Por sus cascos los conoceréis. En los de ellas predominan los tonos rosas y ellos se decantan sobre todo por el azul. La distinción trasciende incluso las edades, aunque con los años la paleta de colores se amplía, las usuarias de las dos ruedas eligen a menudo tonos pastel y a sus compañeros de afición les gustan más los negros y grises, con frecuencia combinados con otros colores. El Día de la Bici de Vila no es una prueba competitiva, pero de toda la amalgama de cascos que desfilaron ayer por la plaza de Antoni Albert, el centro neurálgico de la cita el de David Ferrer ganaba la partida de los más molones por varios cuerpos.

Ni azul ni rosa ni siquiera rojo, David salió a la calle con un tigre en la cabeza, una fiera que le gusta «mucho». Se lo trajeron los Reyes Magos y está rematado con los correspondientes colmillos que le enmarcan la sien y también sobresalen por la barbilla, como si la fiera estuviera a punto de engullir la cabeza del crío. David tiene cuatro años y ayer aseguraba que es la tercera vez que participa, y la primera vez sin ruedines aunque hace un año que no los necesita. «Ya sé circular», decía en la cola del circuito de educación vial, aunque no está de más volver a repasar las señales como hacían muchos niños de su edad y bastantes años más mientras empezaban a llegar los participantes en alguna de las salidas de la mañana.

En total se inscribieron 1.219 ciclistas, con Francisco Rodríguez como el más veterano a sus 81 años y Nil López como el más pequeño, con solo ocho meses. En la prueba larga, de 13 kilómetros, participaron 533 ciclistas. Se inscribieron 393 participantes en la de seis kilómetros, para chavales entre 8 y 11 años con acompañante, y cien menos en la edición ´baby´, de 800 metros de recorrido.

La participación fue algo menor, 80 inscritos menos, que hace un año, aunque el concejal de Deportes, Agustín Perea, consideró un éxito que tantos desafiaran la previsión de fuertes vientos para participar en la fiesta reivindicativa de la bicicleta. «Aquí a la gente le cuesta muy poco cambiar de planes a última hora», comentaba con el alivio de no haberlo sufrido.

Mientras los benjamines aprendían a circular, los más mayores se entretenían en un circuito de obstáculos. Sin tener demasiada dificultad, puso a prueba la destreza de los que sacan poco la bici de casa. Perla María Costa, de 11 años, decía que a sus padres «les da miedo que salga sola y pase algo». Y como ella practica el baloncesto no le queda mucho tiempo para más deportes. Por eso le parece «divertido» pedalear por un día «por un circuito donde los coches no molestan».

En la ruta más larga, hubo una parada de más de un cuarto de hora en el cruce de la calle País Valencià con la avenida de España, que a muchos integrantes del pelotón se les hizo demasiado larga. El Ayuntamiento explicó que esta parada se hizo para reagrupar a los ciclistas y evitar que se alargara el corte del tráfico por algún rezagado.

A Fara Oliveira le encantaría poder acompañar a su hijo Diogo, de ocho años, «en bici» a clase, pero «da miedo» tratar de llegar desde el centro de Vila al colegio Can Mises pedaleando. Es «un recorrido corto», pero el primer cinturón supone una barrera infranqueable para ella. Ella pedalea «siempre» que puede, aunque como trabaja a cien metros de su casa solo se sube a la bici por deporte.

Lo mismo que Jesús Valverde, que confiesa que es un usuario «esporádico» de la bicicleta, un deporte que combina con la piscina y el gimnasio. A pesar de que trabaja en la ciudad, la bici no le sirve como medio para desplazarse «cada día» por sus hijos, que son pequeños, y se ve obligado a coger el coche para llevarlos a la guardería, aunque «en un futuro no muy tardío» sí le gustaría cambiar las cuatro por las dos ruedas. Cree que Vila es «un buen sitio» para desplazarse en bici, pero hacen falta más carriles bici «y adaptar las calles» para que los ciclistas puedan circular con más seguridad. Le gusta la sensación de que, aunque sólo sea por el Día del Pedal, «las calles son para la bici».

Aprovechando la cita, el Ayuntamiento dio a conocer el programa de ocho rutas cicloturistas para los meses que vienen. La próxima será el 20 de noviembre a s´Estanyol y en diciembre se pedaleará hasta sa Caleta, todas con una duración de unas tres horas.