La cineasta, escritora y activista contra el tráfico de mujeres para su explotación sexual Mabel Lozano insistió en que la prostitución y la trata de blancas van «de la mano», en la charla que ofreció ayer por la tarde en el Consell de Ibiza, en el marco de las jornadas 'Prostitución y salud' que organiza Metges del món. Además, la autora de 'El proxeneta' y de 'Chicas nuevas 24 horas', nominado a los Premios Goya en la sección de documentales en 2016, remarcó que las prostitutas no lo son voluntariamente, sino que les lleva a ello su situación de vulnerabilidad, pobreza y carecer de herramientas. «Como dice un amigo fiscal, el día que una compañera decida dejar la profesión para ejercer la prostitución, me creeré que ellas deciden dedicarse a ello. Yo nunca me he encontrado a mujeres de vida alegre», comentó Lozano, que lucha contra la trata desde hace 12 años.

La conferenciante aseguró que el acercamiento a ellas fue «terrible» por su vulnerabilidad, por las vejaciones que sufrían, por cómo eran captadas en su país y explotados en España para ser desechadas tres años después porque ya no valían. Tras denunciar en la película 'Voces' la explotación sexual se dio cuenta de que, sin pretenderlo, había generado pena hacia las mujeres que ejercían la prostitución. «Se las revictimizaba, pero sus casos no generaban reflexión ni debate, sólo lástima, y en muchos casos incluso se las cuestionaba. Yo no quería hacer pornografía de su sufrimiento», señaló la activista.

En los países de captación

Su investigación también le llevó a hacer viajes «a la inversa de los que hacen las víctima de trata», ya que igual que hay países de explotación sexual también hay de captación, que suelen ser, como remarcó Lozano, « pobres y corruptos». Con el mismo objetivo, denunciar la situación de las víctimas de trata, cambió el foco y se fijó en los puteros. Después de doce años de estar en la calle, en contacto con mujeres en situación de prostitución, con asociaciones, de colaboración con la Policía Nacional, en concreto con la Ucrif (Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales), la cineasta y escritora afirmó que creía «saberlo todo» sobre la prostitución hasta que se dio cuenta de que desconocía quiénes movían los hilos hasta que un inspector de la Ucrif la puso en contacto con uno de los mayores esclavistas de mujeres en España conocido como 'El músico'. Él es el protagonista de 'El proxeneta', que cuenta en primera persona su experiencia, donde comenzó como portero de un burdel de Barcelona, y cómo evoluciona en España esta industria, «la segunda ilegal más rentable sólo por detrás de las drogas», de «macarras y chulos» a los actuales proxenetas.

El punto de inflexión lo marcaron las Olimpiadas del 92, cuando esos mismos macarras viajaron a otros países para captar jóvenes, sobre todo de Brasil y de la República Dominicana. Para convencerlas, les prometen un futuro mejor, pero no les advierten de las condiciones reales. Lo peor de todo es que se ven inmersas en un «sistema de explotación» del que es muy difícil salir. «¿Qué hacen después? Cuando tu cuerpo vale cinco euros, piensas que tu vida no vale nada», concluyó Lozano.