El torrente de Buscastell, cargado con las fuertes precipitaciones caídas durante la noche en es Pla de Sant Mateu y en Santa Agnès, se desbordó desde las seis de la madrugada de ayer en varias zonas de es Pla de Sant Antoni y anegó viviendas y campos de cultivo, reventó muros y convirtió en una piscina los 600 metros de la alameda de entrada a la localidad. El torrente de es Regueró, que como el de Buscastell desagua en s´Arenal, también se desbordó en algunos tramos. En el paseo de ses Fonts una palmera cayó sobre el toldo de un establecimiento y se produjo un vertido de fecales, mientras que el colegio Santa Agnès tuvo que suspender las clases debido a las goteras.

El acceso a Sant Antoni fue cortado entre las rotondas de ses Païsses y del Lidl desde primeras horas de la mañana (no fue reabierto hasta las 17 horas) porque el agua inundó 600 metros asfaltados, desde donde comienza la hilera de plataneros hasta las cercanías del supermercado. El tramo se convirtió en una inmensa y alargada piscina de color marrón (por el barro que llevaba) por la que el agua discurría con fuerza, una especie de torrente en paralelo al de es Buscastell, donde al final, en su trayectoria canalizada hacia s´Arenal, vertía poco a poco su contenido. También desaguaba parcialmente en una parcela (totalmente anegada) situada a la altura del circuito de karts. Varios negocios, como el de Serviman, viviendas particulares y campos de cultivo de esa área también sufrieron inundaciones. El agua alcanzaba las ventanillas de numerosos coches aparcados.

Árboles bajo el agua

El torrente se desbordó a la altura de la calle des Rosers de ses Païsses y penetró en un campo de cultivo, donde la presión reventó un largo y antiguo muro de piedra. La riada desembocó entonces con fuerza en otro terreno lleno de naranjos y palmeras, de los que solo se veían sus copas. Allí el agua alcanzó casi dos metros de altura. Marcel, su propietario, abrió entonces un boquete en otro muro colindante con Villa los Arcos para desaguar poco a poco, ya que temía que también se venciera por la presión y provocara una avenida de efectos devastadores. Pese a todo, el agua cubría casi un palmo del salón de la casa anexa, que sus inquilinos extraían sin parar con fregonas y escobas.

Cerca, la tromba inundó un aparcamiento subterráneo, que durante todo el día fue achicado con bombas. En frente, en la carretera E-30, había charcos que dificultaban la circulación. Para desaguarlos se abrieron las alcantarillas.

En Can Guillemó sucedió lo mismo que en ses Païsses. El propietario de Can Pep Costera abrió una vía con un pico en un muro de hormigón pegado a su vivienda para desaguar el campo colindante. Aun así, se infiltraba y salía a borbotones por el suelo de su casa e, incluso, por los enchufes. Todo el inmueble estaba encharcado y para acceder a él por la calle había que pisar dos palmos de agua a lo largo de una veintena de metros.

Un pino caído en es Broll

La tormenta y un árbol también provocaron el corte del Camí des Broll de Buscastell durante varias horas. El torrente se desbordo en varios tramos e incluso se tragó el asfalto en las proximidades del cruce con la carretera que une Santa Agnès con Sant Rafel. La corriente corría con tanta fuerza que incluso resultaba peligroso atravesar el camino con un todo terreno. Pero además, un enorme pino se desplomó a la altura de Can Raconada sobre las 9 horas. A mediodía, cuatro bomberos lo cortaron a trozos para despejar esa vía.

Cati Torres, vecina de es Broll, aseguraba que en 30 años no había visto el torrente de Buscastell tan cargado. Numerosas personas se concentraban en los puentes para contemplarlo y recordar que pocas veces vieron su cauce tan lleno. A la altura del puente de la PMV-812-1, el torrente alcanzó los 1,5 metros de altura. A su paso, el agua dejó como huella numerosos arbustos aplastados.

En Sant Josep, las zonas más afectadas por desprendimientos de tierra y piedras sobre la vía fueron las carreteras de sa Caleta, Cala d´Hort, Cala Vedella, es Cubells (donde una enorme roca bloqueó el camino) y la calle de sa Font des Verger. Los servicios municipales también retiraron desprendimientos en la zona de Cala Bassa, a 100 metros de es Cucó.