Récord en los últimos años. El auge del consumo de metanfetamina, una sustancia peligrosa con consecuencias nefastas en ocasiones, y la moda de mezclar cada vez más estupefacientes en las noches de fiesta en la isla han disparado las cifras de turistas muertos a consecuencia de la ingesta de drogas hasta ocho el pasado verano, según las estadísticas elaboradas por este diario, puesto que no hay datos oficiales. Desde 2008, en el que también fueron ocho los decesos derivados del consumo de narcóticos y/o bebidas alcohólicas, las cifras eran relativamente bajas: una muerte en 2009, ninguna en 2010, dos en 2011 y cinco en 2012, siempre según los casos que trascendieron a la opinión pública y que fueron publicados por Diario de Ibiza (contando todos los fallecimientos, tanto de turistas como de residentes).

Casi todos los fallecidos el pasado verano estaban de vacaciones en Sant Antoni y la mayoría eran de origen británico. La muerte de Janine Mallett llamó mucho la atención, no solo en Ibiza, sino también en el Reino Unido. Esta mujer de 31 años estaba casada y tenía dos hijos, una niña de seis años y un niño de tres. Llevaba una vida tranquila en Stockton-on-Tees, un municipio de 150.000 habitantes del norte de Inglaterra. Decidió dejar unos días a su familia y viajó de vacaciones a la isla con unas amigas.

La fiesta se les fue de las manos y la madrugada del sábado 6 al domingo 7 de julio Mallett mezcló alcohol con éxtasis, cocaína, anfetamina y metanfetamina, según se desprende del informe preliminar de la autopsia. El cóctel tuvo consecuencias funestas y la joven se perdió del grupo. Su cadáver apareció flotando en el mar, muy cerca de la orilla, en la playa de s´Arenal.

La escocesa Gilliam Morach, de 37 años, llegó a Ibiza con su marido. Los dos bailaban de madrugada en la pista de una conocida discoteca de la autovía de Sant Antoni cuando la mujer empezó a sentirse mal. Una ambulancia la trasladó a Can Misses. El 11 de septiembre, seis días después del ingreso, los médicos certificaron su fallecimiento. Fuentes próximas al caso informaron de que había mezclado alcohol con varias drogas, entre ellas metanfetamina.

Un mes antes se produjo un fin de semana trágico en la isla, con la muerte de tres turistas, aunque uno de ellos por causas naturales. Un amigo del catalán Sergi Miguel B., que tenía 27 años, explicó que la madrugada del sábado 17 de agosto, antes de entrar en una discoteca de la autovía de Sant Antoni, habían bebido alcohol y habían ingerido ketamina y MDMA. La autopsia desveló que también había consumido metanfetamina.

El domingo 18 de agosto por la mañana varias personas se llevaron un gran susto cuando vieron flotando en el mar, en Platja d´en Bossa, el cadáver de John. S., un británico de 31 años que llevaba tres días en la isla. Sus amigos reconocieron que había tomado alcohol y la autopsia desveló que había mezclado además cocaína, éxtasis, anfetamina y, cómo no, la droga de moda, metanfetamina.

Paul Mark Guidon, un turista irlandés que tenía solo 22 años, murió ahogado el 10 de agosto en la piscina de los apartamentos de Cala de Bou en los que se alojaba con un grupo de amigos, que reconocieron que la noche anterior habían ingerido drogas.

Dos precipitados

Otros dos jóvenes murieron en verano al precipitarse al vacío después de tomar alcohol o drogas, aunque en ningún caso se relacionó con el fenómeno denominado balconing: no intentaron saltar a la piscina del hotel desde su balcón. El primer caso ocurrió al principio de la temporada. El 1 de junio sobre las siete y media de la mañana un turista ruso de 35 años que buscaba su habitación en un pasillo del interior de un hotel de lujo de Vila se asomó a una barandilla y se precipitó al vacío desde una altura de cinco pisos. Fuentes de la investigación explicaron, después de comprobar las grabaciones de las cámaras de seguridad, que parecía que estaba muy borracho.

También cayó, aunque en este caso desde un tercer piso, Grant Peter Weston, un galés de 24 años que había venido a la isla con un grupo de amigos, entre ellos su novia. Los jóvenes vieron a Weston tan borracho que decidieron llevarlo de vuelta al hotel Vedrà de Sant Antoni, donde se alojaban, y encerrarlo en su habitación. Sin embargo, consiguió abrir la puerta del balcón. Antes de acabar en el suelo, rebotó en la barandilla del segundo piso y en dos coches que estaban aparcados en la esquina de las calles del Mar y San Antonio. Murió en el acto.

El octavo fallecido es Christian Bale, un británico de 24 años de edad que se golpeó la cabeza contra el suelo el 4 de agosto de madrugada en la habitación del hotel que compartía con un amigo, que reconoció que estaban muy borrachos.