El centro de protección animal de Sa Coma es el lugar adonde van los perros y gatos abandonados, renunciados o encontrados en el municipio de Vila. Actualmente cuenta con 76 canes y unos 12 o 13 mininos. El veterinario y trabajador del centro Miguel Quiñones y la concejala de Bienestar Animal municipal, Montse García, realizan un recorrido por las instalaciones para enseñar cómo han cambiado en los últimos años, en qué condiciones viven los animales y los exhaustivos cuidados que allí ofrecen los especialistas y unos 125 voluntarios.

«Sa Coma ha ido ampliándose con el tiempo», comenta Quiñones. El veterinario lleva muchos años trabajando en el centro y se encarga de revisar el estado de los animales, aparte de sacarles y del cuidado de las instalaciones. «Tenemos esta zona de jaulas más antiguas, en las que acostumbra a haber un solo perro por espacio», muestra el veterinario. «Les acabamos de sacar a pasear y están bastante calmados. Sueles estar más agitados, sobre todo con visitas», confiesa.

Al otro lado, hay más de un can por jaula. «Depende mucho de cómo llegue el perro. Algunos son más hostiles entre ellos, otros pueden tener secuelas por maltrato», aclara Quiñones, que recuerda que muchos de estos animales han sufrido antes de llegar al centro. «La siguiente zona es más grande y abierta, y claramente también más nueva», dice el especialista. En este módulo hay unos 30 perros, algunos de los cuales disfrutan de hamacas donadas por la gente, y con espacios con sol dentro de las jaulas. Hay una piscina desmontable, rota, en el centro: «Hay perros que se entusiasman mucho con los baños y pasa lo que pasa. Esta ha durado menos de lo normal». Sobre esto, Montse García cree que hacer una piscina de hormigón es lo mejor».

«La inmensa mayoría de animales que tenemos ahora son los llamados potencialmente peligrosos -comentan-. Se pusieron de moda hace unos años, y es más complicado adoptarles por el tema de las licencias». Hay perros que llevan cinco años en el centro, esperando a que les adopten. El veterinario pone el ejemplo de una pareja de cans eivissencs que fueron entrenados para la caza: «Aunque no sean hostiles, son poco cariñosos y la gente busca amor en los perros».

Los 76 perros que hay en este momento no son un número muy alto, pero los 13 gatos sí, según informa García. Quiñones advierte que a principios y mediados del verano es época de camadas de gatitos: «Los pequeños son fáciles de adoptar, atraen mucho, pero impiden que los mayores se recojan. ¡Y eso que son más buenos!». El veterinario y la concejala explican que desde hace un tiempo han puesto en marcha un plan con colonias de gatos controladas, en las que el papel de los vecinos voluntarios que cuidan de ellas es vital. Ambos aprovechan para recordar la importancia de la esterilización. «Reduce el riesgo de enfermedades de próstata o el cáncer de mama», manifiesta el especialista. La concejala, por su parte, dice que «no es un capricho, también le estás haciendo un favor al animal».

La labor del voluntario

La labor del voluntario

«Yo tengo dos perros, uno grande recogido aquí y otro pequeño y gruñón que encontramos abandonado y sin chip. Después de tenerle unas semanas en Sa Coma por si lo reclamaba el dueño, decidí quedármelo», cuenta García. La base sobre la que se sustenta el centro es la labor y generosidad de los voluntarios, recuerda. Para formar parte del voluntariado es necesario meterse en la página web del Ayuntamiento de Ibiza y rellenar una solicitud en línea. Actualmente hay 125 personas inscritas, pero no se puede comparar con registros de otros años porque antes no se tomaban datos de las personas.

«Esta gente se ofrece para mejorar la vida de los animales que están aquí, sacarles y que reciban el cariño que se les negó cuando fueron abandonados», dice Quiñones. El veterinario destaca «el importantísimo trabajo» de los voluntarios que acogen cachorros por un tiempo para luego devolverlos al centro en buen estado.

García remarca que hay muchos tipos de voluntariado: «Si alguien no puede venir a estar con los perros o adoptar, puede ayudar de otras maneras como difundir la palabra por las redes sociales. Es necesario dar visibilidad, a través de los medios o de la educación con excursiones de los peques. Debemos tener empatía y ayudar a estos animales».