Cuando en septiembre de 2015 un jurado popular declaró no culpable al agente de la Policía Local de Sant Josep Francesc Ribas del homicidio de la venezolana Karina Rosales, el presidente de la sección de la Audiencia Provincial en la que se celebraba la vista le dijo a su abogada, Alicia Hernando: «Señora letrada, estará usted contenta, que han absuelto a su cliente. ¿Cuánto ha cobrado?», cuenta Hernando. Y ella le contestó: «Señoría, le estoy diciendo que soy abogada de oficio». «¿Pero es verdad que viene usted de oficio?», le insistió el magistrado, según recuerda la letrada. «Le juro por mi vida que estoy de oficio, que yo no cobro por este asunto», le aseguró ella, a lo que, explica, él le contestó: «¿Pues sabe usted que cualquier bufete de aquí habría cobrado, como mínimo, 15.000 euros por llevar esta causa?». «Es que era una instrucción muy larga y complicada, pedían 12 años de prisión», cuenta la abogada.

Hernando, sin embargo, cobró «240 ó 250 euros por el procedimiento». «Luego podría, que no lo he hecho, pedir que me paguen por el número de folios de la causa, pues dan un plus cuando se pasa de un número determinado, y por los días de sesiones de la vista oral, que fueron cinco», apunta y apostilla que, en todo caso, el montante total no habría superado, con toda seguridad, los 500 euros.

Así es la realidad de los letrados del turno de oficio. Aunque estos casos no son los del día a día, lo cierto es que realizan un trabajo profesional para sus clientes, sea cual sea el delito cometido o la necesidad que tengan, y, a pesar de ello, su esfuerzo no se ve recompensado económicamente. Las retribuciones que abona el Estado, que asume la compensación de la Justicia gratuita, llegan tarde y están desactualizadas y totalmente alejadas de las tarifas de los despachos.

Hernando conoce muy bien la situación pues, detalla, se dedica casi en exclusiva a estos asuntos. «Prácticamente sólo hago turno porque no tengo tiempo para coger clientes privados», comenta la abogada, que señala que aunque hay personas que le dicen que lo deje «un poco» para llevar otros casos, «en el fondo» le gusta la dinámica de la práctica de la Justicia gratuita.

«Es un trabajo apasionante», subraya y señala que trabajar en el turno de oficio penal, en el que está ella, aporta «toda la dinámica de la práctica que no se tiene trabajando en cualquier despacho privado». «Eso me motiva a seguir, aparte de la labor social que supone», explica esta letrada que llegó al turno de oficio en 2004 porque le gustaba el derecho penal y en el despacho en el que había trabajado hasta entonces no se podía dedicar a ello. «En cuanto dejé de trabajar allí lo primero que hice fue apuntarme», sostiene.

Con todo, reconoce que vivir sólo de estos asuntos es posible, aunque no es fácil. «Se vive muy mal, pero bueno, yo lo que pasa es que si tengo cinco, gasto cinco, poco a poco», subraya. Y es que, si en algo coinciden abogados consultados, es que en el turno de oficio se paga tarde y mal.

¿Por qué entonces los letrados siguen formando parte del mismo? Jesús Herrero, portavoz en Ibiza de la Asociación de Abogados del Turno de Oficio de Balears (Atoib) -que se constituyó en todas las provincias de España para la defensa de los intereses del colectivo- lo tiene claro: por vocación. «Todos los abogados que están en el turno de oficio lo primero que tienen es un tema vocacional, de ayudar a la gente», asegura el letrado, que se incorporó en 2007.

Después aparecen más motivos: contar con una mayor cartera de clientes, tener más trabajo o darse a conocer, por ejemplo. «Al llegar de fuera, ésta es una forma de hacer clientela; decir otra cosa es absurdo. Porque de un cliente satisfecho del turno de oficio te pueden llegar luego familiares o amigos que te pueden dar vida al despacho», indica como ejemplo Herrero, quien antes de instalarse en Eivissa estuvo trabajando ya como letrado de oficio en Salamanca durante cinco años.

Varios turnos, distintas materias

Varios turnos, distintas materiasEn estos momentos, Herrero calcula que en el turno de oficio de penal general deben ser en torno a 50 abogados. «Éste es el más grande», afirma. Además, están el turno de civil, de juicios rápidos, laboral, de asistencia a las víctimas de violencia de género y menores. Según la memoria publicada por el Ilustre Colegio de Abogados de Balears (Icaib), en el año 2016 se realizaron 1.881 designaciones de abogados de oficio para el ámbito penal; 387 para violencia de género; 156 de menores; 133 para laboral; 495 para juicios rápidos y 580 del ámbito civil -325 para asuntos de familia, 132 en arrendamientos, 112 de civil general y 11 de hipotecario-.

