear, que les obliga a cerrar a las 22 horas cuando en el resto de la isla sus colegas pueden estar abiertos hasta medianoche. Estos hosteleros, aunque entienden la pertinencia de estas medidas, quieren poder cerrar a la misma que el resto de la isla y exigen que se controle el cumplimiento de las normas, porque en caso contrario lo único que se consigue es «mover el problema de sitio», explicó ayer unos de los promotores de esta recogida de firmas, Juan Olmos. Para reclamar apoyos han redactado una carta en la que explican sus razones.

«Estamos inmersos en un experimento fallido en el que no hemos elegido participar, y del que no nos dejan salir», señala esta carta. «A mitad de septiembre nos obligaron a cerrar a las 22 horas con un 25% de aforo interior y a trabajar solo con los vecinos del barrio afectado [el Eixample], que se suponía que no podían salir de dicha zona salvo por causa mayor», razona la protesta.

«Incomprensiblemente, fuera de la zona confinada quedaban dos de las tres calles con mayor índice de contagios de Vila, avenida de España y Pere Francès, y nunca se nos informó acerca del porqué de esa rara decisión», añade. A su juicio, se trata de «restricciones severas que ponen en peligro la viabilidad de muchos negocios, y así se vio esos días cómo cerraba el Mercat Nou, que no lo había hecho ni en los meses del primer estado de alarma, cómo sufría el negocio local, y cómo decenas de bares y restaurantes echaban sus cierres ante la imposibilidad de ser rentables».

Verónica Juan, presidenta de la Asociación de Bares, Restaurantes y Cafeterías de Pimeef, apoya la protesta al cien por cien. «Compartimos la indignación de estos hosteleros, un sector muy controlado por las restricciones cuando en otros ámbitos las medidas son muy poco eficaces, como ocurre al permitir la entrada y salida sin pruebas [PCR] en el puerto y el aeropuerto», dijo ayer la presidenta de los hosteleros. «La protesta es normal, porque es el pan de la gente, y hay que controlar a los infractores».

Olmos, en ese sentido, recordó: «Sin un solo control en la zona [afectada por las medidas] por parte de las autoridades, el resultado fue obvio: el Eixample se quedaba vacío mientras que en los barrios aledaños se amontonaba la gente en las terrazas [de los bares] , lo que ayudaba al virus a continuar su ola de contagios en vez de ponerle trabas».

Verónica Juan, por su parte, añadió que «no se puede pedir el sacrificio siempre a los mismos». «Llevamos seis semanas de restricciones en Vila y los números no mejoran y es más seguro juntarse en un restaurante que no en las casas», remarcó. «De esta forma hundiremos el sector y no habremos arreglado nada», advirtió la presidenta de la asociación.

«Experimento fallido»

«Experimento fallido»

Los hosteleros, en su carta, piden al Govern que reconsidere las restricciones desiguales en la ciudad de Vila: «La guinda del pastel de la indignación viene ahora, cuando tras aprobar un estado de alarma, asumiendo que el control de la movilidad nocturna es la herramienta para reducir la vida social y combatir al virus, todavía no anulan las restricciones a las que está sometido el municipio de Ibiza». «Ya han demostrado que el problema no residía en la hostelería de Vila, sino en la actividad social nocturna, la cual está descontrolada sin la presencia de la hostelería», afirman los profesionales del sector.

«Han demostrado que el experimento al que nos han sometido ha fallado, que no se han reducido los casos de Covid, y que lo único que han conseguido es aumentar la agonía de nuestro sector, un sector del que vivimos la mayoría en la isla de Ibiza», se añade en la carta.

Varios locales de la ciudad tienen la carta y ya están recogiendo firmas, dijo Olmos, como es Es Mercat Eivissa, Sa Vida Restaurante o Can Tina Ibiza.