Cuando Pedro Hormigo recibió en febrero el encargo de crear los Premios Diario de Ibiza tuvo claro que quería reflejar en esta obra la historia del periódico a través de uno de los aspectos que le resultaban más atractivos, la impresión. Para el artista ibicenco encontrar la idea definitiva «fue complicado». Le llevó algunas semanas hasta que en Formentera le llegó la inspiración y vio claramente el diseño en su cabeza. Quería plasmar en una pieza de bronce la evolución del Diario de Ibiza a través de los cambios experimentados en su tipografía a lo largo de sus 125 años de historia. Desde el primer borrador hasta que la escultura definitiva vio la luz han transcurrido más de tres meses.

El diseño

La estatuilla de bronce, de unos treinta centímetros, está formada por 13 tipos móviles de imprenta apilados formando la cabecera de Diario de Ibiza. En cada tipo aparecen en alto relieve, como si estuvieran listos para ser entintados e impresos, un año, empezando por 1893, y en otra cara, una de las trece letras que componen Diario de Ibiza, representándola con la tipografía de esa fecha. En el lado opuesto aparece la misma letra, pero en bajo relieve y empleando la tipografía vigente hoy en día.

El movimiento curvilíneo que tiene la pieza da protagonismo al plano en el que se lee positivada la cabecera de Diario de Ibiza con su diseño actual. También destacan tres fechas: 1893, el año de fundación de Es Diari; 1991, la fecha en que Prensa Ibérica compró el periódico; y 2018, la de entrega del galardón. En la cúspide de la estatuilla llama la atención, esculpida en el último tipo, la @, que representa el último momento destacado en la historia del periódico, la transformación digital, y que simboliza también un presente y un futuro ligado a las nuevas tecnologías.

Como explica el escultor, a la hora de escoger los años a representar en la escultura, aparte de 1893, 1991 y 2018, seleccionó aquellos en los que se produjo un cambio en la tipografía de la publicación. Algunas de las fechas también son relevantes en la vida de la familia Hormigo. Es el caso de 1900, año de nacimiento de Antonio Hormigo Josefa, pionero de esta estirpe de escultores ibicenca, padre de Antonio Hormigo Escandell y abuelo del artista que ha creado este galardón.

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Pedro Hormigo, el mago del fuego y el bronce

La ejecución

Hormigo se ha encargado de todo el proceso, incluyendo las partes técnicas como la creación de los distintos moldes y la fundición. Y es que el escultor no olvida toda la experiencia que adquirió especialmente en su juventud durante su estancia en Nueva York, donde trabajó de monitor en una escuela de fundición, produciendo obras para otros artistas. «Sólo necesité ayuda el día que tiré el metal porque yo solo no puedo levantar el crisol que contiene el bronce fundido», explica.

Para empezar a dar forma a la idea que tenía en mente, Hormigo hizo primero un boceto en papel y un primer bosquejo que representaba los tipos con cajitas de cartón. Después llegó el momento de trabajar con cera. Talló cada tipo, apilándolo y soldándolo con el resto.

A partir de esta pieza original en cera creó un molde de silicona que le permitió hacer más de una decena de copias de nuevo en cera. A continuación, también de este mismo material hizo ´el árbol´, la estructura que permitiría luego crear el espacio por donde en el molde de fundición entraría y se repartiría el metal y saldrían los gases.

Con las copias de cera unidas a este ´árbol´, formado por una copa y un eje central, Hormigo creó los moldes de fundición de mortero refractario. Para quitar los restos de cera y el agua que acumulaba el mortero introdujo los moldes en un horno «tipo cerámico» a 600 grados. Este proceso se prolongó prácticamente dos días en los que el escultor se mantuvo despierto pendiente del horno.

Una vez limpios los moldes, llegó lo que para Hormigo es «el momento mágico». Primero fundió el bronce en un crisol dentro de un horno de fundición construido por él mismo y luego lo vertió sobre los moldes, previamente reforzados. Para el artista, «dentro del proceso técnico lo más bonito es echar el metal».

Tras obtener las esculturas en bronce llegó el momento de retocarlas. Las cinceló, eliminando las imperfecciones, les dio «una pátina de negro francés» con la intención de imitar la tinta, y las pulió destacando los motivos que quería que se vieran en dorado. Luego ancló las estatuillas a unas bases de mármol en las que colocó las placas con el nombre de los premiados.

Cada uno de los galardonados recibió una figura en el transcurso de la gala celebrado el pasado viernes en el Palacio de Congresos de Ibiza: la Unidad de Cuidados Paliativos, Premio a la Acción Social; la Aliança Mar Blava, a la Protección del Medio Ambiente; Las Dalias, a la Iniciativa Empresarial; Felip Cirer, a la Promoción Cultural y Educativa, y David Marqués, Personaje del Año.