Jordi Sunyer Bonet perdió la vista a los tres años, después de unas fuertes fiebres y una encefalitis. No guarda recuerdo de los colores, pero sí de la distribución de la casa en la que vivían entonces, antes de trasladarse al chalé familiar de Sant Rafel, Can Bonet. Recibe a Diario de Ibiza frente al estudio que le habilitaron en la planta baja y se ofrece a preparar café. No le molesta la palabra ciego. De hecho cuando su madre, Marga, propone encender la luz antes de despedirse, él bromea: «Por mí no hace falta».

Pone en marcha su mesa de mezclas, una Pioneer DJM-450, y empieza a manipularla. «De pequeño me gustaban mucho los botoncitos, si iba en coche con mi padre le toqueteaba la radio y la ponía a tope. También me fascinaban los ordenadores y la tecnología». La primera canción que le marcó fue 'Como un lobo', de Miguel Bosé a dúo con su sobrina Bimba. Este tema se publicó en el disco 'Papito', en 2007, cuando Sunyer contaba con sólo 10 años. De niño también le empezó a apasionar el trance de dj Tiësto, del que lamenta que haya dejado de ser un habitual de las discotecas de la isla.

«Ya no viene, pero el año pasado pinchó en el Hï de invitado, sin que lo hubieran anunciado, y me lo perdí. Luego me llamaron mis amigos: '¡Tío, que ha pinchado Tiësto!', y yo sin saberlo.... es una leyenda». Jordi ahora está ilusionadísimo porque compartirá sesión con otra gran leyenda, Alfredo Fiorito, el padre del balearic beat a finales de los años ochenta y pionero de la conversión de Eivissa en la meca internacional de la música de baile.

Con Alfredo empezó todo

«Yo escuchaba sesiones de Alfredo en la terraza de Space de los 90 que son alucinantes, de cuando igual yo tenía solo uno o dos años». Se le nota la emoción al contar cómo se enteró de que, además de Alfredo -«ahora lo podré conocer en persona»-, él mismo será uno de los dj que animarán la fiesta de apertura de Es Paradís, el próximo 18 de mayo. Hace dos semanas le llamó otro clásico, David Moreno, con quien ha empezado a colaborar en Pure Ibiza Radio. «David me dijo 'oye, que pincho en el opening de Es Paradís'. Yo le felicité, 'joder qué guay', pero entonces me preguntó que adivinara quién iba a ser el encargado de abrir la sala... ¡no me digas que voy a ser yo!».

Va a ser su primera fiestas de apertura, aunque él ya dio sus primeros pasos profesionales en 2017, también en Es Paradís, con la fiesta 'Glow', en la que repitió el año pasado. Esta oportunidad surgió en una noche de fiesta de 2016, cuando se encontraron en la puerta de esta discoteca al dj residente, el franco-caribeño Steeve Valverde. Un amigo de Jordi se lanzó y fue directo al artista. «Oye Steeve, que mi amigo también controla de música y el rollo este», fue la presentación. «Me dijo que, cuando quisiera, podía entrar en la cabina a hablar con él y me invitó a hacer prácticas en Es Paradís cuando acabara la temporada». Tras desarrollar su pericia al lado de Valverde en esas sesiones invernales, le ofrecieron dar el paso para pinchar en la fiesta 'Glow' con sólo 20 años.

Allí descubrió el placer de conectar con un millar de personas que siguen el ritmo de su música. «El primer año flipé cuando la discoteca estaba llena, todo el mundo estaba entregado, y yo estaba pinchando 'Titanium' de David Guetta. Bajé el canal del volumen y todo. Estos momentos, cuando ya estoy caliente después de dos o tres horas pinchando, son alucinantes».

A él también le gusta estar al otro lado de la cabina, «siempre en primera fila, botando como un loco y sudando». Apunta como una de las mejores fiestas de su vida una sesión en Ushuaïa de Axwell e Ingrosso, de Sweedish House Mafia. «Allí es como un festival, con la puesta a punto que preparan y cómo decoran el escenario», revive. Durante la fiesta, sus amigos le cuentan cómo es el montaje. Aunque, si tiene que elegir un referente, se queda con Carl Cox. «Space era una locura con él». «A mí me gusta todo», desde la música comercial de Guetta y el EDM (Electronic Dance Music), «que viene fenomenal para un festival al aire libre hasta la música más underground para un club».

La vibración del público

Durante sus sesiones, él puede notar que la pista ya está llena «porque la gente amortigua el sonido y se siente el calor». Para caldear el ambiente, suele iniciar su sesión con house «melódico y divertido» que, a medida que avanza la noche, deriva en sonidos más duros, tech house «o techno a las tres de la madrugada». Él se adaptó rápidamente a este trabajo, era su madre la que sufría.

En el primer año de Sunyer en Es Paradís, Marga Bonet lo acompañaba todos los domingos. «Yo lo veía solito allí encima, dentro de esa cabina tan grande superprofesional, con la discoteca toda llena y pensaba '¡ay, como ahora toque un botón que no toca y se le pare'! Y eso que sabía que él lo sabe hacer muy bien, pero yo sufría mucho, mientras él seguía todo tranquilacho poniendo música», se ríe.

Afortunadamente, el sufrimiento de la madre siempre fue en vano y ella pudo seguir disfrutando de la noche. Se considera rumbera y le gusta la música de su hijo, cosa que notaba el lunes en el trabajo. También por suerte para ella, el verano pasado, la fiesta pasó al sábado.

La complicidad entre Jordi y Marga salta a la vista y ella no oculta el orgullo que siente al ver cómo su hijo empieza a encontrar sitio para desarrollar su gran pasión desde niño. «Cuando tenía 14 años se empezó a juntar en casa su grupo de amigos y montaban jarana en su cuarto, dentro de la casa, así que le hicimos este apartamento en la planta baja que él usa como estudio, porque sigue durmiendo arriba», recuerda. «Él es muy independiente y se apaña muy bien, aunque no se prepara la comida porque no lo ha probado, no sea que le salga bien y luego deba cocinar él», bromea Marga con su hijo.

Primeros pasos

«Estamos muy contentos, porque este mundo es complicadísimo, no es fácil que te haga caso y los promotores de las fiestas ya traen sus propios dj, pero él ahora está empezando a ir a poner música en directo en la radio de David Moreno [Pure Ibiza Radio]», cuenta la madre con cariño. Jordi también participa en otro programa en Ibiza Live Radio, Dasonido, de Steeve Valverde, con quien se alterna cada dos jueves. Aunque Valverde, el dj que le introdujo en este mundillo, el último verano cambió su residencia a Manchester, Es Paradís siguió continuando con Jordi para 'Glow' y, de cara a la próxima temporada, da más confianza a Jordi al confiar en él para su fiesta de inauguración.

«Estoy muy agradecido a Pepe [Aguirre, propietario de Es Paradís], porque estar en un opening de Eivissa es importantísimo, se conocen en todo el mundo. Jordi se sincera mientras muestra la primera mesa de mezclas con la que hizo sus pinitos, una Numark que saca de una maleta guardada en un rincón de su estudio. «Me la regaló mi padre a los 13 años», recuerda.

Hay otro detalle que revela que, a esa edad, ya tenía clarísimo que quería ser dj. Los tuits de sus inicios en la adolescencia se dirigen a sus ídolos de entonces, David Guetta, Afrojack o Dimitri Vegas, a quienes declara su admiración. «¡No me digas que se puede encontrar eso, ¡si hace siglos que no uso Twitter! ¡Qué vergüenza!», se ríe.