La Comisión de Medio Ambiente de les Illes Balears da el visto bueno al tramo submarino del nuevo cable eléctrico, de doble circuito, con el que Red Eléctrica España (REE) proyecta conectar Ibiza con Formentera. El informe del órgano ambiental de la Comunitat Autònoma no es vinculante en el caso del tramo submarino del proyecto, pero sí en el terrestre. De hecho, el mes que viene la comisión de medio ambiente prevé abordar esta parte del proyecto sobre la que sí tiene la última palabra y que consiste en la ampliación de la subestación de es Torrent en Ibiza, la construcción de una nueva en Formentera, junto a la desaladora, y el trazado de la red eléctrica hasta la costa. El cable subterráneo del tramo terrestre alcanzará una longitud de poco más de 10 kilómetros y el submarino de algo más de 27.

Pese a no ser vinculante, el informe de la Administración ambiental de Balears pone una serie de condiciones al proyecto que el Ministerio de Transición Ecológica, que es el órgano sustantivo, puede o no atender. Como medida correctora, la comisión de medio ambiente pide que en el tramo del cable que discurre por la bahía de Talamanca y que afecta a la pradera de posidonia no se entierre, sino que quede fijado sobre la superficie (el lecho marino) con elementos que aseguren su inmovilidad.

En el proyecto, REE sostiene que la microtunelación afecta a un tramo de 696 metros de longitud de pradera y que el trenching (sistema que utiliza un tipo de excavadora submarina con cuchillas rotatorias) se inicia por debajo de la cota batimétrica 28-30 metros dónde la posidonia «se distribuye de forma irregular con un 30% de recubrimiento». La pérdida de posidonia con la excavación bajo el sistema de trenching será de 317 metros cuadrados en total, lo cual «representa un 0,1% del área total del fondo marino afectado por el proyecto». El promotor, que pretende enterrar también el cable en la zona de posidonia, propone tapar las zanjas con grava para «favorecer la colonización y replantar la planta».

Un metro de profundidad

El cable submarino se prevé enterrar a un metro de profundidad bajo el sustrato marino y a una batimetría máxima de 62 metros. En la bahía de Talamanca (el cable sale y entra por sa Punta des Andreus) se prevé una perforación de 733 metros de longitud paralela a los enlaces ya existentes de las conexiones entre Ibiza y Mallorca y Ibiza y Formentera. En la entrada en la zona terrestre de Formentera, por es Carnatge, se proyectan dos perforaciones de unos 530 metros. Para instalar el resto del cableado submarino se usará el sistema de jetting. Este consiste en el uso de un vehículo dirigido por control remoto desde un barco y que, con la capacidad de lanzar chorros de agua a alta presión, licúa el terreno donde se ha colocado previamente el cable, lo que permite que se hunda en la zanja y que los sedimentos en suspensión se asienten en el fondo y lo entierren.

La orientación de las tortugas

La comisión de medio ambiente también pide que los tramos de cable más próximos a la costa incorporen un sistema de balizamiento y un dispositivo de envío de avisos de alerta por radio cuando se detecte el fondeo de embarcaciones, además de su señalización en las cartas náuticas. Asimismo, la infraestructura podría, según recomienda la Comunitat Autònoma, contar con un sistema de sensores y monitoreo en todo su trazado que permita detectar cualquier problema en su funcionamiento.

Como medida compensatoria, el órgano ambiental del Govern pide que REE financie un estudio sobre los efectos del cable, durante su instalación y vida útil, sobre cetáceos, peces, tortugas, aves marina y moluscos, entre otras especies. En concreto, se propone que se analice el grado de afectación de los campos electromagnéticos que genera el cable sobre el sistema de orientación y ecolocalización de cetáceos y tortugas.

Las tortugas ( Caretta caretta) que desovan ahora en algunas playas de la isla se orientan siguiendo los campos electromagnéticos que detectan a través del óxido de hierro que contiene su glóbulo ocular. También pide que se evalúe el efecto del ruido durante la construcción así como el del incremento de la temperatura y su impacto sobre las especies. Propone que el trabajo lo haga el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea), que forma parte del Centro Superior de Investigaciones Científicas.