Después de una exhaustiva revisión por parte de los técnicos, AENA (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea) confirmó ayer a este diario que las puertas de emergencia de la zona de equipajes del aeropuerto de Ibiza funcionaban «perfectamente» el sábado por la noche. Una veintena de personas que se hallaban en este lugar cuando se produjo el fallo en un SAI (Sistema de Alimentación Ininterrumpido), se quedaron atrapadas allí durante unos diez interminables minutos. En total, este problema afectó a 14 vuelos y tres de ellos fueron cancelados.

Una portavoz de AENA señaló que son conscientes de que el nerviosismo de quienes el sábado por la noche quisieron salir de la zona que se inundaba de humo por un fallo eléctrico provocó que intentaran hacerlo por las puertas habituales que, al funcionar mediante un sistema de sensores, quedaron bloqueadas hasta que se recuperó el suministro de energía eléctrica.

Además, la misma portavoz confirmó que la avería quedó solucionada dos horas después del incidente, en torno a las 22.30 horas, y que desde ese momento el aeropuerto operó con absoluta normalidad. «Hay puertas de emergencia suficientes según normativa, están señalizadas y funcionan perfectamente para ser utilizadas en caso de evacuación», explicaron fuentes de AENA, que también agregaron que ayer las volvieron a revisar para confirmar su correcto funcionamiento.

Por su parte, el director del aeropuerto de Ibiza, Roberto Llamas, destacó ayer la rapidez con la que se recuperó la tranquilidad en es Codolar y resaltó que en dos horas «las operaciones ya se llevaban a cabo con normalidad». Asimismo, insistió en que el aeropuerto ibicenco está «preparado» para resolver cualquier eventualidad.

El domingo por la mañana las salidas y llegadas de los vuelos nacionales e internacionales no sufrieron retrasos y los pasajeros realizaron sus embarques sin ningún problema. Una trabajadora de Vueling explicó que la mañana estaba transcurriendo «como siempre» y que el problema originado el sábado por la noche no había afectado al funcionamiento habitual de la compañía.

El suceso ocurrió el sábado, sobre las 20.15 horas. Según relató un testigo, primero se fue la luz y empezó a detectarse un olor muy desagradable en la sala, seguido a continuación de la presencia de humo procedente de los túneles por donde se descargan las maletas, que se hacía más denso por momentos. Entonces, se cerraron automáticamente puertas y persianas, dejando atrapados dentro y sin ventilación a 12 ó 14 pasajeros de Ryanair y varios trabajadores de la terminal y las compañías de alquiler de vehículos que se encontraban allí.

La normalidad comenzó a restablecerse pasadas las diez de la noche. Los técnicos cambiaron la pieza dañada, la luz volvió y, con ella, las operaciones de salida y un monumental atasco en los accesos al aeropuerto, donde el apagón había afectado también al aparcamiento y tuvieron que subir las barreras porque estaba lleno de coches.