Hernando y la también letrada Ana Rodrigo están, entre otros, en el turno de oficio de penal general, donde hacen guardias de 24 horas. «La guardia es la vida del abogado de oficio», subraya la primera, que apostilla que ella prefiere «hacer la guardia y llevar al cliente desde el principio», que no que le pasen casos desde el Icaib porque otro letrado ha renunciado o está enfermo o que la avisen para ir a juicio sin conocer ni siquiera al cliente y tener que estudiar la causa sin saber nada de la instrucción realizada.

Sin embargo, las guardias son duras y precisamente por eso Herrero decidió, en septiembre del pasado año, salir del turno penal general, pues le resultaba imposible conciliar su vida personal, con una hija pequeña y su mujer realizando también otras guardias por su profesión, con ese ritmo de actividad. Precisamente ésta es una de las reivindicaciones de los letrados en las concentraciones que vienen realizando desde hace unos meses.

«En verano a mí las guardias se me hacen eternas», apunta Rodrigo, quien desde 2010 ejerce como abogada de oficio. Indica que «lo típico» en esta época son casos de extranjeros que vienen de vacaciones, consumen alcohol o drogas «y la lían»: «Provocan daños en el hotel, se pelean», explica. También tienen casos de violencia de género, pero la letrada señala que éstos se dan todo el año. «Y también hay mucho, aunque el año pasado más, de detenidos por el tema del gas de la risa, salud pública, menudeo», añade y apostilla que Ibiza en esta época parece «la ONU: ahora necesitamos un intérprete de inglés, de alemán, de holandés».

Cuando están de guardia en penal, los letrados son llamados en cualquier momento, a cualquier hora del día o de la noche, para asistir a detenidos. «El abogado tiene que estar presente cuando leen los derechos [al arrestado], pero no sólo eso; el abogado es quien ve si la persona está bien tratada o cuidada, si le han ofrecido que pueda contactar con su oficina consular o ver a un médico, por ejemplo. Nosotros somos los guardianes de los guardianes», señala Herrero.

De guardia, también para Formentera

De guardia, también para FormenteraY su competencia no es sólo la isla de Ibiza, sino también la de Formentera, donde aunque hay abogados, no hay ninguno adscrito al turno de oficio porque «no tiene entidad suficiente», afirma el letrado. Herrero explica que de allí les llaman también de día y de noche, con las consiguientes complicaciones que eso supone para desplazarse. «Si te llaman a partir de las siete de la tarde, ¿qué haces? ¿Te vas y te quedas allí a dormir? Porque eso no te lo paga nadie», destaca y apostilla que eso le ha ocurrido a algún compañero. La semana pasada, continúa, se llamó en dos ocasiones de noche y, comenta, en estos casos, la ley permite que la asistencia se realice por teléfono «cuando hay imposibilidad física de trasladarse», como puede ser el caso, por no disponer de barcos.

En este sentido, además, apunta que sólo pueden coger los barcos de una compañía, que es la que tiene el convenio con el Icaib. «Tú tienes que adelantar el dinero del billete y sólo con Trasmapi te lo devuelven; así que tienes que ir con ellos y con los horarios que hay», comenta.

Cuando se realiza la asistencia de forma telefónica, Herrero apunta que informan al abogado de qué acusan al detenido y el letrado explica a éste que no va a prestar declaración ante la Guardia Civil, que harán el papeleo correspondiente y al día siguiente lo llevarán a Ibiza para comparecer ante el juez.

Sobre las llamadas nocturnas, tanto Herrero como Hernando comentan que los letrados reciben avisos de la Policía Local pese a que estos agentes «no pueden tomar declaración a detenidos» y lo único que hacen es comunicarles que tienen a una persona arrestada y van a pasarla a la Guardia Civil. «Te llama la Policía a las dos de la madrugada para decirte que tiene un detenido y luego, dos horas después, te llama la Guardia Civil para informarte de que ya se lo han pasado y que vayas a asistirle», explica Hernando y señala que los primeros te despiertan a pesar de que no podrás hacer nada y luego, la segunda llamada ni siquiera la recibe el mismo letrado, sino que la centralita la asigna al siguiente que está de guardia. «Y así estamos sin dormir dos letrados», apostilla e insiste en que mientras jueces o fiscales pueden descansar durante la noche y los agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado trabajan a turnos, ellos, los abogados de oficio, están 24 horas operativos.

Clientes de pago y de oficio, igual trato

Clientes de pago y de oficio, igual tratoLos tres letrados inciden en que, sea cual sea el origen de los clientes con los que trabajan, bien de pago bien procedente de la Justicia gratuita, el trato que ellos les dispensan es el mismo. «Incluso hay veces que con los del turno de oficio, al no tener tantos recursos y estar más desamparados, incluso les ayudas de más, te involucras más, yo por lo menos», subraya Rodrigo e incide en que ella los valora y los trata «igual».

