El Govern advierte de que la normativa laboral obliga a los taxistas a descansar

El director general de Movilidad y Transportes del Govern balear, Jaume Mateu, sostiene que los taxistas tienen que respetar los tiempos de descanso que marca la normativa laboral, pero que no se puede regular a través de la legislación de transportes. Mateu recuerda que las normas europeas de transportes obliga a controlar, a través del tacógrafo, los tiempos de conducción y descanso de los conductores de autobuses y camiones de mercancías (de más de 3.500 kilos), pero no de los taxistas.

De todos modos, Mateu destaca que los conductores de taxis, sobre todo los asalariados, que mantienen un relación laboral con el titular de la licencia, «deben disponer de días de descanso, como en cualquier otra profesión».«Se puede abordar desde el punto de vista laboral, de prevención de riesgos laborales, si se detecta que hay irregularidades», añade. Así, Mateu considera que debe ser Inspección de Trabajo la que controle el cumplimiento de la normativa laboral.

Los contratos de trabajo especifican unos horarios y los tiempos de descanso, apunta Mateu, además de la normativa laboral. Aparte de las reglas generales que determina el Estatuto de los Trabajadores, la Federación Empresarial Balear de Transportes sostiene que, en ausencia de convenio colectivo, se debe aplicar el decreto de jornadas especiales, que distingue entre las horas efectivas (de conducción) y las presenciales (la espera en las paradas). Esta normativa se refiere a un descanso semanal de día y medio que se puede computar en cuatro semanas.

Mateu explica que «el uso del tacógrafo está pensado para el control de los tiempos de conducción de vehículos más grandes y que llevan a cabo trayectos mucho más largos». «En el caso del taxi, su aplicación supondría una complicación del servicio», indica.

Un taxista asalariado ha denunciado ante la conselleria balear de Trabajo que trabaja seis meses sin un solo día libre, aunque la mayoría prefiere o acepta no librar para aprovechar al máximo la temporada. «Estoy destruido física y psicológicamente», asegura el denunciante, que advierte de que esta situación supone un peligro para el tráfico.