n Kike Sarasola no deja indiferente a nadie, entre otras razones porque no tiene pelos en la lengua: «Soy inconformista. Si Barceló va para un lado, yo voy para el otro. ¿Por qué? Por joder», soltó ayer poco antes de proponer 'piolines' para albergar a temporeros.

Dice Sarasola que en sus empresas, como Room Mate Hotels, se ponen «en la piel del cliente». Y tanto: «Decimos que les hacemos el amor. No solo un polvito. Y ellos notan cuando se les trata bien». Que no se haga nadie ilusiones: es una metáfora, nada que ver con esa «experiencia» tan manida a la que aluden ahora los empresarios turísticos.

Dice que busca «la felicidad» de los turistas porque «es rentable... si ven que el trato no es falso», recalca. «Una persona contenta pagará más y vendrá más veces», afirma. Por eso, cuando contrata a un trabajador se fija «en su actitud». El que «sonríe y sabe tratar a los clientes», fichado.

Sarasola, que busca hotel en la isla, instó a instituciones e iniciativa privada a «poner las bases» de lo que quieren que sea Eivissa dentro de una década, arremetió contra Ada Colau, alcaldesa de Barcelona («se ha cargado la gallina de los huevos de oro» al suspender la aprobación de licencias turísticas), y culpó de la turismofobia a los « lobbies hoteleros» que acusan de la masificación a plataformas como Booking o AirBnb. Vamos, que se quedó ayer a gusto.