«A veces hay clientes que te dicen: ´Es que yo te estoy pagando´. Y yo siempre digo; ´Yo hago mi trabajo igual, me paguéis o no», comenta Hernando. Explica que también ha tenido algún cliente que le decía que como es de oficio no le hacía caso. «Pero no; hago lo mismo con los de pago. Yo trabajo todo lo que doy de mí y hago todo lo que puedo», resalta. En este sentido, reconoce que entre éstos en alguna ocasión ha sentido una cierta desconfianza, «pero luego, cuando ven el trabajo hecho y bien hecho, incluso te piden perdón algunos».

Lo mismo dice Rodrigo: «Hay gente que piensa que el abogado del turno de oficio va a cobrar y no a hacer el trabajo. Pero luego, cuando ven que haces todo lo que puedes y te permite la ley, muchos te lo agradecen. E incluso luego te vienen buscando de forma particular». También Herrero señala que la gente suele ser «agradecida» y, sobre su profesionalidad, destaca que «todos los abogados penalistas en activo han pasado por el turno de oficio, están o han vuelto».

En el turno penal, el trabajo no acaba el día de guardia. Después, cuando los detenidos pasan al juzgado les asisten pero sólo si se celebra juicio rápido, pues si el asunto se pasa a diligencias previas -porque se necesiten más pruebas o testigos, por ejemplo-, el asunto se lo queda otro letrado. «E igual hoy yo tengo que asistir a 15 detenidos en la comisaría y luego no son míos», comenta Hernando, quien reivindica que el abogado que empieza el caso debería finalizarlo.

Pero no sólo eso. En Ibiza ocurre que al instruir un asunto grave «de homicidio, de salud pública», dice Rodrigo como ejemplo, cuyo juicio se celebra en la Audiencia Provincial, en Palma -pues el tribunal apenas se desplaza-, como los viajes y el alojamiento no se incluyen en las dietas de los letrados, éstos se ven obligados a renunciar al caso, que asume un abogado de oficio de Mallorca. «Imagina la indefensión que se le produce a esta persona», indica la letrada. Hay casos en los que, no obstante, el abogado sigue adelante, como le sucedió a Hernando con el homicidio de Karina Rosales. «La familia me pagó el hotel. Yo no pedí mis honorarios ni cobré nada», subraya.

Cobrar, mal y tarde

Cobrar, mal y tardeY una vez finalizado el asunto y pasados seis meses más, los abogados cobran por los servicios prestados. «Si empiezo una asistencia hoy y dentro de un año se acaba el procedimiento, pues seis meses después me pagan», comenta Herrero, al tiempo que apostilla que la mitad de cosas que hacen no se las abonan y, por las que sí, les dan cantidades irrisorias. «Yo me quité del turno civil porque cuando estaba creo que pagaban 90 euros por un divorcio», recuerda Hernando, quien apostilla que eso no da «ni para el papel que se gasta».

Así, un día de guardia son 100 euros, tanto si hacen una asistencia como siete. A partir de esa cantidad, les pagan guardias dobles. «Ahora en verano estamos cinco abogados [entre semana y tres el fin de semana] y nunca hacemos guardia doble», dice Hernando. Si atienden a un detenido pero luego de éste se hace cargo un abogado privado porque no puede beneficiarse de la justicia gratuita, al de oficio el arrestado no le puede pagar la asistencia aunque sí sucede en otras comunidades autónomas. Si el procedimiento se sobresee provisionalmente, a pesar del trabajo realizado, el letrado no cobra por él. Y por las ejecuciones de sentencia, en las que el letrado ha de estar pendiente de que el cliente cumpla la condena, Herrero destaca que tampoco se abona nada.

Pero a pesar de todo, pese a la carga de trabajo y la falta de reconocimiento a su labor en algunas ocasiones, estos letrados siguen en el turno de oficio y, de momento, no tienen previsto dejarlo. «No cobramos prácticamente nada, pero es gratificante. Es cañero y a mí me gusta la caña, el estrado, ponerme la toga. Me gusta y de momento seguiré», señala Rodrigo. «Está mal pagado, pero es gratificante igual», coincide Hernando y sostiene que ella seguirá porque le «encanta». «A mí lo que más me gusta del turno es conseguir que se haga justicia con la gente a la que se acusa falsamente. Me gusta el trato, la gente; a veces cometen un delito pero no son criminales. Y ésta es también una labor social, educas a la gente, ves que se encauzan, y eso da satisfacción personal», concluye.