Dicen que mayo es el mes de las bodas, pero eso no es algo que se cumpla en la ciudad de Ibiza. En la capital oficiosa de la isla es septiembre el periodo preferido para darse el ´sí quiero´, al menos así ha sido durante los últimos dos años, ya que sólo en estos 30 días se concentran una cuarta parte de las bodas civiles que se celebran en espacios públicos del municipio.

Entre 2015 y 2016 la ciudad, o al menos los espacios que dependen del Ayuntamiento, han acogido 162 ceremonias, de las que 39 se realizaron en el noveno mes del año y otras 35 en octubre. Sumando ambos periodos, resulta que entre finales de verano y principios de otoño se celebran el 46% de los enlaces matrimoniales que se oficializan en algún espacio municipal en la ciudad.

Otro dato cuando menos curioso es el de la prudencia de los contrayentes, que prefieren casarse bajo techo antes que correr el riesgo de una boda a cielo abierto, expuesta a las inclemencias del tiempo. Pocos se dejan seducir por la tentación de unir sus vidas en el marco incomparable de alguno de los baluartes del recinto amurallado y con la espectacular panorámica de la ciudad y su puerto como fondo de postal.

Todos los meses del año

Al contrario, la moderna sala de plenos de Can Botino se impone como único escenario en la mayoría de meses del año para los enlaces matrimoniales. De hecho, fue el único escenario de las bodas celebradas en dependencias municipales durante ocho meses de 2015 y en otros seis meses de este último año.

La moderna sala de plenos del edificio ha acogido algún enlace todos los meses de los últimos dos años, pero en los periodos de meteorología más benigna los novios también han elegido alguno de los baluartes ­-el de Santa Tecla este último año, aunque en 2015 se celebró al menos un enlace en el de Sant Pere-­, el bello claustro del antiguo convento de los Dominicos o la sala capitular donde se celebraban los plenos hasta la reforma de Can Botino.

También habrá tenido que ver algo en la elección el hecho de que el precio entre uno u otro lugar para el enlace se incrementa en varios ceros. Si se celebra una sencilla ceremonia en Can Botino -con un parlamento de 20 minutos de duración a cargo del alcalde o el concejal delegado, según estipula la ordenanza municipal correspondiente-, la tasa se queda en unos muy aceptables 60 euros, si al menos uno de los contrayentes es residente. Por contra, si la boda se celebra en el baluarte de Santa Llúcia e incluye catering, el precio se encarece hasta los 2.000 euros. Esto es así también porque, en este caso, se amplía hasta las seis horas la autorización para ocupar este espacio público y también se permite el acceso de un número limitado de vehículos. Nadie ha elegido esta opción, la más cara de Vila, en los últimos dos años.

Tasa para cubrir gastos

Y es que el Ayuntamiento tiene establecidas unas tasas que principalmente se orientan a cubrir el coste del enlace para las arcas municipales. Según explican desde el Consistorio, estas ceremonias generan unos gastos para el Ayuntamiento, que debe destinar personal a atenderlas y a menudo éstas se celebran fuera del horario laboral de los trabajadores municipales, además de la limpieza de los espacios utilizados, el montaje de sillas u otros elementos, incluso de la decoración, como estipula la ordenanza fiscal que se aplica desde 2012.

Este tipo de ceremonias generaron unos ingresos para las arcas municipales de 14.700 euros en los dos últimos años. En 2016 las tasas han supuesto una recaudación de 8.580 euros, lo que representa un apreciable incremento del 35% respecto a lo que ingresó el Ayuntamiento en 2015, 6.120 euros en total, gracias a un aumento de la recaudación de 2.130 euros de un año a otro.

Lo cierto es que aumentaron los enlaces, pero no al mismo ritmo, ya que de las 76 bodas de 2015 se ha pasado a las 86 del año recién terminado. El incremento de la recaudación se ha producito tanto entre residentes en el municipio como en los no empadronados, aunque subió más entre estos últimos (1.200 euros más), que también pagan más por casarse en Vila. Hay que señalar que los residentes en Vila tienen una bonificación en las tasas del 50%. Aunque al menos uno debe llevar más de tres años empadronado en el municipio para acogerse a este beneficio.