Iniciativa de Recerca de la Biodiversitat de les Illes (Irbi) ha publicado un tríptico sobre las siete especies de murciélagos cavernícolas de Balears con el propósito de que se sepa que este mamífero, protegido por la legislación, es muy vulnerable a las alteraciones de su entorno. De esas siete especies, sólo una habita en ambas Pitiusas, otra únicamente en Formentera y una tercera, sólo en Ibiza, según detalla David García, naturalista de Irbi. El tríptico ha sido publicado gracias a la ayuda económica de la Fundació Guillem Cifre de Caixa Colonya.

En total, hay nueve especies de murciélagos en las Pitiusas, según detalla García, de los que sólo tres son específicamente cavernícolas. El folleto está pensado para todos los públicos, pero sobre todo para los espeleólogos, que son los que frecuentan las cuevas donde hay colonias de quirópteros, un mamífero protegido que es muy sensible a las molestias que se producen en los lugares donde se cobija.

La ratapinyada petita de ferradura (Rhinolophus hipposideros) es una cavernícola que se puede encontrar en Ibiza y Formentera, pero «hay pocas respecto al resto de Balears porque hay pocas cuevas en Ibiza». Fue «redescubierta en 2004 en Formentera». Allí «está presente» en la Mola, pero Irbi no ha hallado aún ninguna colonia allí. «En Ibiza sólo tenemos localizadas cuatro colonias, una de ellas en la rotonda de Sant Joan a Portinatx. Tiene sólo 23 individuos». Habitualmente, sus colonias oscilan de una a dos docenas de individuos.

Menos en Formentera y Cabrera

Otra cavernícola ibicenca es la ratapinyada ratera grisa (Myotis escalerai), ausente de Formentera y en Cabrera: «Es -indica García- la especie cavernícola más abundante. Hay unas siete colonias y son numerosas. Algunas tienen unos 400 bichos». Se encuentran por es Amunts, s'Estanyol, Sant Carles... «Pero no por Sant Josep, pues hay pocas cuevas aptas para ellos». En es Vedrà «no hay cavernícolas, sí de otras especies», añade.

Sin embargo, la ratapinyada ratera grossa (Rhinolophus ferrumequinum) sólo se encuentra en Formentera, donde hay una pequeña población de apenas una veintena de ejemplares: «De las tres especies presentes en las Pitiusas, es la única que está catalogada como vulnerable», lo que lleva parejo el desarrollo de un plan de conservación de esa especie. «Esta especie está muy ligada a la Mola y a es Cap de Barbaria, zonas kársticas con grandes cavidades».

Todos estos murciélagos pitiusos son minúsculos: «Algunos llegan a los 20 centímetros de envergadura y unos nueve de largo (en el caso del R. ferrumequinum, el más grande, hasta 12 centímetros)». Pero lo más relevante, afirma García, es su peso: «El R. hipposideros pesa unos cinco o seis gramos; el Myotis escalerai, siete gramos; el R. ferrumequinum, unos 15 gramos». Ligeros, pero muy longevos: según la especie, llegan a vivir de ocho a 11 o 20 años.