El cemento y el ladrillo sustituyeron en su día a la tierra y la cal, alteraron su infalible sistema de construcción tradicional e hicieron peligrar una de las mayores joyas del patrimonio ibicenco, el retablo gótico de la iglesia de Jesús, una extraordinaria obra atribuida a Rodrigo de Osona que data del siglo XV. Los nuevos materiales que se han ido introduciendo en las últimas décadas en las paredes del templo provocaron una humedad del 80% dentro del recinto, causando un importante deterioro en el retablo. Tras una minuciosa restauración finalizada ya hace un año, esta joya del gótico español espera ahora que se complete la rehabilitación de la iglesia para regresar al lugar donde ha estado más de cinco siglos.

«La iglesia ha sufrido intervenciones muy agresivas que no dejaban transpirar a las piedras y lo que buscamos ahora es que la iglesia respire, que pueda recuperar aquel estado original en la medida que sea posible», recalca la arqueóloga Andrea Torres, que junto a Ángeles Martín, es la encargada de guiar a los visitantes en las jornadas que ha organizado el Consell para conocer los hallazgos descubiertos en el templo. La institución insular es la responsable de realizar la rehabilitación y cuenta con la colaboración del Obispado de Ibiza y Formentera y el Ayuntamiento de Santa Eulària. Los trabajos también están bajo la supervisión del Ministerio de Cultura, que una vez al mes revisa la intervención. La intención es que las obras, esta vez sí (las realizadas en 2016 no fueron suficientes), reciban el visto bueno del ministerio y se puedan inaugurar este año en las fiestas de Jesús, que se celebran el próximo mes de septiembre.

Tapial y rectangular

Como el principal objetivo de esta obra era acabar con la devastadora humedad que sufría el templo y no hay maquinaria posible que redujera tal condensación sin alterar aún más el recinto, lo primero que se ha hizo fue desnudar las paredes de la iglesia para tratar de eliminar los elementos extraños. «Las paredes nos hablan y nos están diciendo muchas cosas», remarca la arqueóloga, mientras recorre el interior de la iglesia. Y así es, el equipo técnico ha descubierto en ellas uno de los aspectos más destacados de la obra: estaba construida en su totalidad en tapial, es decir con tierra apisonada y cal, un material económico y rústico; además en su origen el templo era una única estructura rectangular a la que posteriormente se le fueron añadiendo distintos elementos, como las capillas y el presbiterio.

Un pequeño paseo por el interior con Andrea Torres es suficiente para comprender las explicaciones que ofrece con tanto empeño sobre la evolución del templo. En las paredes descubiertas se observan perfectamente la tierra («los muros son de 80 centímetros», cuenta) y otros elementos, como el cemento, que se han añadido posteriormente a un templo que empezó a construirse a mediados del siglo XV. Por ejemplo, se aprecia perfectamente cómo la parte derecha de la iglesia se ganó a la casa parroquial y así lo atestiguan un arco y el trozo de lo que fue el techo de la vivienda. También se comprueba, con desazón, cómo se abrieron las capillas laterales con unos arcos realizados con ladrillos para convertirlos en pasillos. «Eran otros tiempos y entonces no había tanta conciencia sobre el patrimonio y los elementos naturales que tenemos ahora», razona Torres.

En el interior también se ha descubierto la policromía con la que alguna vez estuvo decorada la iglesia. Como se aprecia en algunos casos eran colores muy vivos y destacan las pilastras y capiteles, algunos de ellos pintados con franjas rojas y amarillas o con colores azules. Como en otros hallazgos, los técnicos desconocen de cuándo datan y ahora de lo que tratan es de documentarlo.

«Cuando la iglesia se convirtió en parroquia en el siglo XVIII se acometieron muchas reformas y es probable que algunos de los hallazgos sean de esa época», señala Torres.

En la parte izquierda del templo, que también fue construida posteriormente, se aprecian las intervenciones y en ella se sitúa lo que en su día fue la capilla principal.

Las descubiertas paredes del exterior también son muy clarificadoras de la evolución que ha experimentado la iglesia en estos siglos, «son todo un manual de historia», y es fácil comprobar los añadidos realizados así como algunas de las técnicas que se utilizaron para su construcción, como el opus spicatum o espina de pez, un tipo de construcción que utilizaban los romanos y que también se puede observar en las torres de defensa y construcciones de paret seca muy antiguas de la isla.

La fachada, la original

Durante las obras de rehabilitación hubo unos días que la fachada de la iglesia se quedó al descubierto sin la tela que protege las obras y la piedra a la vista. «Fue increíble, dos de cada tres personas que pasaban por aquí nos preguntaban si se quedaría así porque estaba muy bonita», señala Andrea Torres, quien aclara que la fachada recuperará su estado original. «Es como tiene que ser, la fachada ha der ser blanca, encalada, como ha sido hasta ahora», apunta la arqueóloga.

A la visita de ayer al mediodía solo se había apuntado una persona, pero el día anterior fueron diez y también visitaron las obras los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios, «que disfrutaron muchísimo». El Consell ha organizado varias jornadas de visita en dos turnos, la próxima será mañana viernes a las 19 y a las 20 horas. y la última el día 3 de mayo a las 11.30, 12.30, 19 y 20 horas.