En apenas una semana, el funcionamiento de los ayuntamientos y el Consell ha cambiado por completo, del mismo modo que lo ha hecho la vida del conjunto de los ciudadanos. Todo ahora se centra en gestionar la epidemia y solo una pequeña parte del trabajo consiste en seguir tramitando expedientes que no pueden esperar. (Ver galería de imágenes)

Programas informáticos como el Zoom, Skype, Rocket y el ya inevitable Whatsapp se han convertido en herramientas imprescindibles para el gobierno del día a día. «La verdad es que nunca había aprendido tanto de informática como ahora», admitía ayer el alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas.

En el Consell, el equipo de gobierno sigue manteniendo sus reuniones diarias a las ocho de la mañana y a las dos, mediante videoconferencia, a pesar de que casi todos los consellers siguen acudiendo a sus despachos, sobre todo aquellos de los que dependen servicios esenciales, como el hospital-residencia de Cas Serres, el centro de menores o los servicios informáticos. En todo caso, los políticos que van al edificio de la avenida de España respetan las normas de seguridad impuestas desde el Gobierno. «Intentamos no estar varias personas en una misma sala», explicaba ayer el presidente, Vicent Marí, quien admitió que la gestión actual es «monotemática». «No se plantean otros temas», señaló. En todo caso, el Consell «aprovecha para agilizar el pago a los proveedores, ahora que les hace falta liquidez».

En cuanto a los funcionarios de la casa, «la verdad es que cada vez vienen menos, porque se les ha ofrecido que hagan teletrabajo siempre que puedan», explicó Vicent Marí.

En todo caso, el trabajo a distancia (aunque sea dentro del mismo edificio) «es más fácil de lo que parece», señala el presidente, quien considera que las nuevas tecnologías facilitan enormemente la tarea de la Administración.

Rafa Ruiz, desde casa

Rafa RuizEl alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz, es de los que menos acude a su despacho, unas pocas veces a la semana, ya que opta por trabajar preferentemente desde su casa, en la zona de es Viver. «Voy algún día allí para firmas que requieren hacerse a mano, no por móvil, y para reuniones inevitables», pero poco más. Ayer mismo participó desde su casa en una reunión virtual con la Autoridad Portuaria de Balears. «Estoy conectado a no sé cuántas plataformas de videoconferencia», explicaba.

Todos los plenos y juntas de gobierno han quedado suspendidas, así que los equipos de gobierno, como el de Vila, realizan un encuentro semanal, en este caso los lunes a las 8.30, para planificar su gestión, monopolizada por el coronavirus. Gran parte de los servicios municipales están suspendidos. «De hecho, hemos pedido a la ciudadanía que no vaya al Ayuntamiento si no hace falta», recuerda Ruiz.

«Aunque se ha demostrado la gran vulnerabilidad de nuestra sociedad, porque creíamos que lo teníamos todo controlado, lo cierto es que la gente ha respondido muy bien y se ha demostrado que la solidaridad que existe», añadió.

«Todo es coronavirus»

coronavirusEn Sant Josep, Josep Marí Ribas acude más al Ayuntamiento por una sencilla razón: «Vivo a menos de cien metros y solo he de cruzar la calle», explica. Allí suele estar gran parte de la mañana y luego continúa trabajando desde su domicilio.

«Por las mañanas hacemos una reunión telemática con los concejales; algunos están aquí, en la casa consistorial, y otros están en sus casas», explica. Marí Ribas afirma que estas mismas reuniones, sin embargo, no se limitan a la semana laboral, sino que continúan «también en fin de semana».

Después del primer momento en que se decretó la cuarentena, el ritmo de adaptación ha ido bajando. «Ahora, novedades ya no hay muchas. Tenemos una comisión de seguimiento y la Policía Local nos va dando un parte cada día sobre la situación», explica. Aunque sigue firmando documentos y se tramitan expedientes, «el trabajo principal gira todo en torno al coronavirus», admite. Ayer mismo, estuvo despachando con el concejal y los técnicos de Hacienda para ver cómo gestionar contratos de servicios municipales que han quedado suspendidos temporalmente.

La alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, acude a su despacho a diario, al igual que hacen casi todos los concejales del Ayuntamiento, aunque, como sucede en los demás casos, las reuniones son telemáticas, cada uno de ellos desde su propia dependencia. «De momento, no hay ninguna dificultad insalvable» para comunicarse y tomar decisiones, señalaba ayer un portavoz del equipo de gobierno.

«Reuniones ya no se hacen, porque no son imprescindibles», añade, en una demostración de las ventajas que, a la fuerza, se están descubriendo a las aplicaciones informáticas para reuniones grupales.

Reuniones presenciales

El alcalde de Sant Antoni, Marcos Serra, acude todas las mañana a su despacho en el Ayuntamiento, donde trabaja «como siempre». Sin embargo, no hay muchos apretujones en los pasillos de la casa consistorial, porque «tres cuartas partes de los funcionarios hacen teletrabajo», añade.

De las sesenta personas que suelen trabajar en el edificio, estos días solo hay alrededor de una quincena, pues el resto cumple con su cometido desde casa.

Las reuniones del equipo de gobierno en Sant Antoni no se hacen telemáticamente, como en el resto de consistorios, sino presencialmente. Pero eso sí: en la sala de plenos, que es la más espaciosa del edificio, y guardando la debida distancia entre cada concejal, tal y como establecen las normas dictadas por el Ministerio.

«Dentro de esta situación de anormalidad, procuramos desarrollar el trabajo diario de la forma más normal posible», resumió Marcos Serra, quien realiza reuniones con sus concejales, «pero de forma individual» para reducir el riesgo de contagios entre los miembros de la Corporación.

Aunque también en Sant Antoni toda la gestión está orientada hacia el control de la epidemia, el alcalde admite que «se intenta adelantar un poco otros temas, como algún cambio que estamos preparando en la ordenanza de la vía pública». En todo caso, la mayoría de cuestiones han quedado postergadas a que la epidemia remita.

En el Ayuntamiento de Sant Joan, igualmente, el ritmo de trabajo se ha visto afectado por la situación y la gestión ordinaria se realiza respetando las medidas de seguridad establecidas, reduciendo al máximo los encuentros presenciales y, en todo caso, con las distancias de separación obligatorias.