Bart Cop y San de Wilde quedaron prendados de Ibiza cuando ya tenían en mente iniciar una nueva vida y dejar atrás el estrés que sufrían en su vida laboral en Amberes. Ella trabajaba de enfermera en la unidad de emergencias psiquiátricas de un hospital, «un sitio como el Bronx, con muchos drogadictos y pacientes psicóticos». «Allí vi de todo durante 25 años y en el turno de noche», resume. Bart Cop era periodista, «de todos los temas menos de política» y llegó a poner en marcha cinco revistas, antes de que internet sumiera en una profunda crisis a la prensa escrita.

Un amigo suyo es propietario de una granja con un centenar de alpacas en Wervik, además de uno de los mayores especialistas veterinarios en estos camélidos andinos. De allí surgió la idea de aprovechar la creciente fama de la lana de estos animales y las habilidades de San de Wilde como tejedora.

La isla no la conocieron hasta hace cinco años, cuando pasaron unas vacaciones en es Figueral y se hicieron grandes amigos de Pepe Juan del Hostal Es Alocs. «Nos enamoramos enseguida de Ibiza, así que decidimos vender todo lo que teníamos en Amberes y crear aquí la granja de alpacas», recuerdan.

¿Qué tal las cabras?

Se establecieron definitivamente el año pasado, en la misma zona de es Figueral, y gracias a unos amigos ibicencos contactaron con los propietarios de la finca donde han alquilado los terrenos para su rebaño, en Ca n'Andreuet o Can Toni d'en Sord, donde vive María Martínez, de 81 años. Al principio, aquí nadie sabía qué eran las alpacas hasta que las trajimos, explican». Así, recuerdan la anécdota del propietario de una tienda en es Figueral que, al conocer sus planes, buscó información en Google y creyó que se trataba de pacas de heno. Otra vecina de 87 años, que visita frecuentemente a la casera de Ca n'Andreuet, siempre les pregunta cuando llega con su bastón «¿qué tal están las cabras?».

Bart Cop trajo en ferri hasta la isla sus cinco primeros ejemplares, comprados en la granja de su amigo en Wervik para crear Es Currals Alpacas Ibiza. «No nos quedaba dinero para comprar más», precisa, pero prevé que el rebaño crezca gradualmente. Con tan solo un año de edad, ya pueden reproducirse y dos de sus tres hembras están embarazadas. Se trata de Marrón, llamada así por su color, pero a la que rebautizan como Naomi Campbell «por su porte de diva», y de Dusty, en honor a la cantante Dusty Springfield, pero que se ha ganado el mote de Donald Trump por su tono naranja. «Es blanca, pero está todo el día restregándose por el suelo y acaba así», bromean.

Cría anual

«Esperamos que en una semana quede embarazada Barbarella [por la película de Jane Fonda]». Las tres hembras están en un corral separadas del semental, Lewis, que, con dos años, es el mayor del rebaño. Pero no está solo, ya que las alpacas necesitan compañía «para no morir de soledad», así que comparte establo con su amigo Mojo [en honor a Jim Morrison], que está capado para evitar confrontaciones.

Como estos animales tienen una cría al año y viven entre 15 y 25, fácilmente pueden ampliar su cabaña, «pero tampoco queremos tener un rebaño muy grande». De cada animal, San de Wilde puede tejer entre cinco y diez bufandas que comercializa bajo la marca Wishfulfilling Weaving, en un proceso de elaboración completamente artesanal en el que usa una rueca tradicional.

Tintes naturales

«La lana la coloreo con tintes naturales extraídos de Ibiza, como flores y aguacate». «¿Sabes qué color se obtiene del aguacate? El rosa», sorprenden. En abril llegará desde Bélgica un esquilador especializado en alpacas, «porque es un proceso muy delicado para extraer su lana de una sola pieza, como una alfombra». Debe hacerse muy rápido para que el animal no se estrese, diez minutos como máximo.

Pero una explotación de alpacas puede dar aún más rendimiento. La pareja belga ha encontrado un gran colaborador en el nieto de Ca n'Andreuet, Daniel Ferrer, un joven que cursa un grado superior de Marketing en Sa Blanca Dona. «El trabajo de fin de curso que preparo es una investigación sobre las posibilidades de comercialización de las alpacas, con su lana, fertilizantes o para paseos», detalla.

De hecho, Es Currals ya comercializa un abono que llama té de alpaca, que se obtiene dejando en agua sus heces durante un día. «Su caca es muy buena y da muy buenos resultados». Apenas hiede y, en el corral, las alpacas siempre dejan sus deposiciones en el mismo rincón «porque son los animales más acostumbrados a vivir en establos». «Ya hace seis mil años que los domesticaron en Perú», explican.

Curiosidades

Bart y San relatan con pasión todas las curiosidades de estos rumiantes, como sus tres estómagos, en los que «digieren los alimentos durante 63 horas». O que no degradan el suelo gracias a unas pezuñas suaves y a que no comen las raíces de las hierbas, como las cabras. Existen alpacas de 22 gamas de colores diferentes y su lana es más ligera, ocho veces más calida que la de oveja, hipoalergénica e impermeable.

Son animales tan delicados que se aconseja tenerlos alejados de otras especies. Y, en el caso de estos ejemplares llegados a Ibiza, se apasionaron de las algarrobas que caían de los árboles de su establo. «Primero solo las miraban y no nos preocupaba, pero acabaron probándolas al cabo de unos días y les encantaron». Así que tuvieron que retirar todas las algarrobas que tenían a su alcance, porque las alpacas desarrollan diabetes si comen azúcar.