La Policía Local de Sant Josep retomó en la madrugada del sábado al domingo los controles de alcoholemia que, en su mayor parte, quedaron suspendidos hace unos dos meses, cuando se declaró el estado de alarma, con el fin de no favorecer los contagios. El jefe del cuerpo, José Granados, eligió para la ocasión la avenida de Sant Agustí, en Cala de Bou, un buen caladero para pescar infractores, uno de los mejores de la isla, un lugar donde, semana tras semana, se registran numerosos positivos en alcohol y drogas al volante, algunos escandalosos, además de muchos accidentes, a veces consecuencia de lo anterior. En la madrugada de ayer, los agentes detectaron cinco positivos en drogas, cuatro alcoholemias y denunciaron a otras cuatro personas por otras infracciones, como conducir sin seguro. (Mira aquí las imágenes)

«Es un lugar contradictorio, con muchos contrastes», dice uno de los nueve agentes que participaron en este gran control. «Lo mismo te encuentras chalés grandes y lujosos que obras abandonadas repletas de okupas que, a veces, causan problemas en el vecindario», explica. «Así es Cala de Bou hoy por hoy», añade.

En cuanto a la forma de realizar los controles de alcoholemia antes y después del virus, apenas hay diferencia. Realmente, las únicas son que ahora los agentes usan mascarilla y que con frecuencia, cada diez pruebas, aproximadamente, limpian el aparato que usa cada uno de ellos para hacer los test. Otra novedad es que los agentes se desinfectan con alcohol los antebrazos cada vez que realizan una prueba. Hay que tener en cuenta que este tipo de controles siempre se han realizado con gran escrupulosidad sanitaria. La Policía Local de Sant Josep, por ejemplo, siempre ha usado guantes para llevar a cabo los controles.

«El cambio es que ahora vamos siempre con mascarilla, porque antes ya hacíamos los controles así, desde la acera [manteniendo la distancia] para evitar atropellos, y hace tiempo que usamos guantes en todo momento», relata Granados.

«La principal diferencia es que se limpian los aparatos entre prueba y prueba, tanto el evidencial como la manguera, que es lo que toca el probante», dice el jefe de la Policía de Sant Josep. «Con los aparatos indiciarios lo que hacemos es que el conductor sólo toque la boquilla y que cada diez pruebas, más o menos, el agente va al vehículo policial más próximo y se limpia manos y antebrazos ,y también el aparato; hemos ganado mucho en higiene», añade.

Además, los agentes tienen varios modelos de etilómetros y, ahora, con el peligro del virus, sólo emplean uno de ellos. «Sólo estamos usando el que incorpora boquillas de un sólo sentido, es decir, el que permite espirar pero no aspirar, porque hay otros aparatos que permiten ambas cosas y de lo que se trata es de evitar cualquier problema de contagio», señala Granados. «Con el estado de alarma dejamos de hacer controles específicos de alcohol y sólo íbamos cuando detectábamos una infracción o una persona con síntomas, pero controles como éste [el de la pasada madrugada en Cala de Bou], hacía tiempo que no hacíamos», apunta.

En cuanto a la posibilidad de emplear pantallas faciales, la Policía Local decidió no hacerlo. «Las tenemos pero no las usamos porque las que hay ahora en el mercado son muy endebles y se nos empañan con facilidad, sobre todo a quienes llevamos gafas», razona Grabados.

Más controles

Ayer, el Ayuntamiento de Sant Josep informó de que la Policía Local realizará controles similares en los próximos días «para recordar la necesidad de mantener la prudencia y abstenerse de un consumo abusivo de las sustancias que pueden afectar a las capacidades del conductor, además de sancionar los casos que se detecten».

Desde que se decretó el estado de alarma, la Policía Local de Sant Josep ha detectado 41 drogolemias (alcohol más drogas), además de 36 casos de alcoholemias positivas y 20 penales, es decir, por encima de los 0,60 miligramos de alcohol por litro de aire espirado. «Hemos tenido muchos casos de accidente y huida con abandono del vehículo, porque actualmente, además de la condena y multa por el delito contra la seguridad del tráfico, también se exponen a una sanción por no respetar el confinamiento», destaca el jefe de la Policía josepí.

En el control también estuvo presente el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sant Josep, Ángel Luis Guerrero, que recordó que la normativa actual señala que en los vehículos ya pueden ir juntas las personas que conforman una unidad familiar sin necesidad de guardar las distancias. «Ahora bien, si no son de la misma unidad sí que tienen que seguir guardando las distancias», explicó el concejal.

Guerrero, que destacó lo «colaborativos» que son los agentes de la Policía Local de Sant Josep, también recordó que cada prueba de drogas cuesta unos 150 euros. El test indiciario cuesta unos 25 o 26 euros y luego, la prueba en un laboratorio homologado, está en torno a los 100 o 120 euros.

La Policía Local de Sant Josep decidió, con el fin de evitar contagios entre sus propios profesionales, que en cada coche patrulla fuera un único agente. «Continuaremos haciéndolo así hasta el día 22», apunta Guerrero.