Hace ya dos décadas que Diario de Ibiza, al igual que antes y después hicieron muchos otros medios llamados ´serios´, eliminó las inocentadas en este 28 de diciembre, con el objetivo de no confundir a los lectores y, probablemente, evitar alguna pulmonía -como la que debieron pillar los ibicencos que el 29 de diciembre de 1975 se bañaran en el puerto tras la victoria de la SD Ibiza sobre el Mallorca en un partido que, en realidad, se jugaba al día siguiente-.

La década dorada de las inocentadas fue la de los 80, el día 28 la isla entera se rascaba las meninges intentando adivinar cuál o cuáles eran las inocentadas de es Diari, porque solía haber más de una. De las más sonadas fue la supuesta escala del presidente Ronald Reagan en la isla, en 1980. Pese a que el Photoshop aún estaba lejos de inventarse, el curioso cortapega manual de la portada con el presidente de Estados Unidos en el aeropuerto engañó a más de uno y el teléfono de la redacción no paró de sonar en toda la mañana.

También llamó la atención, abriendo la primera página a cinco columnas, la de 1983, en la que se aseguraba que el Concorde iba a hacer ese mismo día, también en el aeropuerto, las pruebas con sus equipos de aterrizaje y despegue vertical. Tampoco estaba mal, en la misma página, la del alcalde de Vila, entonces Adolfo Villalonga, presentando su dimisión y abandonando el Ayuntamiento al grito de «apaga y vámonos».

A lo largo de los años, Dalt Vila y los monumentos de la ciudad fueron una fuente inagotable de bromas para picar a los inocentes. El 28 de diciembre de 1985 es Diari abría con una noticia sorprendente, la venta del Castillo a Disney por 500 millones de dólares, acompañada por una imagen del alcalde «ultimando detalles con un grupo de expertos americanos».

Dalt Vila, en Disneyworld

Dalt Vila, en Disneyworld

En el interior se informaba de que se iban a llevar el edificio piedra a piedra, «antes de que se caiga del todo», para reproducir Dalt Vila completa en un nuevo complejo junto a Disneyworld. El alcalde, a la sazón Villalonga, informaba de que el Castillo sería sustituido por una reproducción fiel al original y que el dinero serviría para rehabilitar Dalt Vila.

El juego de los monumentos siguió en años posteriores, de hecho, en el 87 la portada informaba del próximo cambio de ubicación entre los monumentos a Vara de Rey y a la paz, para que este último luciera en s´Alamera y el del general en la plaza de Enrique Fajarnés. El alcalde, ya Enrique Mayans, había convocado un pleno urgente que no había sentado nada bien a los grupos de la oposición, que estaban de vacaciones navideñas. De hecho, al año siguiente, la portada del Diario cambiaba de nuevo el monumento a la Paz de sitio, respondiendo a la polémica que se había desatado en la ciudad por ver dónde se colocaba definitivamente, antes de decidirse por el terreno del antiguo campo de fútbol, hoy Parque de la Paz.

En el 88, este diario se llevaba el conjunto escultórico al solar del matadero, nada menos, en la avenida de Santa Eulària, para zanjar esa pelea por el monumento a la paz, que ya era conocido, antes de plantarse, como ´el de la guerra´.

Fotografías reales

Fotografías reales

En los últimos años, los trabajadores de esta casa se vinieron arriba y no es que hicieran bromas acompañadas por algún fotomontaje, sino que incluso las representaban para sacar una foto en condiciones. En 1991 -una de las últimas- se informaba de que las murallas de Dalt Vila iban a ser forradas con papel de aluminio para evitar el grave deterioro y los derrumbes. Para ello, el Ayuntamiento había contratado a la empresa Aluminex, cuyos ´técnicos´ aparecían en la portada frente a Dalt Vila empuñando rollos de Albal.

Pero sin duda la más divertida fue la de 1989. El 28 de diciembre de ese año, la foto de portada fue para los representantes de la Ley Payesa, unos vecinos de Sant Antoni que habían decidido levantarse en armas ante los desmanes de los 'manguis' en el municipio. Esa misma noche ya habían lanzado al mar a medio centenar de «drogadictos, vagos y maleantes» y aparecían en la imagen con la cabeza cubierta por bolsas de basura y armados con palos y hasta un catxorrillo, por si acaso.

Este artículo fue publicado en Diario de Ibiza el 28 de diciembre de 2016