n La prueba más elocuente de que los olivos que proceden del exterior no son objeto de control alguno por parte de las instituciones es que esta misma semana llegaron varios ejemplares al vivero Eiviss Garden para su venta al público. Como tiene por costumbre, su dueño, Marco Cleries, avisó al Consell para que los supervisaran, «pero dijeron que ellos no controlan este tipo de árboles».

En cambio, los viveros y floristerías de Ibiza sí reciben la visita «cada dos por tres» de los funcionarios del Consell ibicenco para comprar el buen estado de los vegetales y tratar de detectar plagas. «Hay veces que a determinadas partidas de plantas le ponen una pegatina y quedan inmovilizadas», explicó. En otras ocasiones, los inspectores de Consell se llevan los vegetales para analizar, «y a veces, por cierto, tardan dos semanas en devolverlos», lamentó el empresario.

Cleries señaló que, como norma general, son los propios dueños de los viveros los que avisan al Consell de que ha llegado una nueva remesa de plantas y piden que acudan a analizarlas.

Aunque, según este empresario, la mayoría de la quincena de viveros que hay en Ibiza cumple con esta práctica y tiene sus vegetales adecuadamente documentados, no siempre es así. «A veces me falta alguna planta y la he de comprar a otro establecimiento de la isla. Me ha llegado a suceder que me venden plantas sin el pasaporte sanitario ni la ficha correspondiente. Cuando se la reclamo me dicen que ya me la enviarán», señala el encargado de Eiviss Garden.

Recientemente, inspectores de la Unión Europea visitaron un establecimiento de la zona oeste de Ibiza «y allí no había ningún control» relató. Sin embargo, no constan multas ni sanciones.

«Se debería hacer como en Canarias, donde se descubrió un positivo en picudo rojo y acto seguido se prohibió totalmente la entrada de palmeras a la isla. Y allí se ha acabado el picudo rojo», señaló.